Las estrechísimas calles del distrito de Usera son como un laberinto; ladrillos rojos, tiendas de alimentación chinas, comercios latinos, vecinos mayores y muchos coches. La vía Marcelo Usera supone el límite entre tres barrios que este lunes decidirán si pintar de azul y verde las plazas de aparcamiento. ¿Parquímetros sí o no? Las opiniones entre los residentes son dispares; pero la tónica general es que desconocen qué beneficios o inconvenientes traería la implantación de la zona SER. "¿Pero para eso hay que pagar?", pregunta uno; "no me he enterado bien", relata otro; "¿y cómo se puede votar", reseña un tercero. Las dudas sobre la propuesta del Consistorio están sobre la mesa. Desde este lunes, y hasta el próximo 1 de julio, estará disponible la consulta pública. La intención del Ayuntamiento es descongestionar estos barrios de vehículos privados, impulsar el uso del transporte público y, en consecuencia, mejorar la calidad del aire. Pero no es tan sencillo.
En el bar Manchego, en el corazón de Moscardó –el barrio con más densidad de población de todo el distrito–, algunos comerciantes aprovechan para tomarse un café a media mañana. Christian, que heredó el negocio de su padre, dice estar a favor de los parquímetros porque "si yo para ir a Serrano tengo que pagar, pues al revés también". En cambio, el principal inconveniente que ve es la reducción de su clientela. Su teoría es sencilla: si quienes tomarse una cerveza tienen que pagar parquímetro, buscarán otro bar donde el aparcamiento sea gratis. "Los de Orcasitas no van a venir, y eso son botellines que pierdo", explica.
Según datos del Ayuntamiento de Madrid, con fecha de 2023, en el distrito de Usera existen más de 670 locales de hostelería. Uno solo debe caminar un par de pasos para percatarse de que se trata de uno de los negocios por excelencia de la zona: solo en una calle pueden concentrarse más de 10. Lo que no es tan fácil de localizar son sitios de aparcamiento. Durante el tiempo que este periódico estuvo trabajando en el terreno, apenas percibió dos huecos libres en el barrio. De hecho, existe la teoría prejuiciada de que durante el día es más fácil aparcar porque los vecinos utilizan su vehículo para ir a trabajar, pero a simple vista parece todo lo contrario. Además, en Usera hay cuatro coches por cada 10 habitantes (de los más bajos, solo por encima de Villaverde), y existen un total de 45.956 vehículos censados en el distrito. Entonces, ¿si no hay tantos coches ni por vivienda ni por habitante, por qué es imposible encontrar sitio?
Existen dos razones principales. La primera es que la mayoría de los portales no dispone de garaje, por lo que muchos deben estacionar en la calle. La segunda, que las plazas se llenan durante el día por la gente que tiene su puesto de trabajo en el distrito –y por quienes aparcan en Usera para ir en metro hasta otro punto la capital–.
Eugenio y Gonzalo, dos carniceros del barrio "de siempre", bromean sobre qué harán con sus furgonetas de trabajo si se implanta la norma. Ambos acuden a su puesto en coche, pero no son residentes. "¿Qué hago? Igual puedo empadronarme en casa de alguna clienta", dice bromeando. "Nos empadronamos todos juntos en el mismo", comenta el otro. Para poder aparcar en la zona SER con una cuota anual en torno a los 20 euros, es obligatorio ser residente. Y ninguno de estos trabajadores vive en Usera. No obstante, sí que tienen la posibilidad de aparcar pagando otra tarifa.
Desde el área del urbanismo de Madrid explican que existe la opción denominada Colectivo cualificado de Titulares de Vehículos Comerciales e Industriales. Dándose de alta en el sistema, los empleados pueden pagar un importe anual o mensual y elegir si desean aparcar cinco u ocho horas. Esta tarifa se aplica tanto a zona verde como azul y para vehículos industriales o turismos. Es decir, tendrían que abonar un importe, pero no cambiar de sitio cada cuatro horas cuando se acabe el tiempo máximo permitido que establece la norma para no-residentes.
"A mí no me gustaría que saliese", reseña Erik, de 30 años. El joven, que camina por la calle Dolores Barranco, está convencido de que no hay tanta gente que aparca en Usera para ir hasta su casa al otro lado del río: "Tengo amigos en Legazpi y nadie se plantea mover su coche hasta aquí para no pagar la tarifa anual", dice argumentando que en el barrio solo aparcan los vecinos. La realidad es que los conocidos como efectos frontera, sí existen. Los barrios colindantes a las zonas SER están más saturados de vehículos.
Cesar Castro, vecino de Pradolongo de 46 años, por su parte, reconoce que no sabe "qué pros y contras tiene". Básicamente, los residentes recelan de la medida porque desconocen si surtirá efecto. "Tengo que informarme", aclara Carlos desde Almendrales y "nacido en Usera hace 73 años". Su opinión es que, si de verdad va a facilitar la vida de los residentes, está a favor; pero si va a tener que pagar para que todo siga igual [dificultades para estacionar], no merece la pena.
No obstante, las rayas azulas y verdes sí favorecen la movilidad sostenible. La literatura académica evidencia que la puesta en marcha de estos sistemas reduce la emisión de contaminantes al medio ambiente. "Las políticas del SER y de Madrid Central reducen en un 33% y un 35%, respectivamente, la probabilidad de poseer un coche, en comparación con las zonas donde no se aplican estas medidas", escriben los investigadores González, Pérez, Sánchez y Vasallo, de la Universidad Politécnica de Madrid. A menos coches, menos gases. De hecho, concluyen que estas políticas "parecer ser eficaces" para mejorar la "sostenibilidad urbana".
Carlos, por ejemplo, apostilla que a partir del año que viene su vehículo ya no podrá circular por Madrid. Su intención es trasladarlo a las afueras de la ciudad y estacionarlo en casa de su hijo. Esta realidad se demuestra en una tesis doctoral publicada en 2014 por la Universidad Politécnica de Madrid. "[Su estudio evidencia] la efectividad de estas políticas para promover opciones de transporte sostenible y fomentar la adopción de vehículos más limpios", señala el investigador, González Sarmiento. La cuestión de si todos los bolsillos pueden permitirse invertir en un coche nuevo es otro debate.
Zofio no entra en la consulta
El barrio de Zofio colinda con Pradolongo y Moscardó, pero no formará parte de la consulta ciudadana que arranca este lunes. ¿La razón? Según dice Francisco, el portavoz de la Asociación de Vecinos, es porque están valorando con los residentes si merece la pena. Hace una semana se hizo una asamblea para explicar cómo funciona el sistema y preguntarles cuál era su opinión. "La mayoría no tiene ni idea, solo saben que consiste en regular el aparcamiento mediante pago", apunta a este diario.
"Es un tema muy complejo", reconoce. "La presión de vehículos aquí es sobre todo por la noche, y a esa hora ya no funcionan los parquímetros. No sé si poner la zona SER garantiza que se vaya a poder aparcar a esas horas". El portavoz insiste en la necesidad de hacer un estudio en profundidad sobre el número de vehículos de esas calles y el nivel de rotación que hay. Con eso, sería más sencillo, a su parecer, valorar una de las dos opciones.
Aparcar en Zofio es complicado. Francisco sabe que, de implantar la zona SER en Moscardó y Pradolongo, se ejercerá el efecto frontera en su barrio. Explica, también, que quienes se acercan a Usera a aparcar es porque la comunicación en transporte público desde Orcasitas tiene menos frecuencia de la que debería. Por ello, llevan el coche hasta la parada de la línea 6 y luego, cogen el Metro: "Aumentando los buses, la gente iría directamente transporte desde su casa".
{getToc} $title={Tabla de Contenidos}