Descubre este enclave de paz y belleza natural, con acantilados imponentes y fragmentos de vidrio, ideal para alejarse del bullicio y reconectar con la naturaleza en el corazón del litoral gallego.
En el noroeste de España, donde el mar Cantábrico y el océano Atlántico se funden en un abrazo infinito, se extiende la Costa da Morte, un tramo litoral de la provincia de A Coruña que enamora a locales y visitantes por igual. Aquí, entre acantilados escarpados, playas vírgenes y cabos que desafían la bravura del mar, se encuentra un tesoro oculto: la cala de O Castrillón.
Esta pequeña playa de tan solo 40 metros de longitud es un refugio de tranquilidad absoluta, rodeada de un entorno completamente rural. Su arena blanca y fina, aunque escasa debido a las rocas que la enmarcan, la convierte en un lugar perfecto para desconectar del ajetreo diario y disfrutar de largos baños de sol en plena naturaleza. Un espacio donde el tiempo parece detenerse y los problemas se desvanecen con el rumor de las olas.
Pero O Castrillón no es la única maravilla que esconde Laxe, el municipio que la acoge. A pocos pasos de esta cala, encontramos otros rincones que quitan el aliento, como:
Playa de los Cristales
Este pequeño arenal es famoso por sus fragmentos de vidrio pulidos por el mar, procedentes de un antiguo vertedero. El resultado es un manto de pequeñas joyas de colores que brillan bajo el sol, creando un espectáculo visual único. Una belleza efímera que los visitantes solo pueden llevarse en sus recuerdos y fotografías, preservando así este milagro de la naturaleza.
Cala Furna da Espuma
Muy cerca de O Castrillón, este entrante en las rocas ofrece un show natural incomparable los días de mar embravecido. Cuando el viento y las olas se alían, la espuma se acumula en esta oquedad, creando un espectáculo de blancura y texturas que deleita los sentidos. Una experiencia que reafirma el inmenso poder del océano.
Otros encantos de Laxe y la Costa da Morte
Pero Laxe no se limita a sus playas y acantilados. Este pueblo marinero también cuenta con un patrimonio histórico y cultural que merece ser explorado, como el Faro de Laxe, un vigía de 11 metros de altura que, desde su privilegiada posición, ofrece una de las panorámicas más impresionantes de la Costa da Morte.
Y no podemos olvidar la Casa do Arco, una joya arquitectónica del siglo XV que nos traslada a tiempos pasados con sus arcos apuntados y su imponente fachada de granito. Un testimonio silencioso de la rica historia de esta villa gallega.
Laxe y su entorno son un destino muy interesante para quienes buscan desconectar, aventurarse y maravillarse con los caprichos de la naturaleza. Un lugar donde la libertad, la tranquilidad y el buen ambiente se respiran en cada rincón.
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