'Forrest Gump' apabulló en los Oscar de 1994 y se hizo con varias estatuillas, entre ellas la de mejor guion, al que Tom Hanks contribuyó con una frase que podría habérsele ocurrido al propio Forrest.
En 1994, el mundo conoció a un hombre llamado Forrest Gump. En realidad, todo lo que hizo fue ponerle cara, pues algunos ya habían podido leer sobre Forrest en una novela que había pasado inadvertida. La decisión de llevarla a la gran pantalla por parte de Robert Zemeckis la convirtió en una protagonista inesperada. Y cuando se supo que Forrest Gump, además, sería Tom Hanks, todo empezó a cambiar a la carrera, porque Forrest sólo sabe correr. Hoy está disponible en España gracias a SkyShowtime.
Forrest Gump fue una de las películas más populares de los 90. Incluso logró la machada de ganarle a Tarantino dos Oscar que este parecía tener reservados con Pulp Fiction (a mejor director y largometraje). Tom Hanks también se hizo con una estatuilla, esta menos disputado y que recogió menos de un año después de ganar su primer Oscar por Philadelphia.
Nadie discutió dicho premio: Hanks se había entregado en un papel exigente, en el que estaba latente la amenaza de acabar caricaturizando a Forrest o, por el contrario, enfangándolo de patetismo. Ninguna de las dos cosas ocurrió.
¿Qué frase de 'Forrest Gump' improvisó Tom Hanks?
A medida que el metraje de Forrest Gump avanzaba, el equipo implicado en la película descubría que el tal Forrest era un tipo especial. Robert Zemeckis, que vivía los últimos coletazos dorados de su carrera, estaba dispuesto aprovechar su racha. Por eso, cuando Tom Hanks se desmarcó del guion de Eric Roth (a la postre, oscarizado) en una frase, Zemeckis prorrumpió en un aplauso. Aquello le gustaba.
La frase es una de las más recordadas de Forrest Gump, ya que marca el momento en el que Forrest y Bubba se conocen. Forrest acaba de alistarse y el tío Sam, lejos de ser un pariente cariñoso, lo trata con desprecio. Sus superiores le gritan y sus compañeros se burlan de él. Por eso, cuando Forrest toma asiento junto a Bubba, se presenta con temor a una nueva reprimenda. Forrest lo hace de esta forma: “Me llamo Forrest Gump. La gente me llama Forrest Gump”.
La segunda frase no figuraba en el guion y Tom Hanks la añadió sobre la marcha. Milagrosamente, encajaba a la perfección en un personaje que describirá más adelante, con ingeniosa candidez, la guerra como un lugar en “el que siempre había algo que hacer”. Ni director ni guionista tuvieron ningún problema con la contribución de Tom Hanks, que ha quedado para la posteridad, emparedada por unos fotogramas que luego veríamos una y otra vez como Forrest Gump jugaba al ping-pong: sin parpadear.
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