El Museo de la Guerra en Camboya de Aki Ra, el "monstruo" que salva vidas desactivando minas


         El Museo de la Guerra en Camboya de Aki Ra, el "monstruo" que salva vidas desactivando minas

Ubicado muy cerca de los magníficos templos de Angkor, la historia de este museo es un canto a la esperanza y a la humanidad

Guerras sucesivas a lo largo de la historia de Camboya marcaron a este país del sudeste asiático y a sus habitantes. Pero la marca, grabada a sangre y fuego en el disco duro de los camboyanos, lejos de significar odio y crueldad es marca de amor, fraternidad y solidaridad. Ejemplo de ello es Aki Ra, quien convirtió su tragedia en ejemplo de amor a su país.

Tenía 5 ó 6 años (él no sabe la fecha de su nacimiento) cuando los Jemeres Rojos atacaron su pequeño poblado cerca de la ciudad de Siem Reap, en el noroeste del país. Reclutaban niños para llevarlos a la guerra y al horror que habían instaurado en Camboya. Sus padres se negaron a que sus hijos les fueran arrebatados para semejante tarea y por ello fueron asesinados delante de los niños. Aki Ra y su hermana fueron armados como niños soldado y obligados a matar pueblo tras pueblo a todo aquel que dispusieran los jemeres rojos, incluidos amigos y familiares.

Los años del horror

Así sucedieron los años de horror en una Camboya destrozada, por dentro y por fuera. Con la llegada del ejército vietnamita para derrocar al régimen de los Jemeres Rojos, Aki Ra y su hermana lograron escapar a Vietnam. Allí estudió, trabajó para la ONU y años después regresó a Siem Reap con una clara misión: eliminar todas las minas antipersona de Camboya y brindar apoyo a los niños mutilados por las explosiones.

Aki Ra logró escapar de Camboya y años después regresó con una misión: eliminar todas las minas antipersona

Comenzó junto a su hermana y su esposa utilizando palos, cuchillos y cualquier utensilio doméstico que sirviera para sacar las minas del terreno y desactivarlas después. Con las bombas convertidas en chatarra financiaba su trabajo. Otras eran amontonadas en su casa hasta que en 2007 fundó el Museo Camboyano de Minas Terrestres y Centro de Socorro y comienza a cobrar un dólar por visita. Gracias a todas las aportaciones amplió sus actividades a favor de los niños mutilados y muchos de ellos también huérfanos, a los que llevó a su casa y fueron cuidados por Aki Ra y su joven esposa, Hurt.

Ayuda para huérfanos y mutilados

Hoy en día decenas de niños viven en el Centro de Socorro del Museo de la Guerra de Camboya. Reciben educación, clases de inglés y muchos de ellos han conseguido acceder a la Universidad de Siem Reap. En el pasado estos niños fueron víctimas de minas terrestres. Hoy, además, hay niños que nacen sin extremidades, otros padecen polio o son marginados por haber nacido con Sida. Hay huérfanos, pero también niños abandonados porque sus padres no pueden hacerse cargo de ellos.

Gracias a Aki Ra, decenas de niños reciben educación y muchos han conseguido acceder a la Universidad de Siem Reap

Volviendo a principios del siglo XXI, Aki Ra compaginaba la desactivación de minas con cursos de formación para que los habitantes de las zonas más amenazadas por minas antipersonas supieran cómo manejarse en el terreno y qué hacer en caso de encontrar a tiempo una munición sin explotar. Desminar es fundamental, no solo para salvar vidas y evitar más mutilaciones; es básico para que también los agricultores puedan cultivar sus tierras sin riesgo. El genocidio del dictador y líder de los Jemeres Rojos, Pol Pot, asesinó a más de un millón y medio de personas en cuatro años y mutiló a más de 44.000 inocentes.

Prótesis para amputados

Aki Ra también dirige una ONG de desminado llamada Cambodian Self Help Demining y, junto con otras ONG de desminado, están consiguiendo que Camboya sea seguro para su gente. Su escuela de formación sigue siendo fundamental para los habitantes de esta zona azotada por el terror de un pasado muy vivo y latente en el presente y cuyo futuro depende de la conciencia mundial. Su Museo, Fundación y Centro de Socorro son referente en Camboya, cuenta con escuela, orfanato y una granja-escuela para enseñar a cultivar y tratar los productos de la tierra.

Aki Ra trabaja con voluntarios que continúan desactivando las cientos de miles de minas que aún quedan sin explotar en la zona de Siem Reap

Aki Ra trabaja con voluntarios que continúan desactivando las cientos de miles de minas que aún quedan sin explotar en la zona de Siem Reap. Minas que estremecen y encogen la piel, más aún cuando los proyectiles sirvieron después de prótesis para los amputados, convertidas en un recuerdo permanente de la brutalidad más descabellada y cada paso hacia un futuro mejor convive con la bomba asesina convertida luego en muleta para los frágiles cuerpos que salvaron la vida, pero no sus piernas.

Museo de esperanza

El Museo de Aki Ra es estremecedor y es también aliento de esperanza para el ser humano. Acumula miles de bombas de diferentes formas y tamaños, pero todas de silueta bé... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}

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