Nadie quiere recoger la fruta en Cataluña y los payeses tienen una desesperada (y dudosa) solución

Nadie quiere recoger la fruta en Cataluña y los payeses tienen una desesperada (y dudosa) solución

Cataluña tiene cifras récord de ocupación y la tasa de paro más baja de los últimos 16 años, un 9,5 %. Un dato aparentemente positivo, pero que complica seriamente la vida a los agricultores. A menos de un mes de las semanas fuertes de recogida de la fruta, los sindicatos agrarios denuncian que faltan trabajadores. Unió de Pagesos (UP) calcula que son necesarias entre 25.000 y 30.000 personas por temporada para cubrir todos los turnos y garantizar unas condiciones dignas.

Pese a los índices de desempleo registrado, cada vez es más difícil encontrar 30.000 personas para trabajar en una campaña que UP prevé que tenga una buena producción. Aunque este año puede haber secuelas por la sequía en algunas frutas como la pera, en Cataluña se recogen de media unas 390.000 toneladas de manzanas y peras (265.000 toneladas de manzanas y 125.000 toneladas de pera).

El paro tan bajo, la dureza del campo y las condiciones laborales hacen que cada vez menos gente esté dispuesta a pasar por ello. El sector está a la espera del pico de trabajo, que llegará en la segunda quincena de julio, cuando necesitarán hasta 16.000 trabajadores, al tratarse de una "buena" campaña.

Los agricultores tienen un gran problema. (Cedida/Unió de Pagesos)Los agricultores tienen un gran problema. (Cedida/Unió de Pagesos) Los agricultores tienen un gran problema. (Cedida/Unió de Pagesos)

Ahora, los agricultores se encuentran con un problema incluso mayor. Ni siquiera personas que en años anteriores habían pasado por el campo, y a las que están obligados a volver a contactar, quieren ir a recoger fruta. La solución, una vez más, apunta en dirección a los inmigrantes. En España hay centenares de temporeros que se desplazan de una región a otra en función de la temporada de cultivo y rotan por diferentes comunidades autónomas siguiendo las temporadas de cosecha.

El responsable de temporeros de Unió de Pagesos, Jaume Pedrós, explica que “trabajadores nacionales no hay ni uno, es muy difícil encontrar; hace calor, es duro y prefieren otros trabajos”, pero añade que hay personas que sí que estarían dispuestas a participar en la campaña, pero “no tienen papeles ni posibilidad de tenerlos”.

Permisos extraordinarios para salvar la campaña

Ante esta alarmante escasez de mano de obra, desde UP dicen haber detectado que hay personas que sí que querrían trabajar en las campañas agrarias, pero no tener los papeles se lo impide. Por este motivo, el sindicato quiere dar un paso adelante y reclama al Gobierno central que ponga en marcha un plan piloto que les permita contratar inmigrantes sin papeles residentes en Cataluña con un permiso extraordinario para salvar la campaña de la fruta.

Solo en la provincia de Lleida se generan más de medio millón de jornadas de trabajo en la recolección de fruta de pepitas (pera y manzana) y de hueso (melocotones y similares) entre los meses de abril y noviembre, con una punta de trabajo en los meses de julio y agosto.

La desesperación es máxima. Nadie se ofrece, las personas que participaron en anteriores campañas, a las que están obligados a avisar, no les contestan o les avisan con un par de días de antelación de que no se presentarán. Los inmigrantes con papeles deciden ir a sitios en los que les ofrecen trabajo estable durante todo el año en lugar de tener que pasar por el calvario de la campaña de la fruta.

Nacho Alarcón. Bruselas

El sindicato agrario también critica el retraso en la publicación de la convocatoria de este año del plan ocupacional de la Generalitat de Cataluña, mediante el cual los agricultores contratan a personas del Servicio Público de Ocupación de Cataluña (SOC) por las que luego les dan una subvención. UP denuncia que la convocatoria debería haber salido en abril y que, tras estas dilaciones, menos agricultores podrán acogerse a ella. Aun así, UP celebra que por tercer año consecutivo se mantengan las ayudas a la agricultura para fomentar la contratación de proximidad, aunque cada vez parece menos factible.

Unió de Pagesos insiste en que hace falta garantizar que habrá personas suficientes para recoger una cosecha que, tras dos años de decadencia, se espera muy buena. Pedrós asegura que la cosecha en sí no peligra: "Recoger la fruta se recogerá, pero el precio subirá. Si falta gente será más caro, pero el trabajo se hará".

La multa por tener trabajadores sin papeles: 3.000 euros

Una de las principales denuncias del colectivo son las trabas administrativas que se encuentran los inmigrantes en situación regular para renovar sus papeles. "La oficina de Extranjería de Lleida está colapsada, solo atienden un día a la semana y es imposible que te den cita", explica Pedrós. Según el agricultor, hay trabajadores con papeles que no pueden renovarlos porque la disponibilidad de la oficina es totalmente incompatible con su horario laboral. Situación que temen puede llegar a que se instaure un mercado de compraventa de horas para la administración pública.

"En Cataluña nadie se la juega, la presión es muy alta", dice Jaume Pedrós, y añade que "la multa por tener trabajadores sin papeles puede ser de 3.000 euros". Según el sindicato, esta afirmación la avalan los datos de la Inspección de Trabajo que demuestran que la gran mayoría cumple las normas. "En el último año, hubo más de 300 inspecciones y tan solo nos constan tres o cuatro sanciones", dice el responsable de temporeros de UP.

Lourdes Barragán

El trabajo de los temporeros es físicamente demandante. A veces llueve, pero a veces el calor es insoportable. Personas que se dedican durante largas jornadas laborales a levantar y transportar cajas pesadas, agacharse y estar de pie durante horas, en su momento de descanso no tienen un lugar en condiciones en el que pernoctar.

Mientras algunos tienen la "suerte" de poder alojarse en albergues de los diferentes municipios que les ayudan a gestionar los propios ayuntamientos, otros optan por la sobreocupación de las viviendas. O, incluso, por dormir en la calle. Gente que puede estar horas y horas al sol y que después no tienen un lugar en el que dormir, ni electricidad, ni agua corriente para asearse.



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