España lidera Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano, que patrullan el sur de Líbano desde el año 2006.
"La situación en el Líbano está caracterizada por la inestabilidad, incertidumbre e imprevisibilidad". Con estas palabras ha calificado este miércoles el general de brigada Pablo Gómez Lera, jefe del contingente español en el sector Este de la misión de la FINUL (Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano), la realidad que se está viviendo desde hace meses en la frontera entre el Estado libanés e Israel. Lera ha confirmado durante una videoconferencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles, con los mandos de varias misiones y contingentes españoles, que desde que comenzó la guerra en Gaza se ha producido "casi 900 incidentes" en la zona que divide ambos países.
Según el general de brigada, de estos incidentes "un total de 370 han sido severos, lo que implica acciones de fuego a uno y otro lado". El Ejército israelí y el partido milicia chií Hizbulá, que controla buena parte del sur del Líbano, llevan desde mediados de octubre enzarzados en un fuego cruzado. Los primeros bombardeos comenzaron cuando el grupo libanés atacó Israel como respuesta a la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza. Desde entonces las hostilidades han sido constantes; el último este mismo martes con nueve ataques, entre ellos uno con múltiples drones.
Las tropas españolas (como parte de los cascos azules) se encuentran desde 2006 en la conocida como Blue Line, un espacio entre Líbano e Israel establecido años antes por la ONU tras la primera guerra entre ambos países. Más de 10.500 personas de 40 naciones están desplegadas con la FINUL, liderada por el general español Aroldo Lázaro. España contribuye a la misión de paz con alrededor de 650 militares.
Los ataques del último medio año han sido los más graves que se recuerdan desde que España está presente y desde Naciones Unidas han alertado del peligro de una escalada en esta región. El contingente de la ONU está centrado en mantener las actividades operativas que tienen planificadas, a pesar de haber tenido que incrementar las medidas de seguridad. "Estamos haciendo entre 235 y 250 al día. A causa del ataque de Irán del mes pasado tuvimos que cancelar algunos, pero ya hemos retomado el ritmo normal de operaciones", reconoce Lera. "No estamos todo el día metidos en los búnkeres", ha puntualizado, cifrando en menos de un 12% el porcentaje de labores que se ven suspendidas por los incidentes.
Los ataques de los últimos días han coincidido con los preparativos para el inminente relevo que se realizará entre los próximos 14 y 25 de mayo. El general de brigada reconoce una frustración generalizada por no "conseguir el cese de la violencia", pero satisfacción por "ser percibidos por la población como la delgada línea azul que quizás les esta separando de una guerra total", explica. La ministra Robles ha afirmado que todos "deberían saber el gran papel que están haciendo para preservar la paz en una zona tan complicada y difícil", antes de asegurar que "España tiene una deuda de gratitud".
Preguntado por la situación de la población libanesa, desde este contingente de la FINUL aseguran que hay cerca de 92 mil desplazados en toda la zona sur del Líbano y que prácticamente 85% de ellos están alojados con familias en otros sitios y 15% tienen segunda vivienda o han alquilado algo. "Impresiona ver la Blue Line está prácticamente vacía y el nivel de destrucción de las poblaciones. La naturaleza del pueblo Libanés es ser resiliente y estoy seguro que en el momento en el que haya 48 horas de calma habrá atasco para volver a las casas", agrega Gómez Lera.
El militar español reconoce que las ganas de volver a rehacer sus vidas podría enfrentarse también con el hecho de que muchos proyectiles han caído en campos y no han explosionado. "En una región agrícola como es esta, la presencia de estos artilugios sin explosionar preocupan mucho", sentencia.
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