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Una ruta no empieza en el mapa, sino en el antojo. Y los mexicanos, en Madrid, tienen muchos: de chilaquiles, de barré, de helado picante, de canciones tristes y sobremesas eternas. Basta abrir TikTok y escribir "ruta mexicana en Madrid" para descubrir que esta ciudad se vive también al ritmo de sus pasos. Jóvenes recién llegados o establecidos desde hace años comparten sus lugares favoritos para comer, entrenar o salir. No son influencers profesionales ni trabajan en turismo, pero sus recomendaciones tienen miles de visualizaciones. "Tacos en Trompo, café en Amica, sushi-latino en Li-Onna y helado de Myka", resume el perfil @momentomadrid en un vídeo que acumula más de 120.000 visitas. Otros, como La Mordida, elaboran listas más rigurosas, destacando los restaurantes con el Sello Copil como paradas obligatorias para "comida auténtica, no Tex-Mex disfrazado". "La ciudad se transforma cuando la miras con ojos mexicanos", dice @viajeromx. "Aquí también encontramos calor, picante y familia".
La noche, por supuesto, también tiene sus protagonistas. En los vídeos de @anakarenvizcaya96, Toni2 aparece como el karaoke de referencia. "¡No más tristeza! Ven a Toni2 en Madrid, canta y disfruta con desconocidos toda la noche", dice en uno de sus clips más virales. La frase se repite en decenas de cuentas como un estribillo colectivo. También circulan recomendaciones para sobrevivir al desamor: ir a Sala de Despecho, pedir un trago, cantar una de Vicente Fernández.
En la Comunidad de Madrid viven 23.985 mexicanos, según el INE, y solo en 2024 más de 709.850 llegaron de visita, convirtiendo la capital en su destino europeo favorito por delante de París y Londres. Uno de cada siete habitantes de la ciudad es latinoamericano. El perfil dominante del migrante mexicano es el de adultos jóvenes, con estudios universitarios, clase media-alta, procedentes de Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León. Muchos llegan para estudiar, trabajar o emprender. En 2023, la inversión extranjera directa desde México en la Comunidad de Madrid ascendió a 221,5 millones de euros, según datos de DataInvex.
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Lucía Franco
La jornada arranca temprano y con energía. Muchos mexicanos empiezan el día pedaleando fuerte en Siclo, la franquicia mexicana de cycling que aterrizó en Madrid con música alta, bicis y coaches que parecen DJs. El estudio, ubicado en la calle Fernando VI, ofrece clases que combinan deporte, espectáculo y comunidad. Fundada en México en 2015, su desembarco en la capital redefinió la forma de sudar: con luces de concierto y mucha gente joven, especialmente mujeres, que encontraron ahí un espacio propio.
Muy cerca, en Chamberí, otra disciplina se ha abierto paso entre las mexicanas: el barré. Casa Barré lo fundan en 2021 Paola Alamán y Georgina Morán, dos emprendedoras mexicanas que decidieron traer a la ciudad esta técnica que mezcla ballet, pilates y trabajo de fuerza. Las clases duran una hora y combinan calentamientos de bailarina con ejercicios localizados y estiramientos guiados. Pero no todo es sudar: más que un entrenamiento, hoy la práctica se ha convertido en uno de los lugares favoritos del postureo en redes entre la comunidad mexicana.
Del deporte a la mesa. Algunos se lanzan directo a Trompo, el restaurante de Zenén Jaimes que trae a Madrid el sabor de las taquerías del norte de México. Otros prefieren algo más pausado en Bajío, o cenar más tarde en Barracuda MX, donde la cocina de autor y los productos de temporada se mezclan con sabores del Pacífico. Para los que buscan una experiencia más sofisticada, Li-Onna propone una fusión entre sushi y cocina latina en un local con dos plantas, DJ en directo y una carta de cócteles de autor. Amica, por su parte, apuesta por una propuesta fresca con recetas tradicionales actualizadas y una carta que incluye chilaquiles, enchiladas y hasta postres con toque picante.
Y para los que necesitan algo dulce, Myka se ha convertido en parada obligada. Esta heladería de yogur griego fundada por los mexicanos Natalia Morales y Javier Ezquerro nació en julio de 2023 en Ortega y Gasset y rápidamente se convirtió en la sensación de la temporada. Cada uno de sus tres locales vende alrededor de 1.000 helados al día, muchos con sabores inesperados: compota de naranja amarga con pistacho o mezclas con un toque picante muy mexicano. Uno de sus vídeos más virales en Instagram muestra a una clienta diciendo: "Está delicioso, pica, pero refresca. Sabe a México".
Entre comidas y sobremesas, la comunidad mexicana también se deja ver en lugares como Ten con Ten o The Library, en la calle Serrano, donde los vinos reemplazan a los libros y la conversación fluye con la Puerta de Alcalá de fondo. Es habitual encontrarlos allí, entre copas, cerrando negocios, celebrando aniversarios o simplemente tomando el sol con un vino blanco en la mano.
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La heladería Myka. (Cedida) En paralelo, la cocina mexicana sigue marcando presencia en la ciudad. Hay más de 200 restaurantes mexicanos registrados en la Comunidad de Madrid, según un recuento reciente de Madrid te enreda. De ellos, solo una veintena cuenta con el Sello Copil, la distinción que otorgan desde 2022 la Fundación Casa de México y la Academia Mexicana de Gastronomía a los que realmente respetan la tradición culinaria del país. La directora de la fundación, Ximena Caraza, lo explica así:
"El sello nace como una defensa de la alta gastronomía mexicana. Y cuando hablo de alta gastronomía me refiero a la excelencia. No tiene que ver con el precio, sino con la calidad: una tortilla bien hecha, un guisado auténtico, unas salsas elaboradas con ingredientes adecuados".
Restaurantes como Tepic, Mestizo, Entresuspiro y suspiro, Punto MX o La Turulita han sido reconocidos con ese sello. Más allá del papel, lo que ofrecen es un viaje emocional: comer como en casa cuando casa queda a 9.000 kilómetros.
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A los mexicanos les gusta la buena fiesta, y más si tiene baile o karaoke. Algunos se preparan para bailar en Castellana 8, el nuevo music hall que mezcla cabaret, sesiones electrónicas, piano en directo y cócteles cuidados. Situado en pleno Paseo de la Castellana, se ha convertido en uno de los puntos calientes del ocio nocturno. Tiene varios ambientes, una decoración que mezcla lo clandestino y lo teatral, y una programación que alterna música electrónica, piano-bar y espectáculos. "El público mexicano ha encontrado aquí una propuesta elegante y atrevida a la vez. Vienen a celebrar, a bailar, a soltarse sin prejuicios", explican desde el equipo de Castellana 8.
Y luego está el despecho. Sala de Despecho, inspirada en los karaokes de protesta del México urbano, aterrizó en Madrid, en la calle Recoletos, y ha sabido hacerse un hueco entre quienes buscan cantar sus penas. Se publicitan como "coctelería, karaoke y música en vivo", y cada semana ofrecen un espacio para desahogarse cantando al ritmo del desamor mexicano. "En Madrid no hay fiesta latina sin mexicanos. Lo que traen es energía, intensidad, ganas de cantar, y eso lo han hecho suyo", resume Gonzalo Sáenz, uno de los fundadores. "No vienen a mirar, vienen a vivirlo todo. Por eso Despecho funciona tan bien con ellos".
Más tarde, en el barrio de Tetuán, apareció Despecho Madrid, un dinner-show que abrió en Semana Santa de este año. Cuenta con cuatro menús cerrados, dos horas de barra libre y una fiesta que se prolonga hasta las seis de la mañana. Durante la cena hay mariachis, karaoke y videoclips de éxitos despechados, y tras la 01:30 las mesas desaparecen para dar paso a la música y la pista.
Muchos siguen rumbo a Toni 2, el clásico piano bar de la calle Almirante, donde los fines de semana se forman largas colas para cantar al lado de un pianista profesional. Fundado por Antonio Tejero Cadenas, "Toni", en los años setenta, el local se ha convertido en un ritual madrileño que los mexicanos han adoptado con devoción. Allí, entre copas y desconocidos, cantan Si nos dejan y Cielito lindo como si estuvieran en casa.
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