Viaje soñado a Samarcanda, la legendaria y mágica capital de la Ruta de la Seda


         Viaje soñado a Samarcanda, la legendaria y mágica capital de la Ruta de la Seda

Nadie conoce el significado de su nombre e incluso hay quien duda de su existencia, pero Samarcanda sí existe y mantiene su fama de lugar estratégico y legendario de Asia Central

El sol comienza a ponerse en el horizonte y familias y grupos de uzbekos se van a acercando poco a poco a Registán, la principal plaza de la legendaria ciudad de Samarcanda. Van tomando asiento frente a la explanada de la que dicen es la plaza más bella del mundo antiguo, flanqueada por tres imponentes madrazas (escuelas coránicas). Registán significa “lugar de arena” en persa y antiguamente este recinto era lugar de reunión, de mercadeo y de ejecuciones públicas (la arena jugaba su papel para absorber y limpiar la sangre).

El icono de Samarcanda es la céntrica Registán, para muchos la plaza más bella del mundo antiguo

Caída la noche, una música suave acompaña los juegos de luces de diferentes colores y tonalidades que van iluminando las fachadas de las tres madrazas. Durante la media hora que dura el tranquilo espectáculo de luces y sonido se siente el peso de la tradición, el respeto y la historia de uno de los lugares más fascinantes de toda Asia Central. Este será uno de los momentos inolvidables de quienes viajen hasta el corazón y los principales enclaves de la Ruta de la Seda en Uzbekistán.

Lejos del mar

Ciudades milenarias, desiertos pedregosos, personajes de leyenda, vestigios bolcheviques, monumentos y escenarios únicos y una cultura comercial cargada de tradiciones impregnan el recorrido por los principales enclaves de la Ruta de la Seda a su paso por Uzbekistán. El país de Asia Central, de tamaño similar a España, ha sido testigo de la ascensión y caída de grandes imperios, la creación de obras maestras arquitectónicas de proporciones considerables y la interacción de diferentes culturas y civilizaciones. Con una historia que se remonta a miles de años, Uzbekistán tiene además la particularidad de ser uno de los dos únicos países en el mundo separado del mar por más de dos fronteras. El otro es Liechtenstein.

Caravanas con seda y especias

Hay tres ciudades clave en Uzbekistán vinculadas a la legendaria Ruta de la Seda: Samarcanda, Bukhara y Khiva. Solo pronunciar el nombre de la primera ya evoca tierras lejanas de misterio y aventura, de personajes como Alejandro Magno, Marco Polo o el malvado Gengis Khan, de largas caravanas cruzando los áridos desiertos de Asia Central con sus camellos cargados de especias y seda. Incluso su nombre suena a ciudad inventada y mítica que solo figura en narraciones de nómadas cargadas de exageraciones. Pero Samarcanda existe, sí, desde hace más de dos mil años, y fue la gran capital timúrida del conquistador Tamerlán, cuyo nombre va indisolublemente unido al devenir de esta ciudad.

El nombre de Samarcanda va asimismo unido de forma indisoluble a la Ruta de la Seda, el conjunto de caminos que arrancaban desde China y pasaban por India y Asia Menor hasta llegar a Turquía, Grecia y Roma. Su nombre se debe a que durante muchos años la seda se utilizaba como patrón de cambio para el mercadeo, no porque solo se comerciara con este preciado producto.

El primer español del que se tiene constancia que viajó a Samarcanda fue Ruy González de Clavijo, enviado al inicio del siglo XV por el rey castellano Enrique III

El primer español del que se tiene constancia que viajó a Samarcanda fue Ruy González de Clavijo, enviado al inicio del siglo XV por el rey castellano Enrique III en una embajada para generar una alianza contra los turcos con el entonces invencible Tamerlán. González de Clavijo llegó a Samarcanda en 1404 y de aquel viaje queda la crónica o libro de viaje Vida y hazañas del gran Tamorlán, con la descripción de las tierras de su imperio y señorío.

La Plaza Registán

La postal de Uzbekistán y de Samarcanda es esta plaza que Tamerlán mandó reconstruir a finales del siglo XIV y que hoy forman tres madrazas de cúpulas azules y puertas grandiosas cubiertas de mayólica; una data del siglo XV (Ulugbek) y las otras dos del XVII (Sher-Dor y Tilla-Kari). Donde el líder timúrida mostraba a su pueblo las cabezas de sus enemigos ensartadas en su lanza hoy es lugar de culto, estudio, tradición y veneración musulmana. Cada madraza alberga una mezquita en su interior y muchas celdas de los estudiantes están hoy ocupadas bien por pequeños museos, bien por tiendas de souvenirs. La entrada al recinto cuesta cinco euros y justo detrás busque el restaurante Emirhan, desde cuya terraza podrá cenar con vistas a la plaza.

La mezquita Bibi Khanum

Además de la Plaza de Registán no hay que dejar Samarcanda sin visitar la espectacular Mezquita de Bibi Khanum y el mausoleo del propio Tamerlán (Gur-e-Amir). Construida entre 1399 y 1404 con bellos mármoles procedentes de la India, la mezquita fue un regalo de Tamerlán a su esposa favorita (Bibi Khanum significa ... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}

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