El PP juega al despiste con Vox en Baleares y deja en el aire la presidencia del Parlament

El PP juega al despiste con Vox en Baleares y deja en el aire la presidencia del Parlament

El futuro de Gabriel Le Senne y de la presidencia del Parlament de Baleares continúa en el aire. El PP, con una posición algo ambigua, no aclara si respaldará o dejará caer al diputado de Vox en el pleno extraordinario sobre su destitución, programado para el próximo 3 de septiembre, tras el episodio de la foto sobre cinco mujeres fusiladas en la guerra civil. Los populares aplazan cualquier decisión hasta la fecha límite, con la ruptura entre ambos partidos como telón de fondo y el fantasma de la vendetta planeando las conversaciones.

El trato entre el PP y Vox en las islas, como en el resto de España, es complejo y lo más parecido a una montaña rusa. La popular Marga Prohens gobernaba en solitario con el apoyo exterior de la formación ultraconservadora, cuyos votos son clave para cualquier iniciativa, pero en Baleares también se ha seguido la directriz de Santiago Abascal de pasar a la oposición por la respuesta a la crisis migratoria. E inevitablemente tiene un impacto directo en las relaciones de la derecha en la comunidad.

La problemática más inmediata tiene que ver con el pleno que decidirá la destitución de Le Senne, en el centro de la polémica por romper durante un pleno una foto de cinco mujeres fusiladas en 1937. La Diputación Permanente acordó este miércoles la convocatoria de una sesión extraordinaria para el 3 de septiembre, pero a un mes de la cita todo son incógnitas. El PP juega al despiste y evita cualquier pronunciamiento hasta nueva orden. "Será en septiembre cuando el Grupo Parlamentario Popular defina cuál será el sentido de nuestro voto", dijo el portavoz popular, Sebastià Sagrera, según recoge EP.

EC

Fuentes del PP en Baleares reconocen las variables que intoxican la negociación. A nadie se le escapa que la ruptura entre el PP y Vox es un elemento fundamental, pero también el horizonte a medio plazo, con los presupuestos autonómicos sobre la mesa y la necesidad de que Prohens encuentre un aliado. En el partido no tienen ninguna prisa al respecto y demorarán la decisión lo máximo posible. El objetivo es madurar todos los escenarios y calibrar el alcance de la caída de Le Senne, conscientes de que esta suerte de venganza puede enterrar definitivamente cualquier acuerdo, condenando a las islas a la ingobernabilidad.

Críticas de la izquierda

La izquierda en Baleares, que impulsó la destitución de Le Senne, apunta ya a la estrategia del Gobierno y de Vox. Tanto el PSIB como Més per Mallorca aseguran que la fecha tan tardía responde a la intención de ganar tiempo para negociar. "El PP está haciendo un cálculo puramente mercantil de si puede permitirse romper del todo con Vox, ver qué precio cobrarán por no dejar caer a Le Senne", subrayó Josep Castells, de Més.

El PP destacó este miércoles que espera una "reflexión" por parte de Vox, aunque quitó hierro al asunto y aseguró que la situación no ha cambiado tanto tras la ruptura, habida cuenta de que en ambos casos gobiernan en solitario. Su capacidad de maniobra, sin embargo, sí es completamente distinta en función de la posición de sus potenciales socios. Y los populares, que hace un mes daban por hecho la dimisión de Le Senne, evitaron cargar las tintas esta vez. Sagreras, aunque recordó la actitud "errática, desafortunada e inadecuada" del presidente de la Cámara, abrió un nuevo horizonte y señaló que el pleno puede servir para "pasar página".

Europa Press

La realidad, no obstante, es que la relación del PP y Vox en Baleares ha sido turbulenta desde el inicio. La cuestión lingüística marcó el inicio de la legislatura y amenazó la estabilidad del Ejecutivo de Prohens, hasta el punto de que la formación ultraconservadora amagó con tumbar los presupuestos. Las negociaciones no han sido sencillas porque Vox tiene su propio vía crucis, con un grupo de diputados díscolos que llegaron a tomar el control del grupo parlamentario, expulsando a dos parlamentarios afines con la dirección nacional, entre los que se encontraba Gabriel Le Senne.

Las aguas parecen calmadas ahora en la formación ultraconservadora, al menos de puertas para afuera, pero las dudas y la incertidumbre acompañan al Gobierno de Marga Prohens prácticamente en cada paso, con la tensión constante de una posible fractura en sus socios y la obligación de sumar un nuevo interlocutor.



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