Pote, el bar de Prosperidad con café de especialidad, menú del día y una tortilla excelente

Pote, el bar de Prosperidad con café de especialidad, menú del día y una tortilla excelente

La luz del mediodía se cuela por los amplios ventanales de Pote. La estrecha calle de Mantuano, a escasos metros del mercado de Prosperidad, permanece en silencio. Sin embargo, en el interior del local todo es bullicio. Una amplia y diversa clientela, formada mayormente por vecinos de la zona, aguarda los platos del menú del día. El ambiente es reconocible, se siente algo de los bares de antaño, pero la decoración minimalista y lo que va saliendo de la cocina, recetas con un toque exótico, indican que estamos ante algo diferente.

Julián Felenbok aterrizó en Madrid con una idea clara: abrir un bar donde el café de especialidad conviviera con la esencia de la hostelería tradicional. "No quería una cafetería de especialidad al uso, quería un bar de los de siempre, con barra, con tapas, pero donde se sirviera buen café", explica este argentino, que se crió en una zona próxima a la cancha de River. Así nació Pote en junio de 2024, en el castizo barrio de Prosperidad, en un establecimiento con historia y con un mostrador de los de antes, de estaño, que ha visto pasar generaciones de vecinos.

Abraham Rivera

El proyecto surgió tras años de experiencia en el mundo del café. Felenbok empezó en cafeterías de especialidad, como el clásico Negro, en Buenos Aires; pero también trabajó en bares y restaurantes de la geografía española, donde es necesario mencionar Yum, el vegetariano de Segovia. En Pote, quería mezclar ambos mundos: el del café bien hecho con el del bar donde todo el mundo se siente cómodo.

Un bar con café, tortilla y menú del día

Felenbok, barista de profesión, aterrizó en Europa hace casi una década con dos objetivos: crecer en el mundo del café de especialidad y jugar al balonmano. Tras pasar por Barcelona y Segovia, terminó en Madrid, donde trabajó en diferentes cafeterías de especialidad antes de lanzar su propio proyecto. "Yo no quería abrir una cafetería. Quiero que Pote sea un bar, que la gente entre a pedir un café, un vino o una caña sin pensar si es un sitio de especialidad o no", explica. Al fin y al cabo, su propia experiencia le iba marcando el camino a seguir.

Una de las famosas tortillas del lugar. (Cedida)Una de las famosas tortillas del lugar. (Cedida) Una de las famosas tortillas del lugar. (Cedida)

El menú del día es una de las claves del éxito de Pote. De miércoles a viernes sirven alrededor de 60 menús por 13,50 euros, con una oferta corta pero rotativa. "Siempre hay opciones vegetarianas o veganas. En la actualidad, hay que darlas", dice Mónica Iglesias, la cocinera que se encuentra al frente de un recetario tan inquieto como apetecible. La asturiana ha sabido dotar de algo especial a platos que en principio pueden resultar comunes. Su buena mano se puede apreciar en un cocido en formato ramen, unos udón que transforma con una carbonara o un escabeche de verduras perfecto de acidez y punto.

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Y si hay una estrella en la carta, es la tortilla. "No somos una tortillería ni queremos serlo, pero la tortilla ha pegado fuerte", asegura el barista, que explica cómo la realizan al momento. La preparan sin cebolla, en pequeñas cantidades, con huevos de Campomayor y pan del obrador Madreamiga. Todas las mañanas, Iglesias se encarga de preparar unos 10 kilos de patata agria. "Es la que más me gusta", revela la chef.

De sándwiches y cafés a vinos naturales

En Pote también hay sándwiches, todos con su toque especial. "El pastrami lo hacemos nosotros, los pepinillos también son de receta casera", revela Iglesias, que según reconoce es lo que más le gusta elaborar. Además, tienen una versión mejorada del lomo con queso, un grilled cheese con tres variedades (cheddar, ahumado y mozzarella) y un vegetariano con setas al miso.

Las bebidas del negocio. (Cedida)Las bebidas del negocio. (Cedida) Las bebidas del negocio. (Cedida)

En la parte de bebidas, Felenbok apuesta por el café de especialidad sin complicaciones. "Un buen café para un bar tiene que ser achocolatado y equilibrado", explica. Trabajan con el tostador Nica, del barrio, y actualmente usan el Colibrí, un café de Nicaragua. Además, tienen limonada y pomelada caseras, y en la parte de vinos han apostado por referencias naturales y biodinámicas. "No queremos asustar al barrio, por eso elegimos vinos de entrada fácil, pero de calidad", dice Felenbok. En ese mismo umbral, entre aquello que define lo auténtico y hacer algo que puede resultar diferente, se les ve muy cómodos a los dos.

Un bar que también es escenario

Quizá la clave del éxito es que Pote no sólo es un bar de desayunos y comidas. Felenbok ha ido probando cuando llega la tarde con colaboraciones con otros proyectos. "Los viernes por la noche hacemos eventos, con marcas de comida o coctelería", explica. Ya han trabajado con la coctelería Marrufo y varias marcas que firman smash burgers.

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Además, una vez al mes organizan La Prospe Comedy, una sesión de monólogos con cómicos profesionales. "Un cliente que es cómico nos lo propuso. En Prosperidad no había nada así y está funcionando genial", cuenta, y añade como es una propuesta con profesionales deciden pasarse a probar sus chistes ante un público novel.

Un negocio de barrio con horarios sostenibles

Otra de las claves de Pote es su horario. Abren de miércoles a viernes de 8:30 a 17:00 y los fines de semana hasta las 15:30. "Queríamos un horario sostenible, que nos permitiera disfrutar de la hostelería sin quemarnos", dice Felenbok.

El interior de Pote, el local de moda de Prosperidad. (Cedida)El interior de Pote, el local de moda de Prosperidad. (Cedida) El interior de Pote, el local de moda de Prosperidad. (Cedida)

El local, de dos plantas, tiene capacidad para unas 30 personas sentadas y cuenta con un espacio superior que usan para reservas de grupos. "Tenemos un sistema de reservas entre semana para el menú del día y los fines de semana dejamos una mesa grande para grupos", explica.

Un sitio que Prosperidad ha hecho suyo

Desde su apertura, Pote se ha convertido en un punto de referencia en el barrio. "Yo vivo aquí, a cuatro calles, y la verdad es que el recibimiento ha sido brutal. Los vecinos están encantados", cuenta Felenbok.

En 2025 seguirán evolucionando. "Queremos seguir mejorando la eficiencia del servicio y optimizar el espacio", dice Felenbok. "Pero sin perder la esencia", como le gusta puntualizar a Iglesias, firme defensora de los bares de antes, que visita puntualmente cuando el trabajo le deja tiempo.

Y así llegamos al final de esta bella y sencilla historia, donde uno se da cuenta de Pote no es una cafetería ni una tasca tradicional. Es un sitio que mezcla las dos cosas, sin pretensiones y con un toque personal. Un bar de barrio, de los de siempre, pero con café de especialidad, vinos naturales y sándwiches hechos con mimo. Y con un equipo que ha logrado algo difícil: que Prosperidad lo haga suyo.



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