Una cabra pigmea no supera los 50 centímetros de altura, y una mini vaca alcanza el metro a la cruz.
En los últimos años, los animales de granja en versión miniatura han pasado de ser una curiosidad en redes sociales a convertirse en solicitadas mascotas de compañía para muchos hogares. Vacas de razas pequeñas, cabras pigmeas y ponis enanos aparecen cada vez más en vídeos virales, mostrando una estética entrañable y comportamientos sociables que enamoran a millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, es un fenómeno que va más allá de la simple estética: representa un cambio significativo en cómo concebimos la convivencia con animales tradicionalmente asociados con la producción agrícola.
En Estados Unidos, epicentro de esta tendencia, razas vacunas como las mini Highland, las mini Hereford, las vacas Punganur de India, las cabras pigmeas africanas y los ponis de las Shetland se han convertido en símbolos de una vida rural idealizada, que venden una mezcla de estilo de vida campestre y sofisticación. En Europa, aunque con un auge más moderado, comienza a observarse un interés creciente por estos animales, impulsado por un cambio cultural hacia modos de vida más sostenibles. Sin embargo, en España, la situación se complica debido a una normativa específica que regula estrictamente la tenencia de animales de granja, independientemente de su tamaño.
Una tendencia que nace de la vida rural... y las redes
El atractivo de los animales de granja en versión miniatura vio impulsada su popularidad gracias a redes sociales como TikTok, Instagram o YouTube, donde los vídeos de mini vacas, cabras pigmeas y ponis enanos interactuando con humanos acumulan millones de visualizaciones.
La pandemia de COVID-19 también jugó un papel importante en la popularización de esta tendencia, ya que muchas familias optaron por trasladarse al campo y adoptar un estilo de vida más rural.
No obstante, tener un animal de granja en casa requiere algo más que entusiasmo. Aunque las mini vacas necesitan menos espacio y alimento que sus versiones estándar, siguen siendo animales de granja con requerimientos específicos en términos de cuidados veterinarios, espacio y alimentación. Además, es fundamental recordar que no son simples accesorios de jardín: su bienestar depende de que se les proporcione un entorno que respete sus necesidades.
El manejo de las mini vacas puede acarrear problemas significativos, como el desgaste del suelo y la gestión de sus desechos. Además, es importante destacar que no todos los veterinarios de pequeños animales poseen los conocimientos ni los recursos necesarios en sus clínicas para tratar adecuadamente a las especies de granja, que requieren tratamientos específicos, como por ejemplo sus propios medicamentos antiparasitarios. Esta situación complica aún más el acceso a una atención veterinaria adecuada en entornos urbanos, donde la antropización es alta.
Las redes sociales, aunque han impulsado la popularidad de estos animales, a menudo romantizan la experiencia de cuidarlos, ignorando los desafíos reales que conlleva, como por ejemplo el coste y gastos adicionales de mantenimiento, que no son nada desdeñables. Por ello, los expertos en bienestar animal subrayan la importancia de que los potenciales interesados realicen una investigación exhaustiva antes de adquirir una mini vaca o una cabra pigmea, asegurándose de poder satisfacer sus necesidades.
El desafío legal: ¿mascota o animal de granja?
En España, la Ley de Bienestar Animal 7/2023 establece un marco claro para definir qué puede considerarse un animal de compañía. Según la normativa, un animal de compañía es aquel doméstico o silvestre en cautividad, mantenido por el ser humano principalmente en el hogar, siempre que pueda garantizarse su bienestar... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}