Si te has quedado en agosto en Madrid y justo están asfaltando tu calle, tranquilo, no estás solo: "No voy a salir de casa"

Si te has quedado en agosto en Madrid y justo están asfaltando tu calle, tranquilo, no estás solo:

Los vecinos del barrio de Argüelles pasean tranquilamente por las calles, pero con la cabeza puesta en las obras de asfaltado que desmantelarán sus rúas durante los próximos días: "Cuando empiecen, ya no podré salir a pasear y me quedaré en casa", exclama un residente que camina habitualmente por el barrio. Otros, se lo toman con más humor: "Menos mal que el jueves nos vamos de vacaciones", exclaman un portero y un vecino de la calle Ferraz.

Muchos distritos de Madrid se vacían en verano. Es un momento que el Ayuntamiento utiliza para realizar trabajos de mantenimiento urbano, como las obras de asfaltado que durante todo el período estival inundan la ciudad. Se trata de la Operación Asfalto 2024, en la que se mejorará el pavimento de 323 calles repartidas por los 21 distritos madrileños. Unos trabajos para los que se ha destinado un presupuesto de 16,4 millones de euros.

En el paseo Pintor Rosales, los bares y cafeterías son protagonistas. En los locales situados en esta vía, donde las obras comenzaron el pasado día 22 de julio y deben acabar esta semana, son más pesimistas. Las tareas de pavimentación en esta zona se realizan en horario nocturno y eso afecta a la clientela que se sienta para pasar un rato agradable en la terraza: "Por donde pasan los obreros para realizar los trabajos de asfaltado, se levantan los clientes", señala el gerente de uno de los establecimientos.

Hernán Ogállar

El olor a alquitrán también invade toda la zona que linda con la estación de Atocha. Un aroma penetrante que se junta con el brusco sonido de las pavimentadoras y las altísimas temperaturas a las que llega la ciudad en esta ola de calor, y que hacen del Paseo de la Infanta Isabel un lugar por el que pasar rápido y sin detenerse. Esto es justamente lo que recalca Óscar, trabajador de una tienda de libros de segunda mano: "Antes esto era un lugar de paso y paseo, ahora ya prácticamente no pasa nadie por esta acera".

Entre turistas cargados de maletas que corren hacia la estación y el tráfico incesante, el termómetro sube y supera los 30 grados. Hasta las tres de la tarde trabajan Gregorio y el resto de sus compañeros, unos ocho hombres de diferentes edades, bajo el sol madrileño en las labores de asfaltado. Ellos están en la mediana que separa las direcciones de tráfico, sobre el alquitrán aún fresco.

El obrero cuenta que el pavimento llega a alcanzar los 170 grados. El calor que sale del suelo negro no deja indiferente a nadie, pero Gregorio, quien calza unas pesadas botas de protección, asegura que ellos ya están acostumbrados: "Después de tantos años trabajando aquí, esto ya es lo de menos", señala. Preguntado por cómo afrontar las altísimas temperaturas, solo responde con dos palabras: "agua fría", aunque alguno de sus compañeros también utiliza manga larga para protegerse y aislarse del calor. El grupo de trabajadores señala que antes este tipo de obras se acumulaban en Navidad, porque los Ayuntamientos querían acabar el año con todo hecho, pero recalcan que, "en los últimos años, da igual la época, siempre tenemos trabajo que hacer".

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