El drama de El Hierro, contado por testigos: "Esperaban a familiares que nunca llegaron"


         El drama de El Hierro, contado por testigos: "Esperaban a familiares que nunca llegaron"

Desde Cruz Roja resaltan la rapidez de las autoridades y la puesta en marcha de los protocolo

Parecía un desembarco de inmigrantes más, uno de los tantos que los vecinos de la zona del muelle de La Restinga (El Hierro) suelen presenciar a diario, pero en pocos minutos la suerte de encontrar tierra en busca de una mejor vida se tornó en tragedia. Así lo vivió Aarón Ramírez, camarero de un bar del puerto, que cuando vio arribar al cayuco nunca llegó a imaginar que, de sus 152 ocupantes, siete acabarían falleciendo (cuatro mujeres, una menor de 16 años y dos niñas de cinco), mientras tres aún continúan en el hospital: "Lo más duro fue ver a gente que esperaba a familiares que nunca llegaron".

Este venezolano, de 24 años, se encontraba abriendo el local que regenta a escasos metros del puerto, cuando llegó la barca: "Era el mismo protocolo de siempre, entonces me quedé tranquilo". No obstante, resalta que se dio cuenta de que el cayuco "venía muy hundido" y, además, había muchos bebés, algo que no suele ser habitual, aunque no le dio demasiada importancia.

Sin embargo, todo dio un giro de 180 grados en cuestión de segundos. Eran las 9.30 horas (10.30 peninsular), cuando la embarcación volcó. Los gritos de quienes presenciaron lo sucedido le pusieron sobre aviso. Cuando miró por la ventana se dio cuenta de lo que estaba sucediendo: "Había mucha gente en el agua".

"Había falta de manos"

La situación era muy seria, por lo que no dudó en coger el coche y bajar hasta el muelle para echar una mano, aunque allí se dio de bruces con un panorama dramático y "de tensión": "Todo el mundo estaba alarmado. Había mucha gente gritando y corriendo". Lejos de amilanarse, se arremangó e intentó ayudar, tal y como había hecho en otras ocasiones: "Intenté coger a algunos niños, envolverlos en mantas, buscar a sus padres, cambiarles la ropa, darles suero o la merienda".

El joven camarero, al igual que otros vecinos, se convirtió en uno más y esta vez sí le dejaron ayudar, reconoce, ya que en otras ocasiones no se lo habían permitido: "Había falta de manos". A pesar de que puso todo de su parte por colaborar, nada pudo evitar una tragedia que le hizo presenciar escenas devastadoras: "Vi a un chico esperando a que llegase alguien, pero cuando le dijeron que no quedaba nadie más por rescatar, rompió a llorar en el suelo".

Vi a un chico esperando a que llegase alguien, pero cuando le dijeron que no quedaba nadie más por rescatar, rompió a llorar en el suelo

Lo mismo sucedió con muchos de aquellos que también pusieron su grano de arena: "Muchos policías que conozco también tenían los ojos llenos de lágrimas". Y reconoce que uno de los peores aspectos es el recuerdo que seguramente quedará grabado en su memoria durante mucho tiempo: "Tenes que ser fuerte, tirar para adelante, irte a trabajar y hacer como si no pasase nada".

Muchas cuestiones por resolver

Un día después de la tragedia, todavía son muchas las incógnitas que se ciernen sobre esta catástrofe. Y es que todo apuntaba a un desembarco más, tal y como pensó Ramírez e igual que imaginaba Alexis Ramos, portavoz de Cruz Roja en la isla, quien en el trágico momento se encontraba allí: "Es un procedimiento muy normalizado que se hace a diario".

Al igual que ha sucedido tantas veces desde que comenzara la crisis humanitaria, "la embarcación con migrantes se puso en paralelo a la de Salvamento, que estaba pegada al muelle". Después, tal y como marca el protocolo, la Salvamar hizo de puente hasta el puerto, adonde pudieron llegar los primeros bebés que 10 días antes habían salido de Guinea-Conakri.

Segundos después volcó, aunque todavía no se conoce de forma fehaciente por qué pudo suceder. Todo apunta a que los ocupantes se colocaron en un extremo de la embarcación, lo que provocó un efecto contrapeso, asegura Ramos, aunque recalca que solo son conjeturas, pues no hay una versión oficial. "Se da un movimiento de personas, porque hay que entender que llegan con nerviosismo y ansias de salir después de días de travesía", defiende.

El presidente del Cabildo: "Si se muere gente a medio metro del muelle, algo no estamos haciendo bien"

Una vez la barca se dio la vuelta, algo que no había sucedido nunca hasta la fecha, recalca el de Cruz Roja, enseguida se activó el protocolo de actuación: "Lo primero que se debe hacer es tirar elementos de flotación para que se agarren las personas, tal y como se hizo". Todo ello a la vez que se "rescataba de forma inmediatamente" a los afectados.

Mientras estos iban alcanzando suelo firme, los efectivos desplegados en tierra desarrollaban las labores de triaje: "Recibimos a todos los afectados dirigiéndoles hacia donde debía ir cada uno: unos necesitaban ropa seca, otros

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