Bob, con esclerosis múltiple, publica poemario y estará en Madrid con la obra de teatro 'Hablar no sirve de nada'.
Finales de los 90, principios de los 2000. Bob Pop bromeaba con que había un famoso que se llamaba como él, Roberto Enríquez. Ni la fama ni la discapacidad le habían alcanzado aún, pero sí el diagnóstico de esclerosis múltiple. Sus amigos menos íntimos no sabíamos de su enfermedad. Hablábamos de periodismo, de libros, de cine y televisión, y reíamos mucho.
Me perdonarán que asome como periodista y entrevistadora. En radio y televisión es más frecuente, pero los plumillas tenemos la querencia de mantenernos en la sombra cediéndole todo el protagonismo al entrevistado. Rompo esa costumbre porque es procedente. Conocí a Bob cuando escribía la primera parte de los poemas de De cuerpo presente. Era amigo y compañero de trabajo. Yo también vivía entonces ajena a la discapacidad que luego alcanzaría a mi padre (baja visión), a mi hijo (autismo no verbal), a mi marido (daño cerebral adquirido y silla de ruedas), a mi carrera (coordino la sección Capaces de este periódico) y al propio Bob.
27 años después, el libro reaparece (editorial La uña rota). Pierde las grapas y se duplica, se cuestiona. "¿Me ves, me ves bien, veintisiete años después?" concluyen varios de sus textos. Veo a Bob, no veintisiete, pero sí un buen puñado de años después y volvemos a hablar de libros y de series, de sus colaboraciones en televisión y su próxima gira por Madrid en Hablar no sirve de nada los días 24, 25 y 31 de mayo y el 1 de junio.