Carrera de obstáculos para cobrar el ingreso mínimo vital

Mamen Román tiene un recuerdo vívido de la primera noche que acabó durmiendo en las calles de Cádiz. Las nuevas miradas de desprecio. La ansiedad y el miedo. “Me fui a la playa de la Caleta. Una luz alumbraba mi tienda de campaña y me asusté muchísimo. Resultó que era el faro”, rememora con una sonrisa triste. Fue el 11 de enero de 2021, nunca lo olvidará: “Me cambió para siempre”. Tampoco se le desvanece de la mente otra fecha, la del 24 de septiembre de ese mismo año, el día que consiguió salir de esa pesadilla, gracias al cobro del primer pago del Ingreso Mínimo Vital (IMV), la red última de protección creada en 2020 para alcanzar las capas más vulnerables de la sociedad. Román sabe que lo suyo es excepcional: la gran mayoría de las personas sin hogar no perciben esta ayuda.

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