
Sandra Vaquera explica la manera para determinar cuál de todas las marcas del mercado se adapta mejor a nuestra salud y recetas.
Desde los platos más sencillos hasta elaboraciones más sofisticadas, la salsa de tomate es uno de los básicos de la cocina al ser una excelente base para preparar una amplia variedad de recetas. Una salsa universal que no falta en las despensas de la mayoría de las cocinas.
Aunque lo ideal tanto desde el punto de vista de calidad y sabor como el nutricional, es prepararla en casa, muchas veces la agitada vida diaria nos lleva a comprarla ya preparada en nuestros supermercados de confianza.
El objetivo conseguir un producto que haga un equilibrio perfecto entre dulzura y acidez para que pueda realzar el sabor del resto de ingredientes que la acompañarán. Para hacer siempre la mejor elección al momento de comprarla, la nutricionista Sandra Vaquera nos revela todas las claves ¡Toma nota de ello!
¿Cómo elegir una salsa de tomate de calidad?
Según la nutricionista lo primero que se debe hacer es comprobar que la salsa de tomate contenga pocos ingredientes y que los que la componen sean reconocibles.
De la misma manera afirma que uno de los elementos que marca la calidad del producto es la cantidad de tomate que incorpora, ya que mientras más tenga, será mucho mejor. La proporción ideal debe estar sobre el 80% aproximadamente, por debajo de este porcentaje contiene exceso de agua o almidón, explica Vaquera.
Al momento de comprarla preparada lo recomendable es que el azúcar no supere el 5% por cada 100 gramos para que consumamos una salsa lo más saludable posible, mantiene la experta en alimentación al mismo tiempo que revela que en estos casos el azúcar no neutraliza la acidez sino que simplemente la enmascara.
De la misma manera hay que tener en cuenta la cantidad de sal que incluye la salsa. Alrededor de 1% es lo adecuado, ya que un exceso de este componente puede enmascarar el sabor del producto además de ser perjudicial para la salud cardiovascular, según comenta Sandra.
El aceite con el que se elabora la salsa tomate también es otro de los aspectos que se deben tener muy en cuenta. La nutricionista destaca que lo mejor es que esté hecha con aceite de oliva, preferiblemente que sea virgen extra. Lo que siempre debe evitarse son los aceites vegetales.
Y el último elemento a considerar, que es un punto a favor de nuestra salud, es que tenga menos de un 0,5% de grasas saturadas por cada 100 gramos y evitar en la medida de nuestras posibilidades que sean productos con colorantes o aditivos artificiales, señala Vaquera.
Claves para conservar la salsa de tomate una vez abierta
Sandra Vaquero sostiene que en el caso de que la salsa de tomate esté almacenada en conserva de cristal podrá durar perfectamente en buen estado hasta 5 días, pero si deseas que se estire su vida útil un poco más, recomienda que agregues un chorrito de aceite de oliva sobre la superficie del producto ya que esto creará una barreta que impedirá la oxidación y te reglará una salsa fresca hasta por un semana.
Por su parte, si la salsa es de lata o un envase de tipo brik lo mejor para nuestra salud es consumirla en 2 o 3 días, asevera la nutricionista. Finalmente, en cualquiera de los casos, una excelente opción es congelarla ya que durará mucho más y mantendrá todo su sabor hasta el momento que desees utilizarla.
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