Ha pasado de ser visto como un mero condimento exótico a ser de interés para la comunidad científica por su rica composición de nutrientes, gracias a los cuales proporciona beneficios terapéuticos para diversas patologías
El jengibre ya no es un desconocido en las cocinas y casas de España. Ha pasado de ser un condimento exótico, caracterizado por su aroma y su sabor, a ser valorado también por sus cualidades también terapéuticas, muchas de ellas desconocidas. Su efecto antiinflamatorio quizás sea el beneficio más conocido, pero hay más.
Planta de la familia de las zingiberáceas, lo que reconocemos como jengibre es básicamente su tallo subterráneo, es un rizoma horizontal. Procedente de bosques tropicales, principalmente India, China y otros países del sur de Asia, llegó a Europa siglos atrás y su consumo se ha documentado en la época del imperio romano.
Los platos de la cocina asiática son los que más fácilmente pueden familiarizarse con el jengibre. Su fuerte sabor impregna muchas recetas de esta gastronomía, que saca partido de los rizomas conservándolos en vinagre o bien empleándolo como un ingrediente más.
El rizoma no solo es apreciable por por su olor y sabor sino que presenta además todo un abanico de importantes nutrientes que van desde los carbohidratos a la proteína, pasando por las vitaminas (C, E, B1, B2, B3, B5, B6) y minerales como el calcio, el hierro o el manganeso. A esto hay que añadir que un 79 por ciento de su composición es agua. Todo ello configura una fórmula infalible para diversas enfermedades comunes.
Trastornos gastrointestinales
Quizás una de las propiedades medicinales del jengibre más extendidas tanto en países orientales como occidentales tiene que ver con los trastornos gastrointestinales de todo tipo. Se ha constatado que alivia tanto el dolor de estómago como la hinchazón y los gases. También las náuseas y los vómitos. El extracto de jengibre puede frenar además la acción de bacterias como la E.coli o la salmonella, entre otras.
La osteoartritis
Se trata de una enfermedad originada cuando el cartílago protector de los huesos se desgasta debido a la inflamación de las articulaciones, pudiendo ser dañadas en cualquier zona del cuerpo, si bien afecta de forma más común a las manos, las rodillas y la cadera.
El jengibre puede ser un interesante aliado para las personas que sufran esta enfermedad ya que se ha comprobado su efecto antiinflamatorio, lo que repercute necesariamente en los síntomas de la osteoartritis: la inflamación y, por consiguiente, el dolor. En concreto, es el jengibre crudo el que ha demostrado la inhibición de la producción de citocinas proinflamatorias.
Acción preventiva ante el cáncer
Además de las patologías señaladas, más comunes, el interés de la comunidad científica en el jengibre se ha dirigido también a investigar si posee algún beneficio terapéutico con respecto al cáncer. Se han analizado las propiedades quimiopreventivas tanto del extracto crudo como del parcialmente purificado o el gingerol (componente activo de jengibre fresco).
En cuantos a los tipos de tumores analizados, se han incluido el linfoma, el cáncer de mama y colorrectal, el melanoma, de hígado y de vejiga. En este sentido, se han distinguido su actividad antioxidante y la capacidad de inducir apoptosis, disminuir la proliferación, provocar la detención del ciclo celular y suprimir la proteína activadora.
Referencias
Bode, A.M., Dong, Z. (2011). The Amazing and Mighty Ginger. In: Benzie IFF, Wachtel-Galor S, editors. Herbal Medicine: Biomolecular and Clinical Aspects. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK92775/