:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F776%2Fb89%2F6a6%2F776b896a66025dbfe86c1998ebe76086.jpg)
El pasado 21 de mayo, el gobierno catalán, que presidía interinamente el republicano Pere Aragonès, firmaba la compra de 8 motos acuáticas, una embarcación pequeña y tres embarcaciones de mediana eslora. Hacía 15 días que se habían celebrado elecciones y ERC ya sabía que saldría del Govern, pero los republicanos quemaban sus últimos cartuchos efectuando costosas compras de bienes o servicios y realizando onerosas adjudicaciones que el sucesor de Aragonès tiene que pagar ahora.
Oficialmente, la compra de ese material era para poder patrullar el mar con motivo de la Copa América de Vela, que a los pocos meses iba a tener lugar en las aguas mediterráneas de Cataluña. Extraoficialmente, Esquerra daba un empujón a una operación política, con el visto bueno de Madrid, para fortalecer sus efectivos marítimos. Por un lado, el president Pere Aragonès quería para los Mossos d’Esquadra todo el protagonismo de la seguridad del evento, dada la repercusión mundial de la regata Copa América.
Eso no fue posible: la seguridad de la regata en el mar corrió a cargo de la Guardia Civil, que desplazó a Cataluña a 250 agentes y a cinco patrulleras, entre ellas a su buque insignia, el Río Segura, que tiene helipuerto, con el objeto de vigilar que no hubiese atentados con submarinos o torpedos durante la celebración del evento.
Pedro Sánchez cedió a los Mossos todo el protagonismo del plan director de seguridad, conforme exigía ERC, ya que se hicieron con el control de la seguridad en la línea de mar, dentro del Puerto y en las instalaciones portuarias, pero la Guardia Civil mantuvo su predominio en las aguas marinas (como está establecido por ley) y la Policía Nacional se ocupó del control de documentación, ya que es la que tiene competencias en extranjería y fronteras.
Aún así, la Generalitat catalana intentó meter baza en el vistoso aparato de seguridad del mar y, para ello, compró 8 motos acuáticas y 4 embarcaciones. Las motos le costaron 208.120 euros y fueron adquiridas a la compañía Forove. La embarcación pequeña (de 5,30 metros de eslora) se compró a Zodiac España por 122.210 euros y las tres embarcaciones de mediana eslora (de 8,60 metros) se adquirieron a la empresa gallega Vanguard Marine por 673.244 euros. En total, algo más de un millón de euros que tuvo que abonar el erario público.
Críticas a la operación
En algunos sectores socialistas se critica la premura de la operación, dado que no es normal que un Govern en funciones realice determinadas adquisiciones. Y, por otro lado, la compra se hubiera podido hacer antes con total tranquilidad y no tras las elecciones, cuando ERC ya sabía que no seguiría manteniendo el control de la Administración catalana. "En estos casos, se suele dejar la decisión al equipo entrante, más que nada para no levantar suspicacias", señalan las fuentes.
Pero tras la operación, efectuada por un Govern en funciones, se esconde una de mayor calado: la formación de una división naval de los Mossos d'Esquadra (para la que aún no hay material ni efectivos humanos suficientes) que esperan asumir competencias en aguas litorales catalanas, desplazando a la Guardia Civil, que tiene las competencias por ley.
Las compras se añadían, así, a 4 embarcaciones de pequeña eslora y 3 más de gran eslora que ERC había adquirido un par de años antes, poco después de que Pere Aragonès llegase a la presidencia de la Generalitat. En diciembre de 2021, el Govern decidió la adjudicación de esas siete primeras embarcaciones y en febrero de 2022 se formalizaron los contratos de compra. Esquerra deja, así, una Unidad Marítima de los Mossos (que había sido creada en 2020 y que absorbió a la Unidad Acuática que funcionaba con pequeñas fuera borda desde 2008) compuesta por una flotilla de 11 embarcaciones, al margen de las motos. También utiliza alguna fueraborda incautada a narcotraficantes.
Informe interno del Govern
Dos de las tres embarcaciones de gran eslora fueron compradas a la empresa Fénix Cruises, de Josep Maria Quer Puignau. Son barcos de poliéster-vinilo reforzado con fibra de vidrio y carbono. Su precio fue de 976.447,39 euros. La otra embarcación fue comprada a Quer Professional Boats SL, del mismo propietario, por 488.776,36 euros. Según el contrato, debían permitir "una rápida salida al mar y la realización de navegaciones y patrullajes a una distancia de la costa de hasta un mínimo de 12 millas náuticas”. Asimismo, debían estar diseñadas y preparadas “para poder realizar navegaciones en condiciones del estado de mar nivel 5 de la escala Douglas". Esto significa que solo pueden navegar con mar gruesa como mucho, pero han de amarrarse a puerto con mar muy gruesa (olas de 4 metros o más), arbolada, montañosa o enorme, según esta misma escala.
Un informe interno de la Dirección General de la Policía justificaba la compra debido a que los Mossos tienen encomendada, entre otras cosas, "la vigilancia, patrullaje y control de las aguas marítimas para prevenir la comisión de delitos", las infracciones administrativas sobre marina comercial, pesquera y deportiva, el salvamento marítimo y "la inspección y control de los entornos naturales marítimos y la persecución de las actividades que atentes contra la normativa medioambiental". En realidad, los Mossos solo pueden operar en aguas intraterritoriales. "Incluso si el mar escupe un cuerpo a la playa, ha de ser la Guardia Civil quien participe en el levantamiento del cadáver y se haga cargo de las investigaciones", explican fuentes solventes a El Confidencial.
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