Una de las joyas turísticas del País Vasco busca soluciones para no perder el 30% de su playa

Sobre el extremo occidental de los 2.500 metros de la playa—la más amplia de Euskadi—, se asienta desde 1536 el Palacio de Narros, residencia veraniega de, entre otras, la Reina Isabel II. Si la monarca repitiera este año experiencia estival, contemplaría a centenares de personas dentro del agua con grandes tablas de corcho y una cada vez más fina línea de arena abarrotada de gente desde el malecón hasta la orilla. El municipio de Zarautz hace tiempo que fía su éxito al devenir de la 'reina de las playas'.

Por eso todo lo que sucede a los pies de su kilométrico arenal se convierte en asunto capital para vecinos y comerciantes. Ha sido el caso con el anuncio realizado el pasado mes de diciembre de la remodelación de los 158 primeros metros del malecón zarauztarra. Unas actuaciones que implican acabar con el voladizo, elevar medio metro la altura del paseo —que hace las veces de muro contra el agua cuando el Cantábrico bate con fuerza en invierno—, eliminar varias escaleras y rampas de acceso y la colocación de dos graderíos para proteger más a los locales comerciales del paseo.

Vista del futuro del malecón, con los muros rompeolas y sin el voladizo. (Ayto. de Zarautz)

Sin embargo, son varios de estos establecimientos los que se han movilizado en las últimas semanas recogiendo firmas entre vecinos y comerciantes para dejar patente su desconcierto con el proyecto. "Esto no es más que un parche para 25 años. Van a llenar el paseo de hormigón y poner dos gradas que son estéticamente horribles. Y cuando el mar se enfada, no hay manera...", asegura el hostelero Estaban Altuna, dueño del bar Marina Txiki.

Se trata de un cambio importante en la fisonomía del icónico paseo que, según el empresario, "puede quitarle parte del encanto que tiene". "Además de que esas gradas pueden ser un peligro si viene un mar grande", resalta. El último gran temporal que azotó con fuerza Zarautz fue en el año 2014. En febrero de ese año, el Cantábrico destrozó partes del malecón, del dique portuario y del paseo peatonal que une el municipio con Getaria. Entonces el Gobierno central destinó hasta 4 millones de euros para la reparación del enclave. También en 2020 la zona del puerto tuvo que ser reparada tras la aparición de un boquete causado por fuertes oleajes.

Así quedó el malecón tras el temporal de 2014. (EFE/Juan Herrero)

El proyecto de remodelación viene avalado desde el Ejecutivo regional, y se enmarca dentro del proyecto Urban Klima 2050, con financiación europea, y que busca mitigar los efectos del cambio climático en Euskadi o, como el caso de Zarautz, adaptar los entornos urbanos a entornos climáticos más extremos. La subida del nivel del mar y la proliferación de fenómenos costeros son algunos de los elementos que más preocupan en las décadas venideras.

"Lo que venimos desarrollando son proyectos piloto en zonas de especial afectación que puedan sufrir las consecuencias de la subida del nivel del mar", explica Mari Mar Alonso, directora de Acción Climática de IHOBE, área que coordina la implementación de este proyecto. "Al analizar los riesgos de Zarautz vimos claro que había que realizar una actuación frente a la carretera general, aunque eso conlleva la implicación de diferentes organismos de la administración, y en la zona de Munoa", constata.

Uno de los puntos más llamativos es la desaparición del voladizo situado en el extremo de la playa. Desde IHOBE señalan que, con su eliminación y la remodelación de esta área, "ganas una zona de playa seca que, sin ser muy grande, sirve de tapón contra los envites del mar". "Era la zona más crítica y el Ayuntamiento tenía que hacer una intervención. La intención también de los botaolas es frenar la entrada de arena a la zona del paseo marítimo", incide la directora de Acción Climática de IHOBE.

Blanco señala que, en mitad de un momento donde las inversiones verdes están en el punto de mira por parte de determinados partidos políticos, explicar muy bien qué es lo que se va a hacer es clave para su instauración. "Nos hemos dado cuenta de que hay que hacer partícipes a todos los agentes sociales desde el principio para que los proyectos cuenten con el mayor apoyo posible. Al final hay que contar y explicar bien que esto son proyectos piloto, experiencias que nos permiten aplicar medidas y estudiar sus efectos para poder ser mejoradas o replicadas en otros lugares", desarrolla.

¿Qué hacemos con la playa?

No es para menos, dado que más de 1,3 millones de vascos —el 60% de la población del territorio— viven en localidades costeras y la presencia de las mareas vivas, puede convertir incidentes puntuales en problemas recurrentes. Pero también tiene su afectación económica. Pese a su idiosincrasia de región costera, lo cierto es que el litoral vasco cuenta con solo unos 25 kilómetros de playa de arena, de ahí que la salud de una de las joyas de la corona, como es el arenal de Zarautz, sea una cuestión capital por la posible afectación natural y económica.

Según los informes realizados por el Gobierno vasco, a largo plazo y con un escenario moderado de subida de nivel del mar en 2050, supondría una pérdida estimada de unos 173.000 metros cuadrados de arena para 2050. 'La reina de las playas' sería la que más sufriría, retrocediendo frente al Cantábrico en unos 21.000 metros cuadrados de superficie, con todas las derivadas que eso supone en uno de los municipios más exclusivos de todo Euskadi —5.801 euros por metro cuadrado, según Idealista—.

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