La paradoja andaluza: las lluvias que han mitigado los cortes de agua elevan el riesgo de incendios

La paradoja andaluza: las lluvias que han mitigado los cortes de agua elevan el riesgo de incendios

La Junta de Andalucía informaba días atrás de la relajación de las medidas de control del consumo de agua que impuso como consecuencia de la sequía persistente. Las lluvias que cayeron en otoño favorecieron la situación de la región. Unas precipitaciones que recargaron los embalses y acuíferos, pero que indirectamente ha generado combustible para el otro gran riesgo de la comunidad: el fuego. Esa agua tan necesaria ha provocado una explosión verde en los montes andaluces que alimentaría la voracidad de los incendios forestales.

Es una de las advertencias que ha realizado el consejero de Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa, Antonio Sanz, ante el inicio de un periodo de alto riesgo que las llamas han inaugurado calcinando 600 hectáreas de zona verde en Tarifa (Cádiz) y 1.800 de superficie espartizal en Níjar (Almería).

Isabel Vázquez es técnico analista de la Unidad Técnica de Análisis del Fuego (UTAF) del Plan Infoca. Su lugar de trabajo podría equipararse al puesto de mando de una aeronave. Explica que frente a ella tiene cuatro monitores y un proyector. Y por lo que desliza, suele trabajar con más pantallas. Su función es analizar multitud de variables —meteorológicas, topográficas y de combustible— para determinar el comportamiento de un incendio forestal y que, en base a esta información, sus compañeros que están en la vanguardia contra el fuego puedan trazar la mejor estrategia de ataque.

Jose Luis Gallego

Lleva desde 2009 en el dispositivo andaluz antiincendios y acumula experiencia suficiente para sentenciar que este año "tenemos mucho pasto seco y los incendios van a correr mucho". La explicación es que "venimos de un largo periodo de sequía que nos genera problemas en algunas zonas forestales cuya vegetación está estresada hídricamente". A esta circunstancia se une que las lluvias caídas en marzo han reverdecido montes y bosques y "los que vivimos con el fuego sabemos que eso es un arma de doble filo", ya que "estamos en un contexto mediterráneo y eso implica verano largo, cálido y muy seco".

El pasto y el matorral, así como algunas especies de árboles que cuando llega la época estival se deshidratan, "están secos en un porcentaje muy alto". Y el motivo principal es que, a las precipitaciones de hace tres meses, que fueron un alivio para los pantanos, han seguido un abril y un mayo "muy secos" que han provocado que haya "más carga de combustible vegetal".

EFE

Un escenario en el que se dispara lo que los especialistas en la lucha contra el fuego llaman "disponibilidad de la vegetación para arder". "La realidad es que, a día de hoy, nuestros bosques están llenos de pasto fino preparado para arder", advierte Vázquez, que explica que, "una vez que esta vegetación se seca, pierde la humedad en función de la atmósfera".

La técnico analista, en este contexto, remarca que el viento es un factor determinante para la propagación de las llamas. No sólo por su velocidad, sino por su procedencia. "Cuando sopla levante, entra por la zona oriental de la región; y al llegar a la mitad occidental, Sevilla, Huelva, Cádiz, se ha transformado en un viento muy fuerte y seco porque en su trayecto ha perdido la humedad", detalla la experta, que aclara que con poniente ocurre algo parecido: "En ese caso, la situación en Almería es muy problemática", y se complica en Málaga "por su topografía".

"Analizamos cómo se va a comportar el fuego una vez declarado; y cómo interaccionan los distintos factores implicados en su comportamiento"

Su trabajo, así como el de sus compañeros, será tratar de evitar que las llamas devoren todo este combustible natural y nos dejen tragedias como el gran incendio de la Costa del Sol o el que afectó al espacio natural de Sierra Bermeja. Para ello, "analizamos cómo se va a comportar el fuego una vez declarado; y cómo interaccionan los distintos factores implicados en su comportamiento, tanto a corto, como a medio plazo". "Eso sirve para asesorar al director de extinción sobre las mejores estrategias que se pueden llevar a cabo para sofocarlo de forma segura para la población y los bomberos forestales".

Isabel Vázquez detalla que examinan aspectos como la meteorología, la topografía y el combustible vegetal de la zona afectada. Cada uno, a su vez, "tiene un montón de variables a estudiar". Como temperatura, humedad relativa, horas de insolación, nubosidad, viento, velocidad y dirección del mismo, inestabilidad o estabilidad atmosférica… "Y esto sólo en el campo de la meteorología". En el de la topografía, por ejemplo, "tenemos la pendiente del terreno y la altitud". Si hablamos de los combustibles, "hay mucha variedad".

"La interacción de todos estos parámetros genera escenarios y nuestra labor, basándonos en ellos, es tratar de minimizar la incertidumbre en la toma de decisiones", señala la analista, que, sin embargo, reconoce que "haber visto muchos incendios y tener una historia detrás es de gran ayuda".

Pablo D. Almoguera. Málaga

La climatología será un factor clave en este escenario. El mes de junio ha arrancado con los termómetros superando los 40 grados en algunos puntos de la región y la previsión es que la situación no afloje en los meses de julio y agosto.

Vázquez explica que, "si ahora tuviéramos unas precipitaciones significativas, bien repartidas y durante varios días, algunas de las especies deshidratadas estarían disponibles para arder más tarde". Lo cual restaría carga de combustible al monte durante el periodo de riesgo máximo.

Pero la esperanza de que se materialice este escenario es remota. "No se descarta que pueda llover algo, pero no será relevante", explica Juan de Dios del Pino, delegado en Andalucía de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que avisa que se ha estimado una anomalía térmica de medio a un grado en la zona de la costa. Esta oscilación, "aunque pueda parecer poca cosa, es importante", apunta el experto, que añade que la situación será más compleja en las zonas de interior, donde el desfase será de uno a dos grados. En Andalucía "se esperan temperaturas por encima de la media", concluye.



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