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En el corazón de Zaragoza, a solo unos pasos del bullicioso centro urbano, se alza un auténtico oasis de frescor, vegetación y actividad: el Parque Grande José Antonio Labordeta. Este pulmón verde, con 44 hectáreas de jardines, fuentes y caminos arbolados, esconde entre sus frondosos rincones una de las piscinas más deseadas de la ciudad: el CDM Perico Fernández, conocido por muchos zaragozanos como la antigua piscina de Salduba.
La combinación de naturaleza y baño convierte esta instalación en un reclamo irresistible durante los meses más calurosos. Y no es para menos: la piscina, de tamaño olímpico (50 x 21 metros), está rodeada por una notable cantidad de sombra gracias a los árboles centenarios del parque, algo poco habitual en otras piscinas municipales de la ciudad. A pesar de contar con una zona de césped algo más reducida (2.600 metros cuadrados), el frescor bajo sus copas convierte cualquier tarde de verano en un momento de descanso perfecto.
Ubicada junto al Paseo Renovales, el acceso es sencillo tanto en transporte público (líneas 35, 42, 53, Ci1, Ci2 y tranvía) como caminando desde Gran Vía o Fernando el Católico. Además, su cercanía al canal y al río Huerva permite completar el día con un paseo por uno de los entornos más agradables de Zaragoza, que en verano cobra una vida especial.
Además del chapuzón, la instalación deportiva ofrece servicios que completan una jornada redonda: bar-restaurante, vestuarios, pistas polideportivas e incluso un pabellón cubierto con graderío para 840 personas. También hay una piscina infantil de 12 x 8 metros que hace las delicias de los más pequeños, lo que la convierte en una opción familiar ideal.
La piscina está abierta todos los días, desde las 10:30 hasta las 21:00, y sus precios son más que accesibles: desde los 4 euros por entrada general entre semana, hasta bonos de temporada que apenas superan los 35 euros en el caso de jubilados. Los menores de siete años entran gratis, por lo que es perfecto para pasar la tarde con los niños.
Lo que diferencia a este parque del resto no es solo la posibilidad de refrescarse. En el Labordeta puedes alquilar bicicletas, recorrer su tren turístico, visitar los museos del Jardín Botánico o simplemente encontrar un rincón de sombra para leer y desconectar. Es, probablemente, el único espacio urbano de Zaragoza que permite disfrutar del arte, la historia y el ocio en una visita.
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