Pilar Aymerich, la fotógrafa que retrató la liberación de la mujer en la Transición

Pilar Aymerich, la fotógrafa que retrató la liberación de la mujer en la Transición

En uno de los muros de la sala Picasso, en el Círculo de Bellas Artes, hay expuestas tres series de fotografías. Una encima de otra. La superior representa una manifestación de los trabajadores de la construcción, la del medio muestra la primera celebración de la Diada, un 11 de septiembre, en Sant Boi, y la inferior retrata a un grupo de activistas en el interior del Paraninfo de la Universidad de Barcelona, en las Jornadas Catalanas de la Mujer. Todo sucedió en 1976.

“La exposición está ordenada cronológicamente para que el espectador pueda ver la explosión de actos que estaban teniendo lugar en aquella época”, comenta Neus Miró, comisaria de Memoria vivida, la muestra que recopila la obra de Pilar Aymerich, Premio Nacional de Fotografía en 2021. El proyecto expositivo, en colaboración con La Fábrica y el Centre d’Art Tecla Sala, cuenta con 154 fotografías y puede verse hasta el 7 de enero.

El conjunto de instantáneas de Aymerich es sobresaliente porque recoge a lo largo de cinco décadas el despertar feminista y cultural de Barcelona, también de otros lugares como el Londres de los sesenta o la Cuba castrista, en los ochenta y los dosmiles. Casi siempre con la mujer como protagonista, ya sea en manifestaciones, huelgas o celebraciones. Retratando un momento capital para los movimientos sociales, y para aquellas personas que los protagonizaron, con ella detrás de la cámara; “pescando”, como le gusta definir a su actividad.

La cultura como motor

“Yo tenía mucho interés en mostrar el trabajo de Pilar Aymerich fuera de Cataluña, porque es una fotógrafa que al margen de colectivas no se había visto demasiado. También por esa mirada tan actual que todavía tiene”, apunta Miró, que no conocía personalmente a la artista hasta que no empezó a diseñar la propuesta.

Manifestación de bomberos y funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona en 1976. (Pilar Aymerich)Manifestación de bomberos y funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona en 1976. (Pilar Aymerich) Manifestación de bomberos y funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona en 1976. (Pilar Aymerich)

En Memoria vivida se puede ver la relación tan estrecha que mantuvo con la escritora Montserrat Roig, en estas fechas tan reivindicada por las reediciones de parte de su obra. Con ella realizó innumerables reportajes, retratando a parte del entramado cultural que había en Cataluña. Multitud de escritores y escritoras pasaron por la lente de Aymerich y la pluma de Roig.

Betsabe García, una de las biógrafas de la escritora catalana, recuerda a Aymerich de esta manera: “Tenía un año más que Montserrat, era más baja de estatura, con el cabello largo, liso y oscuro, con las mismas ganas de hacer todo. Al igual que ella, se había educado en un colegio de monjas”. Pere Meroño, unos años antes, en otra biografía de Roig, retrata a Aymerich con “pose existencialista, mejillas grandes, ceñuda y peinado a lo Juliette Greco”.

Prisión de mujeres de La Trinitat (Barcelona) en 1978. (Pilar Aymerich)Prisión de mujeres de La Trinitat (Barcelona) en 1978. (Pilar Aymerich) Prisión de mujeres de La Trinitat (Barcelona) en 1978. (Pilar Aymerich)

Roig y Aymerich, desde que reciben el Premio de Jóvenes Escritores de la revista Serra D’or, serán inseparables. Las dos entrevistan y fotografían a figuras como Josep Pla, Maria Aurèlia Capmany, Federica Montseny, Caterina Albert, Joan Brossa, Ovidi Montllor o Merce Rodoreda. Hace unos años, Aymerich hablaba con Francisco Luis del Pino, en la revista Turia, de cómo fue tratar a la autora de La Plaza del Diamante: “Empleaba un catalán distinto al de la gente que había quedado, supongo que era el del exilio, que no estaba contaminado”.

Sus fotos pueden verse en revistas como Triunfo, El Viejo Topo, La Calle o Vindicación feminista. Esta última publicación, que lideraba Lidia Falcón y comenzó en julio de 1976, va a aglutinar a algunas de las mujeres más importantes de la escena literaria, artística y política catalana. En sus páginas comienzan Rosa Montero, Maruja Torres, Cristina Peri Rossi, Carmen Riera, Lourdes Ortiz, Ana Maria Moix, Colita o la activista Empar Pineda. Todas informan y reivindican los derechos de la mujer.

Feminismo

“Muchas facilidades no le daban. El feminismo no era tan importante para la prensa como lo es hoy”, confiesa la curadora de Memoria vivida, que para realizar la exposición ha rescatado algunos trabajos que se verán por primera vez en esta muestra. “Ella tampoco pudieron formar parte de las asociaciones de fotógrafos que había. Era todo muy masculino. Ellas, como le pasó a Colita o Joana Biarnés, tuvieron que ir por libre y lucharlo bastante”.

Miró también recuerda como el fotoperiodismo durante los ochenta y noventa no fue muy bien tratado por las bienales y las instituciones, que se dedicaron a mostrar otro tipo de fotografía. Si además una era mujer lo tenía mucho más complicado. Por eso es tan importante dar valor y visibilidad a las diferentes series que pueden contemplarse en el Círculo de Bellas Artes.

Campo de entrenamiento de las milicias territoriales, La Habana Cuba 1982. (Pilar Aymerich)Campo de entrenamiento de las milicias territoriales, La Habana Cuba 1982. (Pilar Aymerich) Campo de entrenamiento de las milicias territoriales, La Habana Cuba 1982. (Pilar Aymerich)

Algunas de ellas ya forman parte de la historia de España. “La fotógrafa Pilar Aymerich dispara y consigue una de las imágenes más icónicas del feminismo contemporáneo: en una manifestación por la despenalización del adulterio en España, una mujer joven, con su hijo pequeño a hombros, lleva colgado un cartel que reza Jo també sóc adúltera”, describe Luna Miguel en su libro Caliente. “La foto está tomada en Barcelona, durante una mítica protesta en apoyo a María Ángeles Muñoz, una de las últimas mujeres españolas que fueron acusadas de adulterio, después de que su marido la abandonase tres años antes”.

Aymerich forma parte del movimiento feminista y se lanza a la calle con ellas. “Justamente, todas las cuestiones relativas a la mujer son muy sensibles para ella”, expone Miró. “Ella no se comporta como una fotoperiodista al uso. Ella, por ejemplo, en las manifestaciones va mucho tiempo antes, porque quería controlar el espacio, saber por donde iban a bajar. De esa forma preparaba el disparo y tenía una panorámica de lo que podía capturar”. Por otro lado, muchas de estas imágenes están tomadas desde el interior de las manifestaciones. “Casi como si fuera protagonista”, dice Miró.

Cuba y las brujas

Para la comisaria también es de interés mostrar muchas de las series que realizó posteriormente a la Transición. Trabajos que firmó en Cuba, uno junto a Roig, y otro con la historiadora Isabel Segura en dos libros: La Habana para mujeres (2003) y Viajeras a La Habana (2008). También la serie en color Las Brujas (2007).

Abraham Rivera

“Pilar es muy exigente y detallista. Pero a la vez también es afable y generosa. Tiene muchísimo material”, explica Miró. “Porque la última serie de fotografías de las mujeres, Las Brujas, es algo que tenía guardado en cajas y que nadie había visto. Ella no es muy consciente del valor que tienen”. Las fotografías muestran diferentes activistas, con el torso desnudo. Son retratos de mujeres de tipo DNI, que podrían recordar por su sencillez y frontalidad a algunos de Thomas Ruff. “Todo su trabajo es realmente sobresaliente”, ensalza Miró.



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