El suceso del 6 de julio de 2023 pudo convertirse en una de las mayores tragedias de la historia de Zaragoza. La tromba de agua que cayó en la ciudad, en cuestión de dos horas, se transformó en una especie de tsunami que arrasó con todo lo que se puso en su camino. Una inesperada tormenta de lluvia y granizo colapsó la capital aragonesa y una violenta corriente arrastró coches y personas. El Ayuntamiento, sin embargo, ha tomado notado y ya trabaja en la prevención.
La alarma fue generalizada, pero el miedo se sintió de manera concreta en el barrio de Parque Venecia, en una avenida en forma de cinturón de circunvalación que está asentada sobre un viejo barranco, llamado de la muerte. Y su nombre no puede ser más preciso. La tremenda corriente arrastró numerosos coches y algunos ocupantes tuvieron que ser rescatados por los bomberos, refugiándose en los techos de los vehículos o en árboles cercanos para escapar del flujo del agua.
Las situaciones críticas se replicaron en otras zonas como el barrio de Las Delicias, en las proximidades de la estación del AVE, donde la acumulación de agua provocó alteraciones en el tráfico y obligó al salvamento municipal a rescatar personas en varios coches atrapados.
En un breve lapso de menos de 20 minutos, se registró una precipitación de 54,2 litros por metro cuadrado, evidenciando la intensidad y la tensión de una ciudad en zonas concretas. El incidente en Parque Venecia y el Tercer Cinturón de Zaragoza estuvo a punto de convertirse en una catástrofe si hubiera ocurrido en horario escolar. La riada que descendió por el barranco de la muerte arrasó con un colegio del barrio de Parque Venecia, el CEIP María Zambrano.
El Ayuntamiento de Zaragoza se encuentra entre la espada y la pared. No puede desplazar todo un entorno urbano ni reordenar las calles y equipamientos ya consolidados en un barrio que se construyó a finales de los 2000. La solución es otra, igual de compleja y técnica, pero que serviría para dar tranquilidad a un barrio y unos padres que cada día que amenaza lluvia temen lo peor.
El consistorio, liderado por Natalia Chueca (PP), ha ideado un canal gigante, de 2 metros de profundidad, 24 de ancho y más de 300 metros de largo, que se ubicará detrás del colegio público María Zambrano. Se prevé que su construcción se inicie en la segunda mitad del año 2024. Tendrá una duración de 17 semanas y con un presupuesto asignado de 1,1 millones de euros.
Este esfuerzo busca aumentar la seguridad ante tormentas extraordinarias, redirigiendo el agua para evitar impactos directos en áreas críticas del barrio. El diseño incluye mejoras en la infraestructura existente para manejar mejor el flujo de agua, así como la construcción de un vertedero escalonado para controlar y disipar la energía del agua de lluvia, con rejas para capturar residuos grandes.
Además, se planea una integración ambiental del proyecto, con la plantación de 900 árboles para compensar la remoción de vegetación. Este plan responde al desafío inicial enfrentado el consistorio zaragozano, quien tuvo que coordinar esfuerzos de emergencia y limpieza tras la tormenta, además de solicitar ayuda al Gobierno para compensar los daños como zona catastrófica.
Así es el canal
El proyecto, que ya ha recibido la aprobación de distintas administraciones locales y de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), tiene un proceso administrativo complejo. El Ayuntamiento prioriza su rápida ejecución, pero no es tan sencillo. La CHE deberá enviar el proyecto al Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) para su aprobación definitiva. "El diseño, que se ha dilatado en el tiempo por la supervisión solicitada por la CHE, institución que ha hecho aportaciones a la planificación de la infraestructura, tendrá un canal de 2 metros de profundidad, 24 metros de anchura y más de 300 metros de longitud", detalla el consejero de Urbanismo e Infraestructuras, Víctor Serrano.
Además, se ha diseñado un plan de reforestación que prevé la plantación de casi 2.000 árboles, principalmente pinos, para compensar la eliminación de 200 árboles o arbustos necesarios para la construcción del canal. De manera detallada, según explican técnicos del área de Urbanismo, el inicio del proyecto se sitúa en la desembocadura del barranco de la muerte. Antes de llegar al canal perimetral, la sección de entrada del barranco se ampliará hasta alcanzar los 36 metros de ancho. Además, en el segmento de conexión entre el barranco y el canal, se aumentará el talud del camino a lo largo de aproximadamente 150 metros.
"El canal perimetral seguirá un trazado paralelo al muro de protección del colegio, extendiéndose hasta la Z-30"
El canal perimetral, diseñado para empezar en esta zona, seguirá un trazado paralelo al muro de protección del colegio afectado en la riada del pasado verano, extendiéndose hasta la Z-30. Cerca del final de su recorrido, se instalará una estructura de amortiguación compuesta por un vertedero escalonado. Conectará con otro colector existente de 1.800 mm de diámetro a través de una arqueta de giro de 90 grados que será reemplazada. La instalación de amortiguación, situada antes de la vía de circunvalación, consta de un vertedero de hormigón armado con cuatro saltos y una anchura de 24 metros. Toda una obra de ingeniería local para mitigar los efectos de una segunda riada que, esta vez sí, podría acarrear una desgracia.
Los tres primeros saltos del agua en la riada, creados con este canal perimetral, crean una zona de amortiguación, mientras que el último y cuarto nivel supera una altura de 1,55 metros. Esta estructura escalonada disminuye la energía de las posibles riadas, gestiona el incremento de caudales y los redirige hacia una cámara de carga o tanque de tormentas, la cual se conecta con la red de colectores y el sistema municipal de aguas.
“A partir de ahí, toda el agua que no entre en el colector, en momentos de grandes tormentas excepcionales, será derivada por la nueva infraestructura del canal perimetral hasta la Z-30, línea natural de evacuación, evitando su efecto directo sobre parte del barrio de Parque Venecia”, explica el consejero Serrano.
No hay plan B
Dada la severidad de la tormenta del pasado 6 de julio, es imprescindible la colaboración entre diferentes administraciones para manejar adecuadamente estas situaciones que pueden darse en el futuro. Por este mismo motivo, se ha incluido en la información sobre las obras hasta al Departamento de Educación del Gobierno de Aragón, debido a la proximidad de las obras al colegio María Zambrano.
Paralelamente, la capital aragonesa está desarrollando, a través del Servicio Municipal de Protección Civil y con la coordinación de los Bomberos, un protocolo de actuación que será anexado al Plan de Emergencias Municipal de Zaragoza (PEMUZ), aprobado en marzo de 2023. Este plan tiene como objetivo establecer una serie de acciones automáticas para la prevención y respuesta civil ante tormentas extraordinarias, incluyendo posibles restricciones de tráfico en la Z-30, según las condiciones climáticas.
El Ayuntamiento de Zaragoza solicitará un informe obligatorio a la Dirección General de Protección Civil sobre cuestiones vinculadas a riesgos graves en caso de otra riada. Este informe será determinante si señala explícitamente cualquier problema significativo de carácter geotécnico, morfológico, hidrológico o de otro tipo de riesgo natural, y deberá emitirse dentro de los dos meses siguientes. De no recibir respuesta, se asumirá la conformidad. Si es rechazado, no habría un plan B para hacer algo distinto a esta obra compleja y técnica. Y solo quedaría esperar a que nunca más caiga una tromba de agua similar a la de julio de 2023
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