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El restaurante veggie de Barcelona para depurar el cuerpo tras las fiestas: ostenta dos soles de la Guía RepsolCine al aire libre en pleno invierno en unas exclusivas cabañas de madera en el centro de Barcelona: con vistas a la Sagrada Familia
SÃO, la emblemática marca argentina de medialunas artesanas, ha encontrado en Barcelona el escenario perfecto para sorprender a los amantes de la gastronomía. Con más de 70 años de historia y una receta que ha sabido adaptarse a los tiempos, esta icónica firma ha conquistado a locales y turistas con sabores innovadores como chocolate picante y jamón ibérico con aceitunas.
La historia de SÃO comienza en Mar del Plata, Argentina, de la mano de Ángel García, un inmigrante español que decidió apostar por la gastronomía como forma de vida. Desde sus humildes inicios ofreciendo medialunas a viajeros, la marca ha evolucionado hasta convertirse en un referente de la panadería artesanal, manteniendo siempre su esencia y calidad. Ahora, bajo la dirección de la tercera generación, SÃO ha cruzado fronteras para llevar la experiencia de sus medialunas a Europa, con Barcelona como punto de partida.
La primera tienda en la capital catalana abrió en el Barrio Gótico, un lugar estratégico por su afluencia turística. Desde entonces, la expansión ha continuado con un segundo local en la Avenida Diagonal. Estas medialunas, famosas por su frescura y creatividad, no solo respetan la receta tradicional, sino que también integran ingredientes locales como harinas y mantecas de producción española, adaptándose a los paladares europeos sin perder su autenticidad.
Con previsión de abrir una sucursal en Madrid
Una de las claves del éxito de SÃO en España ha sido su capacidad para innovar. A los sabores tradicionales se han sumado opciones que fusionan dulzura y sal, como el chocolate picante, dulce de leche, lotus, el pistacho o el relleno de jamón ibérico con aceitunas, este último, un guiño directo a la cultura gastronómica local. Además, la experiencia SÃO va más allá del producto, ofreciendo un espacio moderno que combina tradición y vanguardia, un sello que busca conquistar tanto al público europeo como a los turistas internacionales. La mantequilla francesa extra seca al 84% es clave para lograr ese equilibrio perfecto entre un exterior crujiente y un interior esponjoso, similar al alveolado de los croissants parisinos.
El proceso de internacionalización no ha estado exento de desafíos. Desde la selección de materias primas hasta la adaptación a nuevos hábitos de consumo, el equipo de SÃO ha trabajado para trasladar su filosofía artesanal al mercado español. En Argentina, las medialunas suelen compartirse, mientras que en España el consumo es más individual. Sin embargo, la marca ha sabido transmitir su cultura del compartir y el disfrute.
Con una expansión planeada hacia Madrid y la mira puesta en mercados como Estados Unidos y Brasil, SÃO no solo busca llevar sus medialunas al mundo, sino también su visión de la panadería como un espacio para crear momentos inolvidables. "Lo que queremos llevar al mundo es la experiencia SÃO: el sabor de nuestras medialunas y la atmósfera única que creamos en cada local. Estamos comprometidos con la frescura y la calidad del producto, y no pensamos en congelar nuestras medialunas para exportarlas, sino en mantener la esencia artesanal que nos caracteriza", afirman sus responsables en una conversación con El Cronista España.
@agospasettimua1 Es que no les explico mi FELICIDAD de volver a comer una medialuna después de tanto tiempo en España (8 meses es mucho tiempo sin comer medialunas)🥹 Abrió @SÃO en Barcelona y todo es alegría #SAO #medialunas #españa #barcelona #argentina #foodie #UGC ♬ Originalton - Rammor
Con el éxito alcanzado en Barcelona, Sao está lista para dar el siguiente gran paso. La mirada de Waldos Barcos, socio director de SÃO, se centra en Madrid, donde planean abrir una nueva sucursal, aprovechando la vibrante escena gastronómica de la capital.
El legado de Ángel García sigue vivo en cada medialuna que se hornea, y con su llegada a Europa, SÃO no solo representa un homenaje a la tradición argentina, sino también una muestra de cómo la gastronomía puede traspasar fronteras y adaptarse a nuevos horizontes sin perder su esencia. Una propuesta que ya ha dejado huella en Barcelona y promete seguir creciendo con la misma pasión que la vio nacer hace más de siete décadas.
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