La estafa de los aplausos en los festivales de cine: ¿qué significan realmente los minutos de ovación?


         La estafa de los aplausos en los festivales de cine: ¿qué significan realmente los minutos de ovación?

Pedro Almodóvar consiguió unos tremendos 17 minutos de ovación en el Festival de Venecia 2024. La noticia habría sido lo contrario.

La proyección de La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar, era uno de los indiscutibles platos fuertes de esta edición de la Mostra de Venecia. El director manchego opta al León de Oro con su primera película rodada en inglés, protagonizada por dos estrellas tan queridas como Tilda Swinton y Julianne Moore.

Y la recepción estuvo a la altura de las expectativas: los titulares destacando una histórica ovación de 17 minutos de duración al final de la proyección de gala empezaron a correr como la pólvora. Hasta el punto de que esa cifra mágica, los 17 minutos de aplausos, parecen haber encapsulado todo lo que se puede decir del filme (o merece la pena destacar, como ha hecho Ernest Urtasun, el ministro de Cultura).

Por la importancia informativa que se le da (un oscuro vicio más heredado de la prensa estadounidense vinculada a la industria), esos aplausos cronometrados aparecen como una aparente medida científica lo buena que es la película en base a lo mucho que ha gustado en su premiere mundial. Por si te quejabas del reduccionismo valorativo que implican las estrellitas para despachar una crítica.

¿Pero qué significa realmente esta obsesión mediática por la medición de aplausos y cuánta importancia habría que darles?

A ver esas palmas

La muestra de aprecio hacia una representación artística aplaudiendo al final es una costumbre perfectamente arraigada en los espectáculos en directo que en las salas de cine, por pura lógica, no se estila tanto (por mucho que el proyeccionista pudiera merecer ese reconocimiento de vez en cuando). Pero sí ocurre en los festivales, al menos en las proyecciones de gala en las que se sabe que están presentes los miembros del equipo de la película.

Tradicionalmente, esos aplausos y ovaciones festivaleros (también los sonoros abucheos) con la recepción entusiasta de algunas películas en Cannes o Venecia. Ya fueran muestras de fervor (el récord de 22 minutos de aplausos para El laberinto del fauno -2006-, de Guillermo del Toro, en Cannes) o de furibundo odio (los históricos abucheos a La aventura -1960- de Michelangelo Antonioni en Venecia), estas reacciones viscerales podían ir en un sentido u otro, pero eran excepcionales.

En los últimos años, sin embargo, se han convertido en una norma prácticamente inexcusable en festivales como Cannes, Venecia o San Sebastián. Ni una película se queda sin su medición de rigor en el aplausómetro, lo cual no debería tener nada de malo si no fuera por la demencial cobertura mediática que ha retroalimentado el fenómeno.

Lo hemos visto en las últimas ediciones de Cannes y Venecia, sobre todo, donde se presentan las principales producciones internacionales con el mayor número de estrellas (especialmente de Hollywood) que llevan a medios como Variety, The Hollywood Reporter o Deadline a acudir cronómetro en mano a los pases y tener la medición de palmas lista de inmediato para publicaciones en redes sociales y titulares.

El riesgo es evidente: toda la experiencia queda reducida al tiempo de aplausos que ha despertado, hasta el punto de que algunas publicaciones elaboran rankings. Luego ese dato puede ser empleado incluso como argumento promocional de una película, según cuentan en ScreenDaily que fue el caso del filme portugués Motel Destino, que incluyó sus supuestos 14 minutos de aplausos en Cannes en las hojas de venta para distribuidoras internacionales.

Manufactura de aplausos

Aunque exista la desfachatez de esgrimir las cifras de aplausos como medición objetiva de la recepción de una película, a nadie se le escapa lo lejos que está eso de la realidad. En el mismo artículo de ScreenDaily se cita incluso a publicistas y agentes de ventas conscientes de ello. "Es un despropósito, se ha convertido en una caricatura. En la industria todo el mundo se lo toma a risa, incluidos los compradores", afirma uno de ellos.

Más allá de la inexistencia de un criterio unificado para medir esos aplausos, lo que lleva a que cada cabecera pueda dar una cifra distinta hasta que solamente una se solidifique como 'consenso' (caso de los 17 minutos de La habitación de al lado), son abundantes las maneras en las que se puede influir en la duración total de unos aplausos que, aunque solo fuera por cortesía o mitomanía, siempre se van a producir en las sesiones de gala con los equipos de la pelícu... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}

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