A primera vista, Rafael Correa y Daniel Noboa pueden parecer muy distintos. Si hay que compararlos en ideología, trayectoria personal y discurso político, tienen grandes diferencias. Pero si se los compara como fenómeno, digamos “correísmo” y “noboísmo”, y las circunstancias políticas en las que ejercieron el poder, tienen más similitudes de lo que a ellos les gustaría reconocer.
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