
El 72% de las mujeres de entre 25 y 49 con hijos menores de 12 años trabaja, frente a un 90% de los hombres.
El cuidado de familiares dependientes, ya sean hijos o padres, lastra el empleo femenino. La atención de niños, mayores, personas enfermas o con discapacidad sigue recayendo mayoritariamente sobre ellas y eso entraña consecuencias para su vida laboral. Las mujeres con hijos tienen una tasa de empleo inferior a las que no son madres, algo que no ocurre entre los hombres, que alcanzan incluso niveles de ocupación más altos. Superada la fase inicial de crianza de los hijos, el peso de los cuidados vuelve a penalizar a las mujeres en el mercado laboral a partir de los 55 años, cuando sus progenitores empiezan a llegar a la vejez y a necesitar atención.
Entre las tasas de empleo masculina y femenina existe una brecha de casi once puntos. Según un informe elaborado por CCOO a partir de datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), apenas el 46,5% de las mujeres en edad de trabajar cuentan con un empleo, mientras que la proporción llega al 57,1% entre los hombres. Sin embargo, el desequilibrio no es homogéneo a lo largo del tiempo. "La brecha en la tasa de empleo se ensancha en las edades de más incorporación al mercado laboral", explica el estudio.
La diferencia es casi imperceptible en los primeros años de vida laboral. Antes de cumplir los 30, el desajuste es de apenas unos cinco puntos. El 43% y el 38% respectivamente de los y las jóvenes de entre 20 y 24 años trabaja, unas proporciones que crecen a la par hasta alcanzar tasas de ocupación del 74% y 69% respectivamente entre los 25 y 29 años por la progresiva finalización de los estudios e incorporación al mundo laboral.
No obstante, al llegar a la treintena la brecha empieza a ensancharse. Poco a poco la tasa de empleo masculina crece hasta superar el 86% entre los 40 y 44 años. En cambio, entre las mujeres el nivel de ocupación no llega a alcanzar el 76% en esa misma franja de edad. Para ambos géneros es el momento de mayor empleabilidad, pero en el caso de las féminas la tasa de empleo apenas supera en dos puntos la de los varones entre los 25 y 29 años. Mientras que la ocupación masculina crece casi trece puntos entre el final de la veintena y los primeros años de la cuarentena, la femenina aumenta apenas siete puntos. El resultado: una brecha de once puntos en la tasa de empleo desde los 35 hasta los 49 años.
"Las diferentes trayectorias están relacionadas, entre otros motivos, con el desigual reparto de las tareas de cuidados", apunta el informe de CCOO, que recalca que la brecha empieza a ensancharse coincidiendo con el momento de la maternidad. La edad media a las que las mujeres tienen su primer hijo se sitúa ya en los 32,6 años, justamente superada la treintena, cuando la incorporación femenina al mercado laboral se ralentiza con respecto al ritmo masculino y da lugar a una proporción de mujeres trabajando menor que la de hombres.
Tener hijos afecta de manera muy diferente a hombres y mujeres en términos de empleo, ahondando aún más la brecha de género. Entre las mujeres de 25 a 49 años sin hijos la tasa de ocupación se sitúa en el 78%. Cae al 72% en caso de las que son madres. En cambio, ser padre no solo no perjudica la tasa de empleo masculina, sino que incluso aumenta el nivel de ocupación del 86% al 90% entre los hombres de 25 a 49 años con hijos menores de 12 años.