
En plena guerra de aranceles muchos inversores han desviado parte de su capital desde Estados Unidos hacia España, donde los dos sectores dominan el Ibex 35 y presumen de rentabilidades por dividendo superiores al promedio
El Ibex 35 venía celebrando una primavera casi perfecta. Hasta hace apenas unas sesiones, el índice se revalorizaba un 23% por ciento en el año y superaba los 14.300 puntos por primera vez desde 2008. Todo indicaba que el capital seguía fluyendo hacia España, favorecido por la inestabilidad en Estados Unidos, la pausa en los tipos y las valoraciones atractivas del mercado europeo.
Pero el panorama ha cambiado de golpe. Donald Trump ha vuelto a la carga con su retórica arancelaria, y esta vez el blanco es la Unión Europea. La amenaza de imponer aranceles del 50% sobre los productos europeos a partir del 1 de junio ha hecho saltar las alarmas. El Ibex 35 ha borrado una parte del entusiasmo acumulado, aunque ha logrado salvar el nivel de los 14.100 puntos.
El mensaje del mercado ha sido contundente. La incertidumbre no ha terminado. Y quizá por eso cobran fuerza las advertencias que venían lanzando tanto JP Morgan como el BCE. Los riesgos comerciales siguen latentes y las valoraciones siguen siendo exigentes. Con este panorama, muchos inversores podrían volver a lo básico.
Una estrategia que nunca pasa de moda. La búsqueda de compañías que reparten dividendos sólidos y sostenibles. Ingresos que resisten las sacudidas del mercado. Y ahí, en el corazón del Ibex 35, hay dos grandes grupos que compiten por ese inversor conservador. Por un lado, la banca. Por otro, las energéticas. Ambos sectores llevan años dominando el índice y ambos presumen de rentabilidades por dividendo superiores al promedio. Pero, ¿Cuál resulta más interesante hoy?
Los bancos se juegan su margen
La banca atraviesa un gran momento. Santander ha subido un 58% en lo que va de año. Morgan Stanley lo ha incluido entre sus favoritos para liderar el rally bursátil europeo, junto con Commerzbank, Lloyds y Société Générale. Los motivos no son nuevos. Mejora de márgenes, proceso de simplificación operativa, generación de capital y un negocio diversificado. Se proyecta un crecimiento medio del beneficio por acción del 10% entre 2024 y 2027, con retorno sobre capital tangible por encima del 15%. ¿Y el dividendo? Cerca del 2,4%, según cotización y recompra.
Pero no está solo. Sabadell, con cerca del 8% de rentabilidad por dividendo, gana posiciones entre los moderados. BBVA, con fuerte presencia en Turquía y Latinoamérica, ofrece retornos por encima del 4%. Incluso Unicaja y otros bancos más pequeños superan el 5%, aunque con mayores riesgos y menos estabilidad en su flujo de caja.
El problema es la sensibilidad al entorno. Si los tipos de interés bajan, los márgenes bancarios se resienten. Morgan Stanley estima que una caída de 50 puntos básicos en los tipos reduciría el margen de intereses en un 2,6%. Y con la política monetaria girando poco a poco, esa presión puede ir en aumento.
Las energéticas reparten más dividendos que nunca
¿Y las energéticas? Aquí la historia es distinta. Juegan otra liga. Más silenciosa, menos espectacular, pero igual de rentable. Incluso más, según a quién se mire. Además, no dependen tanto de los tipos. No están tan expuestas al ciclo económico.
Iberdrola, la mayor del sector, ha anunciado un dividendo de 0,635 euros por acción con cargo a 2024. Es un 15% más que el año anterior y la rentabilidad por dividendo roza el 4%. Naturgy, que inicialmente iba a repartir 1,4 euros, ha elevado la cifra a 1,6 euros, lo que la sitúa en el entorno del 6%, según las últimas cotizaciones. Endesa ha hecho lo propio, subiendo su dividendo hasta 1,32 euros, con una rentabilidad del 4,8%.
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