Los cantos racistas de la selección campeona de la Copa América contra Francia encendieron la mecha del nacionalismo en la ultraderecha argentina. La vicepresidenta, Victoria Villarruel, acusó a los franceses de “hipócritas” por la queja que presentaron ante la FIFA contra la Albiceleste y consideró “verdades que no se quieren admitir” las contenidas en la canción. La Oficina de presidente, Javier Milei, advirtió en un comunicado que “ningún Gobierno puede decirle qué comentar, qué pensar o qué hacer a la Selección Argentina Campeona del Mundo y Bicampeona de América”. Fue tal la efervescencia ultra que en menos de 24 horas perdió su cargo el subsecretario de Deportes, castigado por sugerir en una entrevista que Lionel Messi y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) debían “pedir perdón” a los franceses.
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