Alerta por otro caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Madrid: todo sobre su contagio


         Alerta por otro caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Madrid: todo sobre su contagio

Desde su aparición en 2013, el Ministerio de Sanidad ha identificado trece casos y cinco fallecimientos.

Un nuevo caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) ha sido detectado en la Comunidad de Madrid. El afectado, un varón de 74 años, acudió a urgencias con un cuadro febril y malestar general tras sufrir una picadura de garrapata días atrás. Tras un estudio microbiológico, se confirmó la infección por virus de esta grave enfermedad que llegó a España en 2013 por aves migratorias.

Desde su aparición en el país, el Ministerio de Sanidad ha identificado 13 casos y cinco fallecimientos a causa de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, una enfermedad que desde el Centro de Coordinación del Alertas y Emergencias Sanitarias consideran "emergente". Los casos se han dado sobre todo en la zona noroeste de Extremadura, aunque la distribución se está extendiendo al resto del territorio.

Qué es la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo

La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una enfermedad zoonótica provocada por un virus que se transmite por picadura de garrapatas, siendo endémica en las regiones de África, los Balcanes, Medio Oriente, el oeste y centrosur de Asia y suroeste de Europa. Aunque se trata de un parásito animal, la garrapata también actúa como vector en la transmisión de numerosas enfermedades humanas en todo el mundo.

El género portador suele ser el Hyalomma, una especie de garrapata cuya entrada en Europa se atribuye a las aves procedentes de África. Se trata de una enfermedad con una mortalidad media del 30%, motivo por el que es vigilada de cerca por el Centro de Control de Alertas del Ministerio de Sanidad.

El nombre se debe a que se detectó por primera vez en la guerra de Crimea en 1944. Posteriormente, en 1969 se demostró que era idéntico a un virus aislado en 1956 en el Congo. A partir de entonces se utiliza el nombre de Crimea‐Congo para describir la enfermedad.

¿Se puede transmitir entre humanos?

La forma más común de contraer la enfermedad es mediante la picadura de garrapatas que hayan picado a animales infectados. Sin embargo, también se puede transmitir por el contacto con sangre, fluidos o tejidos de personas o animales infectados.

Aún así, la vía más habitual de contagio es la primera. La mayoría de los casos en humanos se dan en personas que están en estrecho contacto con animales, como ganaderos, veterinarios u operarios de mataderos al sacrificar y manipular animales infectados que en esos momentos tengan el virus en sangre.

Síntomas

La evolución de esta infección en humanos presenta cuatro fases: incubación, prehemorrágica, hemorrágica y periodo de convalecencia.

El periodo de incubación depende del modo de contagio, siendo de uno a tres días si se contagia a través de la picadura de una garrapata y de hasta 13 si se produce por el contacto con sangre o tejidos infectados. Una vez terminado este periodo, los síntomas aparecen de manera repentina.

La fase prehemorrágica se caracteriza por tener síntomas como inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre alta, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, mareos, vómitos, enrojecimiento de cara, cuello o tórax, conjuntivitis, cambios de humor, irritabilidad y confusión. Es frecuente que existan cambios en el estado de ánimo, confusión o agresividad en los primeros dos días y lasitud, depresión y somnolencia a continuación.

La fase hemorrágica se da a partir del cuarto día, cuando aparecen hematomas pequeños que luego pueden hacerse más grandes; sangrados por la nariz y las encías o la orina, vómitos con sangre o dolor abdominal. En los casos más graves se puede producir una reducción del nivel de conciencia, así como deterioro renal o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad. En caso de producirse, la muerte suele ocurrir la segunda semana tras el inicio de síntomas.

El periodo de convalecencia o recuperación suele empezar el décimo día tras el contagio. Entre los síntomas están debilidad, afectación de nervios, dificultad para respirar, sensación de boca seca, disminución de la agudeza visual, pérdida de audición y de memoria. Tras ello, la enfermedad progresa y el paciente puede experimentar taquicardia, hipotensión ligera, linfadenopatía, enantema, petequias de garganta, tonsilas y mucosa bucal, enrojecimiento petequial de tronco y miembros y equimosis.

¿Hay tratamiento?

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