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El Gobierno español se ha vuelto a disociar, en los primeros días del año, de una iniciativa de EEUU con relación a la libertad de navegación en el Mar Rojo, puesta en peligro por la milicia yemení de los hutíes, aliada del movimiento palestino Hamás.
A instancias de EEUU, 13 países aliados suscribieron el miércoles un comunicado en el que advierten a los hutíes que "asumirán la responsabilidad de las consecuencias si continúan amenazando vidas, la economía mundial y el libre flujo de comercio en las vías fluviales críticas de la región".
La diplomacia española no firmó esa declaración conjunta que publicó la Casa Blanca. Sí lo hicieron los principales aliados europeos de EEUU, empezando por el Reino Unido, Alemania e Italia, y también países de otros continentes como Australia, Japón y Corea del Sur. Francia es, junto con España, el único socio de peso de EEUU que no secundó el comunicado, aunque sí ha enviado una fragata a la zona, la Languedoc, que permanece bajo mando de su Estado Mayor y no del Pentágono.
El texto colectivo recalca que "los ataques contra buques, incluidos buques comerciales, mediante vehículos aéreos no tripulados, pequeñas embarcaciones y misiles, incluido el uso de misiles balísticos antibuque (...) constituyen una amenaza directa a la libertad de navegación".
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Ignacio Cembrero
Hasta la fecha se han producido 24 ataques, uno de ellos el secuestro del carguero Galaxy Leader, que navegaba bajo bandera de Bahamas, pero su dueño es israelí.
Un 14% del comercio marítimo mundial pasa por el Mar Rojo, incluido el comercio mundial de cereales, el 12% del petróleo y el 8% del gas natural licuado. Para sortear el peligro, una veintena de navieras han optado por desviar a sus barcos a través del Cabo de Buena Esperanza, lo que alarga los días del viaje, casi duplica los fletes del transporte y retrasa la entrega de las mercancías.
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Hutíes en Yemen protestan contra la operación internacional en el Mar Rojo. (EFE/Yahya Arhab) Es la segunda vez en menos de dos semanas que el Gobierno español marca distancias con la iniciativa estadounidense Guardián de la Prosperidad (Prosperity Guardian) para proteger la navegación en esas aguas, repeliendo por la fuerza los ataques hutíes por aire y hasta hundiendo las lanchas con las que intentan asaltar barcos.
La primera fue en el comité Relex de la Unión Europea, el 21 de diciembre, cuando el representante español vetó la ampliación del mandado de la misión europea Atalanta de lucha contra la piratería frente a las costas de Somalia, para que pudiese incorporarse a la operación naval puesta en marcha por Estados Unidos. Atalanta está bajo el mando de un vicealmirante español, Ignacio Villanueva, que la dirige desde Rota.
Al día siguiente, el presidente Joe Biden llamó al jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez. Le puso en guardia sobre el peligro que suponían los hutíes, pero, según la versión de la Casa Blanca, no le pidió que reconsiderase su decisión.
Es la segunda vez en menos de dos semanas que el Gobierno español marca distancias con la operación estadounidense en el Mar Rojo
Al día siguiente, también, el viceministro de Asuntos Exteriores de los hutíes, Hussein Al-Ezzi, escribió en la red social X: "Valoramos mucho la negativa de España a dejarse arrastrar por las mentiras norteamericanas y británicas en lo concerniente a la navegación marítima".
El Gobierno nunca ha explicado los motivos de fondo que le empujaron a rehusar secundar la operación militar estadounidense en el Mar Rojo. Algunos indicios apuntan a que Guardián de la Prosperidad podría dejar de ser una operación meramente defensiva para convertirse en ofensiva. Esa puede ser una de las reticencias españolas.
Grant Shaps, secretario de Defensa británico, dejó caer el lunes que se podrían efectuar bombardeos aéreos contra las posiciones de los hutíes en Yemen. El presidente Emmanuel Macron ha indicado en privado que es probable que "Francia no se conforme con llevar a cabo acciones defensivas frente a los hutíes", según reveló el semanario Le Canard Enchaîné.
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