Algunas palabras sobre 'Negro tal vez', de Attila Veres


         Algunas palabras sobre 'Negro tal vez', de Attila Veres

Literatura

No es fácil encontrar algo tan bello e intenso en lo profundo de Europa. Terror húngaro, sangre magiar, especies no concebidas por los nietos del Círculo LovecraftAttila Veres es intenso, narrativamente sobrado y, además, con una capacidad sobresaliente para crear panteones, mitologías y redes de historiografía pop propias. Puede engancharte si eres un triste profesor de matemática en el interior de un pueblo de un paupérrimo país mediterráneo, una estrella de la literatura latinoamericana protegida por canciones sobre asbestos o un yanqui pivotando entre Nueva York y la Corte del Rey Arturo. Llevamos en Motel Margot una buena temporada de miedo y terror. Leyendo, aprendiendo, dejándonos seducir por el temblor. Bienvenidos al que es libro del año: Negro tal vez de Attila Veres editado por Sexto Piso.

Doce relatos, doce cuentos, algunos habitantes de círculos infernales ajenos, otros que parecen recuerdos morbosos olvidados y, la mayor parte, con ese tono cercano y cotidiano que es el que ser el que más asusta: Morder a un perro con el comienza el libro nos ofrece la mutación psicológica que llegó con el COVID, convirtiendo la historia en un cuento sobre el hambre, el poder y la tragedia de la sangre, dejando siempre claro que es el amor el hechizo, la genética, la droga más fuerte. Dentro de un paisaje de parques oscuros y delirio Cronenberg o efluvios del Body-Terror, la duda, siempre la duda. Con Ciudad de niebla llegamos, muy rápido, a uno de los grandes cuentos del libro. Jugamos con el metraje encontrado, los manuscritos, las novelas por encargo en la Hungría soviética, los años ochenta al otro lado del Telón de acero. Extrañas historia, el panteón construido y gestionado por Veres, al modo de Neil Gaiman (y Jorge Luis Borges más retorcido). No meteré a Lovecraft todavía, pero tendrá su momento.

Manuscrito Región 2000. Historia de rastros, cintas de casete, maquetas. No recuerdo haber estado en ningún tianguis en Budapest en el verano de 2012. Había dejado de fumar y todo me provocaba ira. Pero sí que recuerdo que la noche que llegamos, el taxi alquilado, los barrios que nos llevaban al hotel no se parecían en nada sus calles y sus edificios a los de la mañana. Comunismo, claro. Y Kafka, con los manuscritos inéditos en un cajón impregnados de aguardiente local. Autores por encargo, demos, voces de amigos: los clubes y los tiempos oscuros. Cuando la autoridad oprime es cuando más ramitas se escapan entre los dedos. Y por ramitas valen los grupos de punk y hardcore. Bandas que se juntan y se separan en la misma semana, canciones aceleradas, copias de copias de discos de Iron Maiden, los Black Sabbath. Perdón Mariana Enríquez si te nombro, si te tengo presente: este cuento me tiene loco. Como otros tantos, pero, te pregunto a ti, directamente: ¿no te vino a la cabeza la última gira de Nico por los países de Europa del este? Conciertos de la diva, precarios, organizados en afueras, en sótanos, en lugares donde soñaban con The Velvet Underground y se encontraban con una Marlene Dietrich hinchada. Me imagino a Nico como telonera de Ciudad de Niebla, la banda que nunca existió o que existió en todos los sueños de los jóvenes punks, subversivos, contestatarios, en la cinta magnética de una TDK trucha

El autor inventa toda una mitología de café, pastillas, vino barato, sexo varado. Y otra vez John Carpenter y ahora, sí, Lovecraft y los mitos. Ahora sí los discos al revés, los cánticos que convocan al averno infinito, que de tan monstruoso y enorme no tiene maldad ni bondad asociada. UN FLAUTISTA DE HAMELÍN CREEPY. La reconstrucción de las cintas, vuelvo a la serie… Y a alguno de los relatos de …- TDK, sí, TDK de 60 minutos, ruido blanco, los Languis, los revox de Daniel ... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}

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