La "angustia" y la ilusión de una escritora frente a la responsabilidad del éxito y la relación "tóxica" con el fracaso

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Cuando la inspectora Ana Covadonga Castro comenzó sus primeros pasos como escritora, agarró la mano de Julieta Collado, su primera protagonista, y juntas recorrieron una trilogía marcada por crímenes oscuros y giros sorprendentes. Un año después de ese debut literario, que podría germinar en un proyecto audiovisual, la autora abandona la Costa del Sol para regresar a su Asturias natal. Un escenario donde se desenvuelve Deva Prendes. Una investigadora de mediana edad que se sacude los estereotipos. Tan astuta, como frágil. Que detesta su cuerpo porque no le permitió cumplir su deseo de ser madre y que en silencio se siente "vacía", "estropeada" e "incompleta". Ella es Hágase su voluntad (Espasa, 2025). La última obra de esta novelista que trabaja para gestionar el miedo al fracaso y que asume la "responsabilidad" de trabajar, por primera vez, con una gran editorial.

La historia, explica su autora, "es una investigación realista", con "giros más o menos esperados", pero que "se sale de los cánones" del género. Contada en primera persona a través del relato de Deva, se construye en torno a una secuencia de suicidios que conmocionan a la sociedad de Avilés y que se inician con la muerte en la plaza de España de una joven que se quita la vida de una forma macabra. Se trata de Paula Montero, una chica que llevaba cuatro años desaparecida, y cuyo trágico final es el comienzo de un vertiginoso caso para cazar a un "siniestro director de escena".

Ana Covadonga, psicóloga y miembro de una unidad de élite de la Policía Nacional en Málaga, explica que en su última creación se percibe un avance en el estilo, "una escritura más madura, pero sin enredarse en largos procesos descriptivos que puedan ralentizar la lectura".

Esta evolución, en parte, viene de trabajar por primera vez con una editora: Rosa Pérez, "una profesional experimentada, que te lleva de la mano durante la escritura, pero que a la vez te deja total libertad", explica la autora, que agrega que esta colaboración también ha influenciado en el proceso creativo del libro.

Paula Corroto

"En mi primera novela —La Muda—, cuando me senté a escribir, tenía muy pocos rasgos de la trama y fui creándola". Pero en Hágase su voluntad realizó un trabajo previo en el que planteó "la historia, los asesinatos, quién los comete y por qué o el desenlace". "A partir de ahí, fui adaptando todo a las ideas que surgieron mientras escribía".

Como convertir Avilés, al igual que antes hizo con la capital malagueña, en un personaje más del caso. "Me gusta escribir sobre los sitios en los que he trabajado" y utilizar escenarios que enriquezcan por su simbología. "Viví allí durante 22 años y trabajé en su comisaría", por los que los lectores asturianos reconocerán muchos lugares y costumbres.

La escritora sí mantiene una pauta con respecto a otras de sus obras, y es que sus protagonistas absorban algo de ella. Un trazo en el que se siente reconocida y que le permite hilar una conexión que la acerca a la trama. Pasó con Julieta Collado, la investigadora de su debut literario, y ocurre con Deva Prendes.

"Julieta era un personaje con mecha corta, mientras que Deva es mucho más madura". Una investigadora experimentada, con sus heridas emocionales latentes, y con la que comparte "la autoexigencia y el vértigo de no estar a la altura". Un "miedo al fracaso" que en la autora se agudiza por su concepción de la vida. "Me digo a diario que todo lo que no sea un diez es un fiasco, así que imagina cómo te puede afectar una crítica negativa. Intento no leer las reseñas, y reconozco que eso es tóxico, pero estoy trabajando para aceptar la decepción".

"Me centro en no ser un fracaso en vez de valorar que, en menos de un año, una gran editorial decidió que una de mis obras merecía la pena"

Ana reconoce que es "demasiado dura" consigo misma y que se siente identificada con la escritora Elisabet Benavent cuando afirma que lo vive "todo desde la angustia". "Me centro en no ser un fracaso en vez de valorar que, en menos de un año, una gran editorial ha decidido que una de mis obras merecía la pena".

La autora apunta que ser publicada por Espasa aumenta el sentimiento de responsabilidad, pero agrega que el feedback es positivo. "Tengo la sensación de que el libro está gustando", señala. Sobre todo, por la "acogida espectacular" que está teniendo Deva, una mujer que por sus características podría estar de salida, pero que aún "tiene mucho que decir en su mundillo".

Que la protagonista principal tiene recorrido —a pesar de que "me gustan que las novelas sean autoconclusivas"— lo refleja que Ana Covadonga trabaja "en unas cuantas tramas que aún no he empezado a escribir". Las podría protagonizar Deva, o no. Pero lo que sí tiene claro es que, si se tuviese que despedir de ella, será igual de duro que cuando le dijo adiós a Julieta Collado y a su equipo.



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