La gama de amarillos es el color más común en los ojos de la población de gatos domésticos sin raza.
En el mundo de los felinos, la diversidad de colores en los ojos de los gatos domésticos contrasta con la uniformidad que se observa en sus parientes salvajes. Mientras que los gatos salvajes suelen exhibir un tono amarillento, los gatos domésticos presentan un arcoíris de posibilidades. Esta variabilidad no solo es estética; los colores de los ojos pueden estar relacionados con el pelaje. Por ejemplo, los gatos con el gen himalaya (el patrón del siamés), conocidos como colourpoint, llevan implícito tener unos ojos intensamente azules.
Además, en el mundo de la cría profesional, los estándares de cada raza juegan un papel importante. Dentro de sus funciones y conocimientos, los criadores o responsables de un criadero felino deben seleccionar los colores de ojos que complementen el pelaje, buscando cumplir con las exigencias del estándar. Así, mientras que un gato de la raza británico de pelo corto, de color negro, solo puede poseer ojos color cobre, un gato negro sin pedigrí que se reproduzca de forma natural podrá mostrar ojos verdes, ámbar o amarillos en sus diversas tonalidades.
La anatomía tras el color de ojos de los gatos
Para entender el color de los ojos felinos, es necesario conocer la anatomía del iris, que contiene diferentes tipos de pigmentos como la eumelanina (marrón), la feomelanina (amarillo y rojo) y la lipofuscina (dorado y cobre). Colores como el azul, el gris o el verde no provienen de un pigmento específico, sino de cómo interactúan los colores en las capas del iris y de la refracción de la luz.
El iris tiene dos capas: el estroma, con células más sueltas, y el epitelio, con células compactas. La cantidad de melanina en el estroma determina el color; mucha melanina produce marrón oscuro, poca o ninguna genera azul o gris, y cantidades moderadas dan lugar a verdes o ámbar. Así, el color de los ojos es el resultado de la combinación de estos pigmentos y la luz que los atraviesa.
Todos los gatos domésticos nacen con ojos azules y no muestran su color definitivo hasta las seis o siete semanas de edad. Sin embargo, algunas razas, como el mencionado británico de pelo corto, pueden tardar hasta un año en alcanzar la tonalidad e intensidad permanentes en el color de sus ojos.
Los colores más habituales
El color más común entre los gatos domésticos sin raza es el amarillo (no verdoso), seguido del llamado ‘hazel’ en inglés, una mezcla de verde y dorado. La paleta del amarillo en los ojos de los gatos varía desde un limón pálido hasta la superposición entre amarillos y marrones, que generan un avellana, y entre amarillos y verdes.
Además de estos dos colores más habituales, el rango común incluye el verde, el ámbar, el naranja y el cobre. Por lo general, los gatos con pedigrí suelen mostrar colores más intensos y homogéneos de ojos que los gatos sin raza, cuyos colores, además de perder intensidad, muestran una paleta más grande de tonalidades entremezcladas que incluye marrones, amarillos grisáceos o naranjas amarillentos.
Para ilustrar con un ejemplo, en el caso del color azul de los ojos, la tonalidad del azul de los gatos siameses tradicionales es completamente diferente a la mutación de ojos azules que puede surgir de forma espontánea en otros gatos (que suele ser azul grisáceo) o presente en otras razas como el azul turquesa de los persas chinchilla, el azul topacio del altái ruso o el azul aciano de la raza norteamericana Ojos Azules. Cuatro razas felinas de ojos azules, pero cada una de ellas con una mutación específica que afecta al tono.
Asimismo, hay razas que muestran un color de ojos que no existe en la población de gatos sin raza y que, por consiguiente, se conocen con el nombre de la raza que acompañan debido a la dificultad de describirlos o reproducirlos. Es el caso del ‘color de ojos