En un hermoso y soleado 13 de noviembre de un año por determinar, un niño de 11 años escribió una carta, la metió en una botella de cristal y la lanzó al mar en Mallorca. Hace una semana, tras haber recorrido miles de kilómetros, la botella llegó a la playa de Bacoli, una localidad cercana a Nápoles, y encontró a su destinatario, Dario Grande, un italiano de 38 años, que ahora busca devolverle el mensaje (de momento, sin éxito).
La carta, escrita originariamente en alemán, decía lo siguiente:
Querido desconocido: En este hermoso y soleado día, estoy enviando este mensaje en una botella en un viaje y tengo mucha curiosidad por ver quién lo encontrará. Me llamo Tillmann, tengo 11 años y vivo en Mallorca. Mis aficiones son: leer libros, jugar a videojuegos, hacer puzzles y construir Lego. Jugar al baloncesto y al fútbol y nadar son mis actividades deportivas de ocio.
Entre otras cosas, me gusta explorar la naturaleza, la flora y la fauna (soy miembro de Nabu) y también me interesa el mundo del agua. También me gusta estudiar la época histórica y la astronomía. También disfruto montando en moto con mi padre. Todavía no he podido cumplir mi deseo de ver una serpiente o una tortuga fuera de un zoo, que son muy comunes en Mallorca. Muchos saludos, espero una respuesta. Tillmann.
"Esta es la primera vez que me pasa algo así. Vi el papel dentro, y fue una sensación muy emocionante", explica Dario Grande, en una conversación telefónica con El Confidencial. Cuando leyó el mensaje, y descubrió la edad del emisor, pensó que "ver cómo en la era de las redes sociales e internet, un niño usaba un papel y una botella para comunicarse" era "la cosa más bonita que le había pasado".
Según relata, se encontró con la botella el pasado sábado por la mañana, mientras daba uno de sus habituales paseos y, al ver que el texto estaba escrito en alemán, en la misma playa usó Google Lens para tratar de descifrar qué decía el misterioso papel, y después recurrió a un amigo germano para que corroborase la traducción. En la carta, además, también aparecía un apellido, una dirección de Tolleric (Mallorca) y una fecha que el tiempo, y el agua marina, han hecho ilegibles. Estas son las únicas pistas que dejó Tillmann Christiansen.
Encuentra en las islas Azores un mensaje en una botella lanzado en EEUU en 2018
El Confidencial
El italiano, graduado en Comunicación y Gestión de Proyectos, trabaja en un museo de la Ciudad de las Ciencias de Nápoles, pero su verdadera pasión es el mar, y, siempre que puede, le gusta estar en contacto con el agua. Por este motivo, siente este hallazgo "como una señal del destino" y una "respuesta" de ese mismo mar con el que tantas veces se había comunicado con anterioridad.
A pesar de su diferencia de edad, y de haberse criado en ambientes muy distintos, Grande siente que comparte muchas cosas con el pequeño Tillmann, especialmente su amor por la naturaleza y los ecosistemas marinos y terrestres. "Tenemos unos valores muy similares, y compartimos la preocupación por el futuro del planeta, algo que para mí es prioritario", confiesa el napolitano, que en su tiempo libre colabora como voluntario en una asociación medioambiental.
Ahora, la botella de cristal descansa en la mesa del despacho de Dario. Pero, según escribió en un post de Instagram, su intención es repetir la hazaña de Tillmann y reutilizar el recipiente para enviar un nuevo mensaje a un remitente desconocido "con la esperanza de que llegue a un soñador", como él y el joven balear. Y confía en poder contactar con Tillmann, ya sea a través de internet, o conociéndose en persona en Mallorca. Por el momento, le ha mandado una carta, aunque todavía sigue sin respuesta.
En el texto, además, también aparecía una dirección de Tolleric (Mallorca) y una fecha que el tiempo, y el agua marina, han borrado
Estimado Tillmann,
Mi nombre es Dario, vivo en Bacoli y tenemos muchos intereses en común. Tu mensaje es lo mejor que me ha pasado en los últimos tiempos. Hoy es un día gris y lluvioso aquí. Hay un fuerte viento siroco con olas muy altas. Es cierto que las tormentas a veces llevan mensajes esperanzadores que desafían al mar para llegar a quienes buscan respuestas. Imaginar esta botella, con un mensaje en su interior, viajando durante meses y atravesando todo el mar Tirreno hasta llegar a la playa de mi ciudad, es lo más mágico y verdadero que puede existir estos días y es en sí mismo un mensaje.
¿Cuál? Verás Tillmann, ¡hoy todo se ha vuelto tan inmediato y superficial! Ya no nos miramos a los ojos, e incluso los sentimientos se transmiten a través de las redes sociales. Saber que hay pequeños soñadores como tú creciendo en el mundo es una esperanza para el futuro. Mañana por la mañana, del mismo modo, enviaré un mensaje utilizando tu botella, con la esperanza de que llegue a un soñador como nosotros. Espero encontrarte algún día en Mallorca. Sin duda iré a buscarte. Con afecto, Dario.
Fuentes de las autoridades de la Policía Local de Llucmajor han confirmado a El Confidencial que no existe constancia de ningún vecino llamado Tillmann Christiansen, y, de acuerdo con los datos esgrimidos, la persona que reside en la dirección que aparece en la carta, de nacionalidad francesa y sin aparente relación con el niño, es vecina de la localidad desde 2021.
Por otra parte, la asociación medioambiental alemana Nabu, de la que Christiansen asegura formar parte, ha respondido a este diario que "los niños no pueden ser miembros, pero que sí existen membresías familiares". Aun así, por motivos de protección de datos, no han querido proporcionar más detalles. Entonces, ¿dónde está Tillmann? Y, lo más importante, ¿conseguirá saber que su mensaje ha llegado a buen puerto?
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