Roger Rabbit en el Madrid de Almeida

Uno de los primeros problemas a los que se enfrentaron las grandes ciudades durante la Revolución Industrial del siglo XIX fue el del transporte público masivo: había que ser capaces de mover a los obreros de un lugar a otro y, poco después, a los consumidores. Así nacieron las primeras líneas de tranvía (Nueva York, 1827), las primeras redes de metro (Londres, 1863)… Hubo, por lo tanto, un momento en el que las ciudades no estaban invadidas por los coches, pero el transporte público ya era capaz de desplazar a millones de personas. El mejor sistema de tranvías del mundo en los años veinte era el de una urbe que hoy simboliza las autopistas urbanas de 200 carriles y el reino del vehículo privado de combustión: Los Ángeles.

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