'Es difícil separar la maternidad de la sexualidad': así cambia tu vida íntima durante y después del embarazo


         'Es difícil separar la maternidad de la sexualidad': así cambia tu vida íntima durante y después del embarazo

Para mantener la relación íntima durante la crianza, es esencial comunicar abiertamente las necesidades emocionales y sexuales de ambos.

En este momento, tres de mis amigas más cercanas están en diferentes puntos de la maternidad: una no sale del bucle de los virus de la guardería, otra está de baja cuidando a su bebé de meses -porque nació con una lesión de cadera- y la tercera sigue en proceso de recuperación del prolapso que le produjo el parto.

Y, como imaginarás, por lo que me cuentan, la vida sexual de cada una es un mundo -y totalmente diferente a la mía-.

Hablando con ellas me doy cuenta de que, socialmente, la sexualidad se da por sentada: siempre tienes que tener muchas ganas. Sin embargo hay un vacío de historias sobre qué pasa con la intimidad en ese momento de la vida que tantísimas mujeres atraviesan cuando quieren convertirse en madres (y lo logran).

Y ya que mi experiencia al respecto es nula, Marta García Navarro, que es matrona y sexóloga especializada en la sexualidad y salud sexual femenina y asesora de pareja (su cuenta de Instagram es @gestandoplacer, por si quieres echarle un vistazo), es quien me ayuda a arrojar algo de luz sobre el tema.

Durante el embarazo, según la experta -a quien ya entrevisté previamente en este espacio sobre la presión de mantener relaciones en el embarazo-, los desafíos van desde "la disminución de la frecuencia sexual" así como "mayor dificultad para alcanzar el deseo y el orgasmo, variando según el trimestre de gestación".

"En el primer trimestre, los cambios hormonales pueden provocar náuseas, fatiga y sensibilidad en los senos, reduciendo la libido. En el segundo trimestre, muchas mujeres experimentan una mejora en los síntomas y los cambios producidos en su cuerpo conducen a que se sientan más atractivas, pudiendo incrementar la libido", explica.

"En el tercer trimestre, el crecimiento del bebé y los cambios físicos asociados pueden generar incomodidad, lo cual podría disminuir la libido nuevamente".

La disminución de la frecuencia sexual y mayor dificultad para alcanzar el deseo y el orgasmo, varía según el trimestre

Más allá de los cambios físicos, la predisposición psicológica también es otro factor a tener en cuenta en lo que a sexualidad se refiere, porque desde que se confirma el embarazo "se producen cambios en la sexualidad que están influenciados por la forma en que se acoge emocionalmente esta nueva etapa", dice Marta.

"Al principio, es común que surjan sentimientos de cautela y miedo, y esto puede frenar la libido debido al temor a dañar el embarazo. A medida que el embarazo avanza, muchas mujeres pueden experimentar una mezcla de sensaciones, donde el aumento del vínculo emocional con la pareja puede contribuir a un aumento de la libido".

Parto y posparto: tiempo de reajuste de la libido

"Tras el parto, ya sea eutócico, instrumental, o por cesárea, el cuerpo de la mujer experimenta una serie de cambios que influyen en el deseo sexual", explica la matrona y sexóloga.

"En el periodo inmediato, uno de los principales factores que afecta al deseo sexual es la recuperación física. Después de un parto, la mujer puede experimentar dolor debido a desgarros, episiotomías o, en el caso de la cesárea, la cirugía misma".

Si bien el dolor determina la respuesta sexual, también las hormonas favorecen la disminución de la libido. "La lactancia aumenta los niveles de prolactina, lo cual inhibe la libido, mientras que la oxitocina, asociada con el vínculo madre-hijo, también contribuye a reducir el deseo sexual al priorizar el cuidado del bebé", afirma Marta.

Pasar de ser una pareja a convertirse en un núcleo familiar, supone un periodo de adaptación donde la fatiga y el estrés contribuyen a esa falta de deseo: "Las noches sin dormir, el cuidado constante del bebé y las demandas físicas y emocionales hacen que la mujer se sienta agotada, lo que impacta negativamente en su deseo sexual".

Y eso sin olvidar que, como la experta comenta, "la autoimagen puede verse afectada debido a los cambios físicos postparto influyendo en su disposición para la actividad sexual".

Una adaptación natural, sí, lo que no quita que se deba entender que, por un tiempo, el deseo sexual va a pasar a un segundo plano hasta que termine el reajuste emocional y físico y la pareja se adapte a los nuevos roles.

Durante la crianza ‘paciencia y redistribución de tareas’

En la crianza temprana, la libido continúa fluctuando. Un agotamiento que deriva de la energía que se dedica al nuevo miembro de la familia, pero también por la sobrecarga de responsabilidades.

Marta señala "la falta de sueño, la distribución de tareas, el cambio en la dinámica de pareja y el colecho. El papel de madre, con todas las tareas... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}

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