Cuchillos largos en el independentismo: "Hay que limpiar a los líderes fracasados"

Cuchillos largos en el independentismo:

El independentismo ha entrado en una situación de no retorno. La historia se repite, como en los años 70, 80 y 90, y tras la unidad comienza una nueva guerra cainita. Las distintas tribus del soberanismo se han alzado en armas y se destruyen entre sí con palabras de grueso calibre, acusaciones incontestables y documentos comprometedores. En los propios círculos internos se teme ya que la crisis abierta derive en una herida más profunda que tarde años en cicatrizar. Incluso décadas.

Las luchas fratricidas en la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y el Consell de la República, dos símbolos del separatismo, han situado al soberanismo en una imagen comprometida y han sembrado la decepción entre las bases. La independencia ya no es aquel proceso puro y cristalino. De la revolución de las sonrisas no queda nada y las dos entidades de referencia han pasado de ser el ejemplo a seguir a la irrelevancia política en pocos meses.

El empresario Jordi Roset, propietario de la compañía Petrolis Independents, defiende un diagnóstico demoledor: "Le dije a Julià de Jòdar [exdiputado de la CUP y miembro de la cúpula de la ANC] que la dirección de la ANC estaba llevando a la entidad a ser residual. Desgraciadamente, parece que tengo razón. Ha votado más gente en las elecciones del Consell de la República que en la aprobación de la hoja de ruta de la ANC". Falta añadir que la participación de la militancia en los procesos participativos de ambas entidades no supera el 10%.

Àlex de Azuaje, portavoz de la patronal independentista Anem per Feina, tampoco es optimista: "En Cataluña ha quedado patente que la única manera de que haya un relevo es que la demografía haga su trabajo, porque con todo lo que está pasando aquí, nadie cesa. La ANC es el Jurassic Park del procesismo y el Consell de la República, coto privado de caza. Los partidos rindiendo culto ciego al líder".

Marcos Lamelas. Barcelona

Josep Costa, exvicepresidente del Parlament y en su tiempo hombre de confianza de Carles Puigdemont en Cataluña, asegura en un concienzudo escrito que "el movimiento independentista ha de combinar dos tareas difíciles ahora mismo: por un lado, hacer una limpieza de líderes fracasados y chapuceros profesionales, que puede requerir medidas drásticas; por otro, mantener en pie los fundamentos de la lucha por la independencia". También pide distinguir "a la gente que vive para la independencia y la gente que vive (o quiere vivir) de la independencia". "Estos últimos suelen mover el rabo por todos los sitios, a veces de manera discreta, a veces haciéndose pasar por lo que no son (gente desinteresada o sin vínculos partidistas). Un día te los encuentras organizando candidaturas en la ANC y al día siguiente, haciendo lo mismo en el Consell de la República", añade.

Conexiones ANC-Consell

Costa no da puntada sin hilo. La última frase críptica hace referencia no solo a Lluís Llach, a quien días antes había atribuido actitudes despóticas como presidente de la ANC, sino a otro miembro de la dirección de la entidad cívica y hombre de confianza de Llach: Jordi Pesarrodona.

Lo cierto es que un sector de la ANC ha estado maniobrando en secreto para que Toni Comín, que hasta ahora ha sido vicepresidente del Consell de la República, fuese elegido presidente de ese organismo creado por Puigdemont para canalizar su financiación en territorio belga. Comín está acusado de desvío de dinero del Consell para gastos particulares (en especial para pagar suntuosos gastos vacacionales) y de acoso sexual a un asesor del grupo de Junts en el Europarlamento. Pero es amigo del jefe Lluís Llach: ambos habían sido ministros del Consell con Puigdemont de president. Y entre ellos se ayudan, aunque sea bajo cuerda.

Antonio Fernández

El escándalo de intereses del independentismo de salón se cierra con ese círculo infernal de la cúpula de la ANC apoyando a una de las candidaturas casi en secreto: el nombre de Pesarrodona, hombre de confianza de Llach, figura en documentos internos de la candidatura de Toni Comín a los que ha tenido acceso El Confidencial. Es miembro del comité asesor de la campaña, pese a que nunca se hizo público quién apoyaba a Comín.

Llach nunca dio explicaciones de su crucero gratis total por el Mediterráneo en verano de 2022, junto a Comín, ni dio explicaciones sobre sus apoyos en la campaña para las elecciones a la presidencia del Consell de la República. Por su cerrazón a negociar con los críticos de la ANC, Costa abandonó la reunión de la dirección de la organización el pasado fin de semana, visualizando una guerra interna.

Lo peor está por llegar

Costa se fue dando un portazo, aunque lo peor está por llegar. El propio exvicepresidente del Parlament, para no tener que estar dando explicaciones permanentemente de su postura, remite a sus acólitos a un escrito que ha elaborado. "El movimiento independentista necesita con más urgencia que nunca una renovación profunda (…) Las elecciones al Consell de la República han permitido conocer una situación grotesca y escabrosa que ha dejado a todo el mundo perplejo. Al margen de la mala gestión del dinero y de los equipos de trabajo, lo más chocante es descubrir que si Toni Comín hubiese aceptado retirarse, probablemente no sabríamos nada de lo que se ha destapado. Lo que sugiere que todo junto no responde a ningún ánimo de regeneración, sino a una lucha de poder".

En las redes también ha dejado caer que "el Consell de la República no es, no ha sido y no será nunca una herramienta para hacer efectivo el mandato del 1-O. Desde el primer día de su creación, ha estado siendo manipulado por los partidos políticos, especialmente por JxCAT".

Antonio Fernández

Costa, además, impugnó esta semana ante la comisión jurídica de la ANC todos los acuerdos tomados en los meses de enero y febrero de 2025 por Lluís Llach. Ante su ofensiva, De Jòdar, miembro del secretariado y el dirigente que no ve con malos ojos una guerra civil, replica que Costa desdibuja la realidad. Para empezar, en la reunión de la cúpula de la ANC que abandonó, el exvicepresidente del Parlament habló de que la actitud de la gestión de Llach en la ANC era "dictatorial" y no despótica, pese a que en las redes sociales suavizó el término. Pero luego le acusa de juego sucio y de “hacer propaganda estratégica en favor de su persona como futuro líder, una vez desalojados los mandatarios presentes”.

El radicalismo independentista está desconcertado. No hay un líder claro en un segmento ideológico que se alimenta de emociones más que de racionalidad y las diferentes tribus se pelean ahora por recoger la antorcha de un nuevo procés del que todos desconfían, pero al que todos quieren agarrarse como único bote salvavidas. No son episodios aislados: hay una crisis generalizada con espectáculo público incluido. Uno de los lemas del independentismo, ni oblit ni perdó (ni olvido ni perdón), se aplica ahora entre las múltiples familias que conforman el heterogéneo universo separatista.



{getToc} $title={Tabla de Contenidos}

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Formulario de contacto