Pedro Sánchez no encontrará un refrendo de las urnas a las políticas de 'pacificación' del procés fuera de Cataluña. Es la tesis a la que se aferra el PP para pinchar la euforia del PSOE tras la victoria de Salvador Illa y calentar la campaña de las elecciones europeas. Alberto Núñez Feijóo persigue una "victoria clara" que afiance la idea de que la legislatura está agotada y que la mayor parte de la ciudadanía rechaza su proyecto político. El partido se ve con fuerza para doblar sus 12 escaños en el Parlamento Europeo, y apunta a que ese incremento no vendrá sólo de la absorción de Ciudadanos, sino también de una parte del capital político del PSOE.
La obsesión de Feijóo de aquí al 9 de junio será ensanchar la fuga de votantes socialistas hacia el PP. Se aferra a la máxima de "crecer por el centro" e ignorará la pugna con Vox. Y en esa estrategia, el debate de la amnistía volverá a jugar un papel clave para sus intereses electorales. Génova había escondido la despenalización del procés como arma electoral en Cataluña para centrarse en el ataque al PSC y en debates "emocionales" sobre "las verdaderas problemáticas de los catalanes", como la inmigración o el alto número de ocupaciones ilegales de viviendas.
En la dirección popular admiten que no quisieron quemar antes de tiempo la baza de la amnistía, convencidos de que surtirá más efecto en las europeas, entendidas desde el principio como una segunda vuelta de las generales. Fruto de ese planteamiento, el PP decidió estirar al máximo los plazos en el Senado para aprobar el veto a la ley después de las elecciones catalanas. La formación cuenta con mayoría absoluta en la Cámara Alta, y podían fijar la fecha más provechosa para sus intereses, siempre antes del 16 de mayo.
Algunos sectores del PP temían favorecer el relato de las fuerzas independentistas en la campaña catalana si reactivaban antes de tiempo el debate de la medida de gracia en el Senado. Fue la tesis que se impuso también en Génova. Y la Mesa de la Cámara Alta, capitaneada por el popular Pedro Rollán, autorizó un pleno extraordinario para este 14 de mayo, a dos días de que finalice el plazo máximo para la tramitación de la normativa en la Cámara Alta. El debate arrancará a mediodía y les servirá para dar pistoletazo de salida a una campaña electoral que volverá a girar sobre las "hipotecas" de Sánchez con el independentismo.
Euforia en el PP: quintuplica sus resultados en Cataluña y da el sorpaso a Vox
Ana Belén Ramos
El PP reformó el Reglamento del Senado para eliminar la calificación de urgencia del Gobierno sobre la ley de amnistía y alargar su estancia en la Cámara Alta. Durante estos dos meses, los populares han forzado múltiples comparecencias de expertos en derecho constitucional y solicitado informes para ahondar en la "inconstitucionalidad" de la ley. No tendrá efectos vinculantes, pero sí ha servido a los de Feijóo para comenzar a armar su anunciado recurso ante el Tribunal Constitucional y ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) cuando esté en vigor.
Una vez aprobado el veto del Senado, la norma volverá al Congreso para su aprobación definitiva. A falta de confirmación oficial, el debate definitivo de la amnistía podría fijarse el próximo 30 de mayo, a apenas diez días de la apertura de urnas en Europa. El PP se frota las manos ante un calendario que implicará, a su juicio, un trago difícil de digerir para Sánchez en la recta final de la campaña. "Cuanto más se escore el PSOE hacia el independentismo, más creceremos nosotros a su costa", apuntan en Génova.
La amnistía tendrá, por tanto, un papel protagonista en las próximas semanas. No contento con el debate parlamentario y el posible ruido de sables en los tribunales, Feijóo agitará también la calle a pocos días de que el Ejecutivo avale definitivamente la medida de gracia en la Cámara Baja. El líder del PP ha convocado a la ciudadanía a una nueva movilización el próximo 26 de mayo en Madrid, con la que pretende emular las protestas del pasado otoño, que precisamente tenían como leitmotiv el rechazo a la medida de gracia y los pactos con el separatismo. La formación sumará a esta cuestión el caso de la "presunta corrupción" del PSOE, que ha salpicado también a la mujer del presidente del Gobierno.
Génova prevé una manifestación masiva para tratar de ganar el pulso social a Sánchez, y coordina ya a sus barones territoriales para movilizar a todas las delegaciones de los populares. La dirección del PP ultima también otra convocatoria el próximo 19 de mayo en Málaga en la que están citados los alcaldes de las grandes ciudades gobernadas por los populares. En suma, Feijóo ha activado a toda su estructura territorial en busca de un triunfo rotundo en Europa que sirva "de antesala a un cambio de Gobierno en España".
Feijóo apuntalará esa estrategia este martes durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional en Génova, una cita a la que acudirán los principales presidentes autonómicos del partido. Los populares anticipan que la campaña europea estará marcada en todo momento por los pactos postelectorales en Cataluña, el clima de "inestabilidad" en el Ejecutivo y el posible regreso de Carles Puigdemont tras la aprobación de la ley de amnistía.
Aunque hay opciones para la suma del tripartito, con el PSC a la cabeza apoyado por ERC y comunes, el líder de Junts amenazó este lunes a Sánchez con sus "acuerdos en Madrid" e insistió la idea de presentarse a la investidura para forzar la abstención de los socialistas. Génova no desperdició la ocasión para agitar la hipótesis de que Sánchez sacrificará a Illa y entregará la Generalitat a Puigdemont a cambio de mantener el asiento en la Moncloa.
El PP ha arrancado ya la búsqueda de los socialistas "moderados" y "constitucionalistas" con los que engordar su bolsa electoral tras el triunfo en Cataluña. La dirección popular asume que, igual que ha sucedido en Cataluña, la posibilidad de morder a Vox es muy limitada. Asumen además que los de Abascal mejorarán de forma limitada su resultado de 2019 —parten sólo de 3 diputados—, pero que no les afectará en su objetivo de duplicar escaños. Feijóo mira al centro político "abandonado" por Sánchez y por un Ciudadanos en proceso de extinción.
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