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El restaurante que tienes que visitar sí o sí en La Rioja: un festín vasco-riojano por 22 € con menú degustación y vistas a los viñedosEl restaurante donde tienes que comer sí o sí en La Rioja: dentro de un palacete del siglo XVI con platos por menos de 10 euros
Un restaurante en La Rioja, situado dentro de un palacio del siglo XVI y con vistas al Ebro, se ha convertido en parada obligatoria para los peregrinos del Camino de Santiago. En un pueblo fronterizo con País Vasco te espera una experiencia gastronómica con alma, pensada para ser descubierta sin prisa. Su carta, viva y estacional, refleja la esencia del territorio con cada bocado.
El viajero que recorre los senderos del Camino de Santiago a su paso por La Rioja Alta puede encontrar, en una curva tranquila del río Ebro, algo más que un simple descanso. En el corazón de Briñas, un pequeño municipio con casas solariegas, se esconde un tesoro gastronómico integrado en un conjunto patrimonial: el restaurante Gran Reserva del hotel Palacio Tondón.
Alta cocina entre viñedos
El restaurante ocupa un espacio singular dentro de este complejo histórico rehabilitado, donde se funden las raíces arquitectónicas del siglo XVI con una estética contemporánea de líneas limpias y materiales nobles. Gran Reserva es un lugar en el que cada plato dialoga con el entorno, con la historia de sus muros y con los productos de la tierra.
Con vistas directas al río y a los viñedos que se extienden hacia Haro, la terraza es uno de los rincones más codiciados en primavera y verano. Allí se pueden saborear propuestas como el lingote de bacalao sobre fritada riojana o las croquetas de costilla adobada con miel y mostaza, en una carta que evoluciona al ritmo de las estaciones. Los productos de kilómetro cero son el eje de la cocina, dirigida por un equipo con raíces en proyectos de referencia como Mugaritz o Etxebarri.
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El calado original del Palacio Tondón, convertido en vinoteca, ofrece un espacio íntimo donde disfrutar de catas entre barricas (Google)
Una carta que rinde homenaje al territorio
El entorno es, sin duda, otro de los ingredientes de esta experiencia. La terraza abierta al meandro del Tondón —que parece querer colarse en la mesa— es uno de esos lugares en los que el tiempo se diluye. En los platos, espárragos blancos braseados, cordero chamarito de Haro o puerros a la brasa de sarmiento, preparados con precisión por el chef David Mosquera, que aprendió el arte de la parrilla junto a Bittor Arginzoniz. Y para terminar, postres que dialogan con la despensa riojana: la tarta de queso de cabra DOP Los Cameros, la tarta de chocolate templado con cremoso de frambuesa con crema helada de cereza amaretti o el sorbete de manzana verde con sidra riojana cierran la experiencia con acento local. Los platos de Gran Reserva son una declaración de intenciones: mostrar La Rioja desde la huerta y la parrilla, sin artificios, pero con técnicas depuradas y una presentación cuidada.
La bodega es también protagonista. La carta líquida recorre las denominaciones más destacadas de la comarca, desde Briñas hasta Laguardia, sin renunciar a etiquetas emblemáticas como Moët Chandon o cava Raventós i Blanc. Los vinos riojanos comparten espacio con una pequeña vinoteca donde se celebran catas y encuentros con productores, reforzando el vínculo entre la cocina y la cultura vitivinícola que define esta región.
Una parada con alma en el Camino de Santiago
Gran Reserva se ha abierto también al público general, más allá de los huéspedes del hotel, respondiendo a la creciente demanda de quienes descubren este rincón de Briñas. Ya sea como parte de una ruta enoturística o como alto en el Camino, el restaurante del Palacio Tondón se consolida como una de las grandes revelaciones gastronómicas de La Rioja, al tiempo que mantiene la esencia de un proyecto que nació del respeto por el lugar, por el producto y por la historia.
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