Situada al sur de la península de Istria, despliega a orillas del Adriático un impresionante conjunto arquitectónico marcado por su magnífico anfiteatro romano.
Croacia es uno de los países más interesantes que podemos visitar en Europa. La ciudad de Dubrovnik se lleva la palma, con sus imponentes murallas y sus palacios de aire majestuoso. Otras urbes como Zagreb y Split, paisajes naturales como los lagos de Plitvice y preciosas islas como Hvar y Brač completan la oferta de esta nación bañada por las aguas del Adriático.
Es precisamente a orillas de este mar donde encontramos otro destino croata que podemos añadir a nuestro itinerario de viaje. Se trata de Pula, situada al sur de la península de Istria. Su enorme importancia como centro administrativo durante la época romana es un reflejo de su patrimonio arquitectónico actual y de su gran despliegue de monumentos y edificios históricos.
La historia de Pula
Fundada como una colonia romana en el siglo II a.C., la historia de Pula es larga y complicada. La situación estratégica de la ciudad la convirtió en un bien muy codiciado, de modo que fue ocupada por diferentes culturas, desde los romanos hasta los ostrogodos y los venecianos. Todo ello dejó una impronta en la ciudad y su arquitectura, convirtiéndola en una joya digna de visita.
Como no puede ser de otro modo, su principal atractivo es el impresionante Anfiteatro romano, que puede presumir de ser uno de los más grandes y mejor conservados de todo el mundo. Esta fascinante obra fue levantada entre el 27 a.C. y el 81 d.C. y tenía capacidad para más de 20.000 espectadores. En su interior podremos pisar la arena donde antaño lucharon los gladiadores, así como bajar a las galerías subterráneas.
Qué ver en esta ciudad croata
Desde el anfiteatro, pasando por la Puerta de Hércules, llegaremos al Arco de los Sergios, construido a finales del siglo I a.C. como puerta de entrada en la antigua muralla que antiguamente rodeaba la ciudad. Muy cerca encontraremos un precioso mosaico romano que ha logrado conservarse hasta día de hoy. Bautizado como El castigo de Dirce, representa la escena mitológica en el que Zeus y su hijo Afión están atando a la sacerdotisa Dirce a un toro como castigo.
Justo al lado se encuentra la Capilla de Santa María Formosa, que formaba parte de una iglesia bizantina del siglo VI, de hecho es la única construcción que se conserva de ese periodo. Desde aquí seguiremos hacia lo que fuera el Foro Romano, que a día de hoy continúa siendo un importante centro neurálgico en la ciudad. En esta plaza veremos el edificio del Ayuntamiento y el Templo de Augusto, que data del siglo I y en la actualidad es un museo arqueológico con piezas romanas.
La Catedral de Pula es la siguiente parada de este recorrido. Este bonito templo se levantó en el siglo V, aunque tuvo que ser reconstruida en el siglo XVII. Muy cerca encontraremos el acceso al castillo de la ciudad, encaramado en lo alto de una colina bajo la cual se abren pasadizos y galerías subterráneas conocidas como Zerostrasse y que también se pueden visitar. Fueron los venecianos en el siglo XVII quienes construyeron esta fortaleza que nos ofrece unas vistas espectaculares de la urbe y su bahía.
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