Además de coleccionar mayorías absolutas, Abel Caballero se ha distinguido estos años por triturar contrincantes por la alcaldía de Vigo, casi todos ellos desaparecidos por la puerta de atrás. La última víctima fue la popular Marta Fernández-Tapias, de quien se conoció su abandono de la política en plena campaña de las últimas autonómicas, cuando no se había cumplido un año de su severa derrota en las municipales. La gestora, que desde entonces lleva las riendas del PP, se prepara ahora para el difícil reto de renovar la presidencia y lanzar así su previsible candidatura en 2027 en la mayor ciudad de Galicia, a las que llegará Caballero con una edad respetable.
No parece que la cuestión biológica amedrente al regidor a sus 78 años, dada su proclamada intención de presentarse a la reelección cuantas veces sea necesario: "Voy a ser alcalde de Vigo otros 25 años, porque la edad no es un factor limitativo, la edad es la circunstancia en la que nos encontramos", advirtió el año pasado. Pero el partido que preside Alfonso Rueda no entrega la cuchara ante los sucesivos descalabros en la mayor ciudad de Galicia y busca un cuarto rival para Caballero tras fracasar con Corina Porro dos veces, otras tantas con Elena Muñoz y una quinta con Fernández-Tapias. Y la mejor posicionada es de nuevo una mujer, la vicepresidenta de la Diputación de Pontevedra y concejala en Vigo, Luisa Sánchez.
Desde que Abel Caballero aterrizó en la política municipal, para ser artífice de una de las mayorías más rotundas y duraderas de la democracia, el PP ha estado en Vigo bajo el control de hasta seis dirigentes distintos, entre presidentes locales y de gestoras. En la actualidad, las riendas las lleva de forma interina la delegada de la Xunta en la ciudad, Ana Ortiz. Pero esta vez el trampolín hacia la alcaldía no será la oficina del Gobierno gallego, como ocurrió con Fernández-Tapias, sino el despacho del que dispone en Vigo la Diputación provincial, donde ejerce Sánchez como Vicepresidenta segunda.
El presidente de la Diputación y del PP provincial, Luis López, la situó de lleno en la carrera por la presidencia local –y de paso, como posible candidata a la alcaldía– cuando, al tomar posesión como vicepresidenta, alabó su decisión de dejar "una carrera brillante" en el ámbito privado para "ponerse al servicio de esta ciudad". En el pleno en el que se produjo el relevo de Tapias, López la señaló como "interlocutora de referencia en la ciudad de Vigo y todo su entorno", aunque su puesto en el escalafón del gobierno provincial no fue el segundo, como el que ejercía Tapias, sino como el tercero, tras el presidente y el líder del PP local de Pontevedra, Rafael Domínguez, con responsabilidad en las áreas de Deportes, Economía e Impulso del empleo.
Pese al llamamiento que hizo Rueda tras la dimisión de Tapias a resolver la crisis con celeridad, la gestora del PP todavía no ha convocado el congreso local, que se iba a celebrar en 2024 y ahora se sitúa en horizonte del primer trimestre 2025. Será la primera gran prueba de Luis López desde que tomó las riendas del PP en la provincia en julio del pasado año, un test tan complejo como el propio partido en Vigo, que todavía no se ha recuperado de la pérdida de su última alcaldía hace 17 años. En las últimas autonómicas, en las que Alfonso Rueda sumó su primera mayoría absoluta, su partido caía en la ciudad al tercer puesto, por detrás del BNG y del PSdeG. La derrota ya no era a manos de Caballero, sino de los propios nacionalistas; la constatación de que el problema de los populares en Vigo trasciende la consolidación de su conocido alcalde.
El reto para Alfonso Rueda y Luis López es conjugar a las distintas sensibilidades del partido en una única candidatura, para evitar espectáculos como el del último congreso local, en 2021, marcado por los ataques entre la candidatura de Fernández-Tapias y el senador Javier Guerra. El cónclave se desarrolló entre acusaciones de pucherazo que obligaron a intervenir a Génova, después de que el propio Guerra reconociese que ofreció su cuenta bancaria para abonar la cuota a decenas de militantes para que pudiesen ejercer su derecho a voto. Tapias se impuso con un 57% de los votos. Feijóo –entonces todavía al frente del PP gallego– llamó a los militantes de Vigo a construir una "alternativa real" a Caballero, pero las municipales que se celebraron dos años después dejaron al PP con solo 4 concejales frente a los 19 del PSdeG, en una Corporación de 27.
Entre la militancia del PP se atribuye el retraso en la convocatoria del congreso local a los esfuerzos para evitar otra pugna entre candidaturas. A Guerra se le considera imprevisible, por lo que difícilmente se conseguirán garantías de que se mantendrá al margen de la nueva pugna, mientras surgen otros nombres como el del exconselleiro de Sanidade Julio García Comesaña, actual viceportavoz del PP en el Parlamento gallego, y el de la concejala y diputada autonómica Patricia García. La presidenta de la gestora reconoció la semana pasada que "suenan esos dos nombres", en referencia Sánchez y Comesaña, pero abogó por una candidatura "de unidad y consenso". La militancia interpretó que Sánchez es la elegida por el partido para encabezar esa lista. Otra cosa es que lo consiga.
{getToc} $title={Tabla de Contenidos}