Asedios, milagros, castillos, leyendas y mucho Patrimonio de la Humanidad definen a esta localidad fronteriza con España
A escasos veinte kilómetros de Badajoz, Elvas cuenta con un importante patrimonio histórico-cultural, tanto en monumentos militares y civiles como religiosos. Además, fue enclave estratégico y baluarte en la defensa de Portugal por su cercanía con España. Mucho tiempo atrás los romanos la fundaron bajo el nombre de Alpesa y los musulmanes la llamaron Yelves. Su primer recinto amurallado es del siglo IX; a partir de entonces se fueron ampliando los cercos hasta las cuatro murallas que tuvo con la última fortificación del siglo XVII. Por ellas deambula las noches de Luna llena, lánguida y misteriosa, la Dama Blanca llorando la caída en batalla de su amado. Aunque quizá ande buscando el tesoro que escondió en los túneles de Elvas un caballero templario para ocultarlo de la Inquisición.
Las fortificaciones abaluartadas y el casco antiguo de Elvas son uno de los espacios fortificados mejor conservados y más grandes del mundo
El castillo de Elvas se refundó en 1228 sobre una antigua construcción romana y sufrió varias ampliaciones posteriores. Sus fortificaciones abaluartadas y casco antiguo son Patrimonio de la Humanidad por ser uno de los espacios fortificados mejor conservados y más grandes del mundo.
Símbolo de la ciudad
También Patrimonio de la Humanidad es el Acueducto de Amoreira, símbolo de la ciudad y de la grandeza arquitectónica de la época; fue diseñado por Francisco de Arruda, cuya obra más popular es la Torre de Belém en Lisboa. Su construcción comenzó en 1537 y no se terminó hasta un siglo después. Mide casi ocho kilómetros, tiene más de 840 arcos y su altura máxima es de 31 metros.
El Acueducto de Amoreira, símbolo de la ciudad, tardó un siglo en construirse y fue terminado siguiendo los diseños de Francisco de Arruda
Entre sus monumentos religiosos destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, proyectada por el mismo arquitecto. De estilo manuelino, fue catedral de Elvas, sede del Obispado y es Monumento Nacional. Cuenta la leyenda que durante la Guerra de Restauración que separó España y Portugal definitivamente las tropas del rey de España asediaban Elvas cuando una noche tormentosa la campana de la Asunción sonó tan fuerte que los elvenses recuperaron la esperanza mientras los españoles se asustaron batiéndose en retirada. Se encuentra en la Plaza de la República, completamente adoquinada al más puro estilo portugués. Esta amplia plaza es una de las más bellas y originales de Europa. La simétrica colocación de sus adoquines dibuja cubos en tres dimensiones y obliga a sucumbir ante semejante ejercicio visual. Aquí se encuentran también otra obra de Francisco de Arruda, la Casa de la Cultura, la Torre del Reloj y el Arco del Reloj.
Iglesia singular
Singular es la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, lo único que queda del convento de las Dominicas del siglo XVI. La última monja murió en 1870, el convento quedó abandonado y fue demolido en el siglo XX. La iglesia es de estilo renacentista portugués, tiene una sola nave de forma octogonal y los azulejos que cubren su interior y la gran cúpula que la ilumina la hacen muy peculiar. Junto a la iglesia, la Picota manuelina. La Rua Cadeia cruza la villa dibujando otra preciosa e hipnótica “calçada” portuguesa y todo el casco viejo está repleto de rincones y cuidados detalles.
La Rua Cadeia cruza la villa dibujando otra preciosa e hipnótica “calçada” portuguesa y todo el casco viejo está repleto de rincones y cuidados detalles
Cuando en 1230 Sancho II conquistó la ciudad, se levantó la iglesia de Santa María de Alcáçova sobre la mezquita. De la época musulmana quedan restos en su interior, así como del primer recinto amurallado árabe. Cuenta la leyenda que los caballeros de la Orden de los Templarios rompieron la muralla árabe y entraron en su fortificación ganando después la batalla. En honor a aquel episodio de la historia se abrió una puerta junto a la original musulmana.
Puertas y leyendas
Una de las características de la ciudad, debido precisamente a sus cuatro ampliaciones fortificadas, es la cantidad de puertas y arcos de acceso, como si Elvas nos invitara permanentemente a entrar. Aunque cuenta una leyenda que las puertas de la ciudad se cerraron cuando el sobrino del gobernador quiso entrar tras haber robado el estandarte de Badajoz durante los torneos que se celebraban para festejar el Corpus Cristi. Perseguido y alcanzado por los pacenses, fue llevado de vuelta a Badajoz y hervido en un caldero. Desde entonces la procesión del Corpus en Badajoz va precedida del Caldero del Portugués y en Elvas por el Estandarte de Badajoz.