El templo gótico con mayor superficie del mundo no solo es uno de los lugares más imponentes de España, sino que también oculta curiosidades, como la tumba de Cristóbal Colón o las cadenas que hay fuera de ella.
Pocos lugares hay en España tan sumamente majestuosos como la impresionante catedral de Sevilla. Esta descomunal joya forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO (junto al Real Alcázar y el Archivo de Indias), y su tamaño es tan descomunal que es el templo gótico con mayor superficie del mundo y el tercero en total. Además, oculta maravillas como la tumba de Cristóbal Colón, aunque en torno a ella también hay algún que otro enigma.
Uno de los grandes misterios que envuelven a la extraordinaria catedral son las cadenas que la rodean, y es que el templo más importante de la ciudad de Sevilla está cercado por 157 columnas, de las cuales un centenar están unidas por estas series de eslabones. La gran mayoría de turistas que se adentran en el espectacular monumento desconocen cuál el motivo de que estén ahí, mientras que otros creen que solo cumplen una función estética... aunque la realidad es completamente distinta.
Las cadenas de la catedral de Sevilla y su función
Para encontrar el origen de estas curiosas cadenas hay que remontarse al siglo XVI, una época en la que la justicia no estaba tan regulada como lo está hoy en día. En la Edad Media había distintos organismos judiciales que prestaban jurisprudencia; de esta manera, muchas personas buscaban refugio en el tribunal eclesiástico, ya que otros eran conocidos por ser mucho menos clementes que otros.
En esta coyuntura, conocida como 'derecho de asilo' o 'retraimiento', como se dice en el Portal de Turismo de España, en el año 1565 se decidió instalar estas cadenas para así delimitar de manera espacial el ámbito de actuación de la justicia eclesiástica. Por lo tanto, quienes buscaban el amparo de la Iglesia frente a otros tribunales, solo tenían que cruzar las columnas para llegar a un 'lugar seguro', ya que la jurisdicción civil no podía actuar en un entorno tan sagrado como era la catedral de Sevilla.
En resumen, las columnas y las cadenas servían para delimitar dónde acababa el poder judicial y comenzaba el eclesiástico. Además, en la propia web oficial de Turismo de España también se confirma que las primeras columnas que se instalaron (entre la Giralda y la Puerta de San Miguel) tienen su origen en la época romana y que fueron llevadas hasta la capital de Andalucía desde el conjunto arqueológico de Itálica.
Aunque las cuestiones judiciales fueron la principal razón de que se colocasen las cadenas rodeando la catedral, también hubo otro motivo por el que se instalaron: los animales. El templo se utilizaba a menudo como centro de intercambio comercial, por lo que los comerciantes solían adentrarse en él con caballos y ganado, así que las columnas se dispusieron para que no pudieran entrar en un lugar sagrado.
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