Resulta un verdadero disfrute recorrer las salas de la Biblioteca Nacional y acercarse a una figura tan apabullante y rica como la de Carmen de Burgos. Toda una vida dedicada a contar historias, ya fuera como periodista o como narradora de ficción. Novelas, cuentos, ensayos, artículos y traducciones recorren el final del siglo XIX y la primera parte del XX. Escritora por encima de todo, también fue una de las figuras que mejor representa los ideales ilustrados de progreso, igualdad y justicia.
La exposición Carmen de Burgos, Colombine (1867-1932): La Modernización de España ofrece un recorrido fascinante por la vida y obra de esta pionera del feminismo y la literatura española. La muestra reúne documentos originales, primeras ediciones, manuscritos inéditos, fotografías y material periodístico que son capaces de contarnos cómo fue ser la primera mujer periodista profesional en España, además de escritora prolífica y defensora incansable de los derechos de las mujeres.
Entre lo más destacado figuran su columna Lecturas para la mujer, fechada en 1903, sus artículos como corresponsal de guerra en Melilla, y su encuesta sobre el divorcio, que marcaron un antes y un después dentro de la sociedad española, evidenciando los tabúes de su época. También se exhiben ejemplos de su activismo feminista, como su papel en la Cruzada de Mujeres Españolas y la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas.
El origen de su seudónimo
La encargada de firmar un proyecto tan ambicioso es la historiadora e investigadora Concepción Núñez Rey, reconocida experta en la vida y obra de Carmen de Burgos. Esta profesora ha dedicado décadas a su recuperación y estudio, contribuyendo significativamente a su revalorización en el panorama cultural contemporáneo. "Carmen tenía una visión tan moderna que podríamos dialogar con ella hoy sobre los derechos y deberes de una sociedad justa", comenta Núñez Rey de un perfil tan poliédrico como el de Carmen de Burgos, también conocida como Colombine.
En 1903, al comenzar su colaboración en el periódico Diario Universal, Carmen de Burgos adoptaría el seudónimo Colombine, un nombre que marcará su carrera. La elección de este alias le fue sugerida por Augusto Suárez de Figueroa, director del periódico, quien percibió en un nombre andrógino una herramienta estratégica para facilitar su aceptación en el ámbito periodístico, entonces dominado por hombres. El seudónimo se inspiró en Colombina, personaje femenino de la commedia dell’arte italiana, que a su vez representa la astucia, el ingenio y la independencia, cualidades que su director veía claramente en la personalidad y el trabajo de Carmen.
Una mujer de primeras veces
La historia de Carmen de Burgos da comienzo en 1901, cuando llega a Madrid y se convierte en una de las caras más representativas del progresismo. Era la primera mujer periodista profesional en España, una pionera que no se conformaba con las limitaciones impuestas a su género. Escribió artículos que trataban temas controvertidos y avanzados, y lo hizo con una convicción que era casi inaudita en su tiempo. "Publicó cerca de 10.000 reportajes y columnas", señala la profesora de una producción que abarca la prensa española, americana y, en menor medida, la europea.
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Rubén Caravaca
Uno de sus logros más notables fue una encuesta sobre el divorcio que organizó en 1904, apenas unos años después de convertirse en redactora. "Es imposible imaginarse lo que era España en esos años", resalta Núñez Rey. Consiguió que políticos, intelectuales y escritores participaran, y las respuestas se convirtieron en un documento histórico que mostró el estado de la sociedad española de la época.
Pero Carmen no se detuvo ahí. En 1906, fue pionera en la lucha por el sufragio femenino, lanzando la primera campaña por el voto de las mujeres en España. Y en 1909, se convirtió en la primera corresponsal de guerra, cubriendo el conflicto en Melilla. "En un tiempo donde las mujeres no solían aventurarse más allá de las esferas domésticas, Carmen estaba en el frente, escribiendo sobre las batallas y la brutalidad que presenciaba", dice la profesora. "Es como estar siempre en primera línea para toda labor que signifique un paso adelante".
Una visión moderna
A pesar de las limitaciones de su tiempo, la visión de Carmen de Burgos fue tremendamente moderna. Viajó por Europa, observando y escribiendo sobre los avances sociales y económicos de otras naciones. En su libro Peregrinaciones, relató sus viajes y comparó las sociedades que visitaba con la España de su tiempo, siempre con un ojo crítico pero esperanzado. "Habla de esta impresión de bienestar. Pero siempre con un hondo sentido patriótico. Lo que ella quería era el progreso de España", señala la comisaria sobre lo que Carmen veía en Europa.
La esperanza era una constante en la vida y la obra de Carmen. Incluso cuando narraba historias trágicas, nunca perdía de vista la posibilidad de un futuro mejor. Una de sus novelas deja a los protagonistas huyendo hacia el amanecer, escapando de la tragedia en lugar de sucumbir a ella. “No hace una tragedia como hizo Lorca”, explica la profesora de Puñal de claveles, una de sus últimas novelas, y que narra el crimen del cortijo del Fraile de Níjar, historia en la que se va a inspirar el poeta para sus Bodas de Sangre.
El amor y la vida personal
Una parte fundamental de la historia de Carmen de Burgos es su relación con Ramón Gómez de la Serna, un escritor mucho más joven con quien compartió una vida y una obra. "No fue solo un romance", explica la profesora, insistiendo en que lo que tuvieron fue una convivencia moderna, una sociedad literaria que desafiaba las convenciones de la época. "Vivieron juntos en Madrid y más tarde construyeron un chalet en Estoril, donde escribían codo con codo en la misma mesa".
Núñez Rey hace algunos parones en la conversación para echar un vistazo a la ingente cantidad de documentos que pueblan su mesa, muchos de ellos referentes a la vida que mantuvieron Ramón y Carmen, prueba tangible de una relación compartida en un tiempo donde tales uniones no eran fácilmente aceptadas. "Fue el gran amor de su vida", resume.
Una obra polifacética
El legado literario de Carmen de Burgos es vasto y diverso. Escribió novelas que iban desde el realismo social hasta el experimentalismo, anticipando movimientos como el surrealismo décadas antes de que se hicieran populares. "Tiene una obra narrativa que toca muchísimos formatos y facetas diferentes", explica. Hay novelas que abordan temas sociales y relatos que exploran la estructura y el lenguaje de manera innovadora.
Una de sus novelas más experimentales es un anticipo del Nouveau Roman francés, un género que no se desarrollaría hasta mucho después. "Carmen siempre estaba buscando nuevas formas de expresión, y su compromiso con la literatura era tan fuerte como su compromiso con el cambio social. Nunca olvidó la problemática social", describe, aunque nunca sacrificó la calidad literaria por el activismo.
Memoria olvidada y recuperada
La tragedia de Carmen de Burgos es que su memoria fue borrada de la historia durante el franquismo. Era una mujer cuya vida y obra eran la antítesis del modelo de mujer promovido por la dictadura. "Era absolutamente el enemigo", cuenta la profesora, refiriéndose a cómo el régimen la silenció. Recuperarla ha sido un proceso largo y arduo, y todavía queda mucho por hacer. "Es una desdicha nacional que nos fuera robada", afirma, y hay un peso en sus palabras, una urgencia que no se puede ignorar.
La exposición en Madrid es un paso importante, pero no es suficiente. Carmen de Burgos necesita ser reconocida como la figura clave que fue, no solo en la literatura española, sino también en la historia de los derechos de las mujeres. Placas en lugares donde vivió, reediciones de sus obras, y un reconocimiento más amplio son esenciales para devolverle su lugar en la historia. "Aún hay mucho por hacer", concluye.
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