Lidia y Miriam, madres, trabajadoras y con enfermedades invisibles: "Conciliar teniendo discapacidad es una utopía"


         Lidia y Miriam, madres, trabajadoras y con enfermedades invisibles: "Conciliar teniendo discapacidad es una utopía"

Miriam y Lidia nos cuentan las dificultades que han tenido para trabajar y conciliar teniendo discapacidad.

Conciliar la vida laboral con la crianza siempre es difícil, especialmente para las mujeres. Cuando, además, esta circunstancia va acompañada de discapacidad, ya sea por parte de los hijos y de las madres, la situación se hace todavía más inviable.

Si, a todo esto, sumamos que la discapacidad es orgánica y/o invisible, aquella discapacidad que no se ve por fuera, pero que sí limita en el día a día, se produce el caldo de cultivo que dificulta la inserción laboral de estas mujeres.

Este fue el caso de Lidia, con fibromialgia, y Miriam, con fibrosis quística, dos madres que, al ver que sus trabajos eran incompatibles con sus enfermedades y su vida familiar, tuvieron que buscarse la vida en el mundo digital reconvirtiéndose en Asistentes Virtuales, Community Managers o Copywriters.

Lidia: "En el trabajo, llegaron a decir estaba fingiendo"

Lidia tiene 49 años y hasta hace tres años trabajó en un supermercado, hasta que empezó a notar que algo no iba bien, "yo siempre he tenido dolores, pero empecé a tener cada vez más. Hasta que llegó un momento que no aguantaba la mayor parte del día y llegaba muy cansada a casa. Destrozada. Iba al médico cada semana para explicar que me dolía todo, que me dolían las piernas, que me levantaba muy mal…. Pero no había manera de que me hicieran caso".

De hecho, como reconoce Lidia, el dolor no es algo nuevo para ella, sino que ya desde que era veinteañera había convivido con él, "como te enseñan que las mujeres somos fuertes y que tenemos que trabajar igualmente, aunque tengamos reglas dolorosas, yo pensaba que era normal y tenía que aguantar las migraña, los fuertes dolores de regla… Luego me dijeron que todo está relacionado", recuerda.

Cuando el dolor se volvió insoportable, decidió cogerse unos días libres de unas vacaciones que le debían para descansar, pero no solo se los negaron, sino que le me hicieron cargar cajas, lo que le provocó una grave lesión en la espalda, "me tuve que quedar en la cama dos meses. Si me levantaba, perdía la fuerza en las piernas y me quedaba en el suelo, me tenían que levantar… En el trabajo empezaron a decir estaba fingiendo porque no me habían dado las vacaciones".

Aunque tenga días malos, si estoy mal, descanso un rato, me adapto el horario y trabajo cuando estoy mejor, es una libertad…

Fue entonces cuando decidió, pasara lo que pasara, no volvería a trabajar allí, "aunque me recupera, no quería volver, me sentí muy maltratada y físicamente no podía", asegura, "empecé a pensar en reinventarme y en buscar un trabajo en el que pudiera trabajar a pesar de tener estos dolores. Conocí Mamis digitales y empecé a estudiar con ellos mientras estaba de baja". En este tiempo, por fin le diagnosticaron la fibromialgia "un motivo más para quedarme en casa trabajando, estar con mis hijos y no estar reventada todo el día, como cuando volvía del supermercado", recuerda.

Decidió que lo primero era su familia y su salud, "es lo mejor que he hecho, porque, aunque tenga días malos, si estoy mal, descanso un rato, me adapto el horario y trabajo cuando estoy mejor, es una libertad… y eso en el supermercado era imposible".

Durante su baja médica, incluso empezó a tramitar la incapacidad y el reconocimiento de la discapacidad, pero lo ha paralizado, "además de que veo que este trabajo lo puedo hacer, como la fibromialgia es una enfermedad invisible y que no puedes demostrar con pruebas, no me apetece pasar por un proceso en el que te cuestionen lo que me pasa".

Ahora, se organiza su tiempo en función de lo que le deja su enfermedad, "soy de levantarme temprano, pero me levanto cuando veo que ya no me duele nada. Hay días en los que me levanto con las manos y los pies muy, muy doloridos, y hago mi rutina de ejercicios para que el cuerpo se me active un poco. Una vez se me activa, si es un día bueno, preparo el desayuno a mi hijo antes de que se vaya al insti y me pongo en el ordenador a trabajar. Si es un día malo, me lo tomo con más calma, me levanto y voy haciendo, porque la fibromialgia afecta también a la concentración, pero solo con tener la posibilidad de descansar a ratitos, cuando lo necesito, me ayuda a seguir trabajando y poder rendir, porque si no tampoco podría trabajar ni desde casa", reconoce.

Poder gestionarse su tiempo y

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