La más emblemática es la Plaza de España, con una superficie de 50.000 metros cuadrados y un canal de 515 metros de longitud.
Sevilla tiene un color especial, y no solo porque lo diga la canción de Los del Río. La capital andaluza se puede considerar una de las ciudades más pintorescas de España. Sus barrios están cargados de color, luz, vida e historia. Es por ello que cada año miles de personas se acercan hasta la ciudad para disfrutar de todos sus atractivos: desde sus tapas en el barrio de Triana hasta sus monumentos, como la Torre del Oro.
Otra de las paradas imprescindibles en Sevilla son sus plazas. La más emblemática es la Plaza de España, situada en el parque de María Luisa. Diseñada por el arquitecto sevillano Aníbal González, se caracteriza por sus dimensiones majestuosas: tiene una superficie de 50.000 metros cuadrados y un canal de 515 metros de longitud. Además, uno de sus atractivos son los miles de azulejos que la conforman.
Más allá de las plazas más populares de la ciudad, la perla del Guadalquivir cuenta con otros muchos espacios abiertos al público que no son tan conocidos entre los turistas, pero siguen siendo igual de bonitos y en los que se respira esa esencia de Sevilla.
La plaza más bonita de Sevilla
Es complicado quedarse con una sola plaza de Sevilla. Algunas son más grandes, otras más coloridas... pero todas tienen su propio encanto. Una de las más desconocidas, pero que guarda mucha historia, es la plaza del Cabildo. Está situada en el barrio del Arenal, a escasos metros de la Catedral. Se trata de una plaza interior con forma semicircular que fue construida en el siglo XX sobre el antiguo colegio de San Miguel.
Una de sus peculiaridades es que está adosada a la antigua muralla de la ciudad. En su lado recto, se pueden disfrutar de 50 metros de muralla almohade del año 1184, procedente de la Alcazaba. La parte semicircular está compuesta por un edificio de tres plantas que se apoya en varias columnas de mármol. Las paredes están decoradas por el pintor José Palomar y la portada central es del arquitecto Joaquín Barquín Barrón.
En el centro de la plaza, a la que se puede acceder solamente durante el día por tres accesos diferentes, hay una fuente. También se pueden visitar sus galerías, que cada domingo acogen un mercadillo de filatería. Además, en el extremo derecho del edificio hay una placa en honor al orfebre Juan de Arce.
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