Está situada en pleno casco histórico de la ciudad, no es propiedad del Ayuntamiento y es la única calle española que restringe el acceso a los peatones.
Ourense podría considerarse la gran desconocida de Galicia. No tiene playas, como el resto de provincias gallegas, ni tampoco es el destino turístico por excelencia la comunidad. Sin embargo, guarda un sinfín de tesoros que merece la pena descubrir. Los vinos, las termas o los puentes colgantes que conectan las dos orillas del río Miño a su paso por la ciudad son algunos de sus atractivos. Pero no los únicos.
Es una urbe pequeña, por lo que un buen plan es salir a caminar por sus calles para descubrir todos sus secretos. Una de las rutas preferidas es el paseo del río, pero hay quienes prefieren perderse por su casco antiguo. Su majestuosa Catedral de San Martiño o el emblemático Puente Romano cuentan la historia de la ciudad desde sus inicios.
Una calle 'privada' en medio de la ciudad
Entre todos sus secretos, hay uno que pasa desapercibido para muchos, pero que ha llamado la atención de algunos. Se trata de una curiosa calle situada en el centro de la ciudad que está cerrada al público. Tiene una verja y nadie puede cruzarla. Se trata del callejón Canella de la Sinagoga, que conecta la calle Lamas Carvajal con la plaza del Obispo Cesáreo. Está pegado a la Iglesia de Santa Eufemia, en pleno casco histórico.
La explicación de que este callejón esté cerrado al público es que no es un espacio público. Es una calle, sí. Pero no es propiedad del Ayuntamiento de Ourense, sino del obispado de la provincia. Los derechos de esta vía recaen sobre la Iglesia, que ha prohibido su paso. Podría decirse que es la única calle española que tiene un acceso restringido para los viandantes.
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