
Científicos de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) realizaron un modelo climático moderno para mapear el cambio climático.
Aunque pocos conocen sobre este proceso, el colapso de la Circulación Meridional Atlántica (CMA) representa uno de los escenarios más preocupantes del cambio climático. Se trata de una red de corrientes oceánicas que desempeñan un papel clave en la regulación del clima global, especialmente en el hemisferio norte. Su funcionamiento depende del equilibrio entre la temperatura y la salinidad del agua marina
Para comprender con facilidad cómo funciona esta red de corrientes oceánicas, habría que explicar que el agua cálida fluye hacia el norte, se enfría, se vuelve más densa y se hunde, regresando en las profundidades hacia el sur. Es decir, las corrientes actúa como una cinta transportadora que redistribuye el calor a través del planeta.
Varios estudios han mostrado evidencia de que la CMA se está debilitando progresivamente, y algunos modelos predicen que podría colapsar antes de que termine este siglo, una probabilidad alarmante porque sus consecuencias no solo serían regionales, sino globales. Un reciente estudio ha intentado responder una de las preguntas más complejas: ¿qué efectos tendría un colapso de la CMA en un mundo que ya está más caliente por las emisiones de gases de efecto invernadero?
El mapa interactivo sobre el colapso de la CMA
Los hallazgos indican que, aun con un calentamiento global sumando 2 °C por encima de los niveles preindustriales, el colapso de la CMA podría provocar un enfriamiento dramático en Europa. Los inviernos con temperaturas que descienden hasta -48 °C en algunas regiones serían una realidad viable y la formación de hielo marino podría extenderse hacia latitudes como el Reino Unido, los Países Bajos y Escandinavia.
España, por más difícil que sea de imaginarlo mientras estamos con el aire acondicionado a no dar más, también sufrirá de un enfriamiento. Hablamos de eventos de frío extremo donde las temperaturas podrían llegar a los -8 grados, -4 en algunas regiones de Andalucía. Pero ahí no termina, zonas del centro de la península podrían pasar hasta un mes de noches por debajo de los 0°, cuando en la época industrial solo eran 23.
El enfriamiento, por supuesto, no implica una “solución” al calentamiento global, como podría malinterpretarse. Más bien, representa un tipo de desequilibrio climático extremo, con consecuencias graves para la vida cotidiana, la agricultura, la infraestructura y la economía. Las sociedades del hemisferio norte no están preparadas para enfrentar olas de frío tan intensas y prolongadas, lo que pone en riesgo tanto la seguridad alimentaria como la energética.
Mientras Europa se congela, otras regiones, como Estados Unidos, seguirían experimentando un calentamiento continuo. Esto se debe a que el colapso de la CMA no significa una era del hielo, sino una redistribución desigual de los efectos del cambio climático. De hecho, en España, particularmente, el calor también se haría sentir con temperaturas superiores a los 30 grados a lo largo de 72 días en el centro del país cuando en la época preindustrial eran 46.
El estudio también plantea escenarios futuros aún más graves. Si la temperatura global alcanzara los 4 °C por encima de los niveles preindustriales, el calentamiento global podría sobrepasar el efecto de enfriamiento provocado por un colapso de la CMA, incluso en Europa. Sin embargo, esto no elimina los efectos secundarios del colapso, como el aumento de las tormentas, el desequilibrio del clima regional y los cambios en la biodiversidad marina.
Un planeta más inestable
La comunidad científica advierte que aún hay mucha incertidumbre sobre el momento y la magnitud del posible colapso. No obstante, el riesgo es lo suficientemente serio como para justificar una vigilancia continua de los océanos y una acción decidida para mitigar el cambio climático. Como subraya el investigador van Westen, evitar el colapso de la CMA debería ser una prioridad global. La amenaza no solo radica en un planeta más cálido, sino también en uno más inestable y difícil de habitar.