Aunque los brotes de las patatas no son un indicativo de que se haya que tirarlas, sí que afectan a la textura, el sabor y los nutrientes que tienen cuando están frescas e intactas.
En España, la patata es uno de los alimentos más utilizados en las cocinas, y es que su versatilidad y su precio asequible la convierten a pulso en una de esas joyas de la corona de nuestra gastronomía. Sin embargo, conservarlas bien, sin que germinen, puede ser una tarea complicada.
Aunque existen muchos trucos que prometen alargar la vida útil del tubérculo con polvos químicos, hierbas, etc., muy pocos son realmente efectivos. Pero, para tu tranquilidad, hay un ‘tip’ que se ha hecho viral y que realmente consigue que no le salgan brotes a las patatas; solo se necesita una manzana.
¿Por qué les salen brotes a las patatas?
Las patatas, como muchos otros tubérculos, son alimentos que continúan respirando y envejeciendo después de ser cosechados, de ahí que con el paso del tiempo desarrollen brotes y se acaben pudriendo. Este proceso de brotación es algo natural, pero se acelera cuando en las condiciones de almacenamiento son protagonistas la humedad, el calor y la luz.
Antes que nada, hay que recalcar que la aparición de estos brotes no significa que la patata esté mala y haya que tirarla porque no se puede consumir, solo que afectan a la textura, sabor y valor nutricional que tienen cuando están frescas, sin haber germinado. Pero no dejes que pase mucho tiempo desde que le empiezan a salir hasta su consumo.
El truco de la manzana para conservar patatas
El truco de la manzana está en el etileno, un gas que liberan muchas frutas a medida que maduran. Este gas es conocido como la "hormona de la maduración" porque regula el proceso de envejecimiento en frutas y verduras. Dependiendo del tipo de alimento, el etileno puede acelerar o retardar este proceso. En el caso de las patatas, el gas retrasa la germinación, lo que impide que los brotes aparezcan tan rápidamente.
Cuando este tubérculo está expuesto al etileno que liberan las manzanas, el gas actúa como un regulador natural que ralentiza la brotación. De esta manera, se pueden conservar las patatas durante más tiempo sin preocuparse de que empiecen a germinar y pierdan calidad.
Este método es mucho más natural y seguro que el uso de productos químicos o polvos especiales, lo que lo convierte en una excelente opción para las personas que buscan trucos más saludables, sostenibles y económicas en la cocina.
Llevar a cabo el truco es lo más sencillo. Solo hay que coger una manzana fresca; da igual del tipo que sea, todas valen.
Después, solo tendremos que poner la manzana junto con las patatas en un lugar fresco, seco y oscuro, como una despensa, pero nunca en la nevera. Esto evitará que las patatas estén expuestas a la luz, lo que, como comentábamos al principio, acelera el proceso de envejecimiento.
Por último, cuando notemos que la manzana se está estropeando, la cambiamos por otra fresca que vaya a liberar grandes cantidades de etileno y listo, a seguir manteniendo intactas las patatas.
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